En la base de la identidad del arte islámico se dan
varios hechos. Uno religioso, pues el Islam trasciende a todos los órdenes de
la vida. Otro político y cultural, pues el Islam ocupa áreas con un pasado
cultural, político y administrativo. En un principio, el arte islámico cuenta
tan solo con sus preceptos religiosos, aceptando el arte de los pueblos que
somete. Elementos primordiales serán el colorido y detallismo de la decoración
bizantina y los motivos animados sasánidas.
REPASO HISTÓRICO
Dentro de la península arábiga hay que destacar dos
regiones: Yemen con antiguas culturas hidráulicas y al norte el Hiyaz con la
Meca. La atomización política se corresponde con el culto a numerosas deidades.
En el año 622, el de la Hégira, Mahoma se instala en Medina. Allí se construye
una casa. La oración la hace en una explanada suburbana que se llama la musalla.
La mezquita será la trasposición de la musalla al espacio urbano. La palabra
Islam significa sumisión del creyente ante la voluntad de Dios. Es la religión
del libro: el Corán.
Desde la península arábiga se van a extender los
musulmanes por todo Próximo Oriente, por el norte de África y la Península
Ibérica, hacia Oriente llegan hasta la India, Indonesia y Filipinas, por el
norte ocupa el antiguo Imperio Bizantino y llega por los Balcanes hasta el
Danubio. Primero hay una unidad religiosa y política. Dependiendo primero de La
Meca, luego de Damasco y después de Bagdad. Allí donde se instalan los
musulmanes llevan sus creencias religiosas, e integran las tradiciones de lo
preexistente en la región. De esta manera el arte islámico es a la vez que muy
diverso, uniforme por tener unas claras señas de identidad propias.
Entre los siglos XI y XVII el imperio musulmán se
disgrega. En Al-Andalus, almorávides y almohades muestran la adaptación del
arte a los vaivenes políticos y religiosos. Sorprende la capacidad de
hibridación del arte mudéjar. En la zona oriental destaca la zona iraní con sus
cúpulas bulbosas y edificios coloristas.
En 1453 por fin toman los turcos Constantinopla.
Inician una expansión imparable que hace del mediterráneo un mar musulmán. En
ellos se puede ver el último concepto general de arte islámico. Suman
influencias helenísticas y bizantinas al concepto europeo de estilo. Surge en
Estambul una arquitectura de gran calidad constructiva con una composición
racional y grandiosa, parejo a los ejemplos de Justiniano.
FUNDAMENTOS
1. Cronología
La historia del Islam
arranca en el año 622 con la huida de Mahoma hacia Yatrib (Medina), conocida
como la Hégira. Podemos hacer una distinción entre cuatro etapas fundamentales:
-
Mahoma y los
cuatro califas electivos (622-661). No
hay apenas manifestaciones artísticas, se reaprovechan monumentos anteriores y
se disponen sencillas explanadas como lugar de oración.
-
Dinastía Omeya (661-750). Debido al peso de los nuevos territorios
conquistados, el centro de gravedad político se desplaza hacia Siria, siendo
Damasco la nueva capital. Construcción de la Cúpula de la Roca y las mezquitas
de Damasco y al-Aqsa, que sirven de modelos para las mezquitas aljama, es
decir, con sala hipóstila.
-
Dinastía Abbasí (750-1258). La política de la nueva dinastía hace
trasladar la capital a Bagdad, con lo que se introducen las llamadas novedades
iraquíes, cuyo elemento principal es el antiguo arte de trabajar el ladrillo de
la Mesopotamia antigua, junto con algunas formas particulares.
Durante la dinastía Abbasí hay una disgregación
política que rompe la unidad del Islam, por lo que el estudio el arte islámico
se convierte en una multitud de artes nacionales. De todos ellos el más
importante es el que se desarrolla con el califato de Córdoba, donde el único
superviviente de la dinastía Omeya funda un emirato independiente y después un
califato.
2. Principios
fundamentales
Iconofobia. Con los Omeyas encontramos representaciones figuradas similares a
las del repertorio civil del cristianismo oriental. La iconofobia se fragua en
época abbasí. La escuela teológica Mutazila, basándose en el
razonamiento cristiano-aristotélico, pretende purificar el Corán de
interpretaciones simplistas, es decir, popular y antropomórfica. La escuela
toma cuerpo en el primer tercio del siglo IX, abriendo un desierto iconográfico
hasta el siglo XIII. Se inventan las tradiciones o ahadit donde se insiste en
la idea de que quien crea imágenes comete el sacrilegio de parangonarse con el
Creador. La tendencia anicónica obliga al artista a volcar su creatividad en el
color, pero obviando el claroscuro, porque la tradición vedaba las sombras. Dominan
verdes y azules con fondos oro. En Al-Andalus se siguió la ortodoxia sunni
maliki, pero por contacto con los reinos cristianos aparecen temas figurados en
la Córdoba del siglo X. En oriente a principios del siglo XI aparecen
ilustraciones figuradas en los libros. Estas representaciones se reducen al
ámbito privado.
Geometría. Una parte sustancial de la expresión viene guiada por pautas planas
o tridimensionales, constituidas por lados, vértices y elementos de simetría de
figuras complejas pero siempre precisas, repetitivas y exactas: polígonos y
poliedros regulares. En algunos edificios la geometría tridimensional domina
toda la obra, como en la Cúpula de la Roca. A fines del siglo IX en
Nisapur aparecen unas pequeñas formas prismáticas llamadas mocárabes,
conocida en Europa como arabesco. En Córdoba aparece una decoración vegetal
geometrizada que se llamará ataurique. También hay que destacar las
tramas de rombos mixtilíneos.
3.
Epigrafía.
Además de la geometría, un elemento fundamental es la epigrafía. En letra
minúscula nasji cubren largos frisos con distintas sunnas extraídas del Corán.
De esta forma representan lo más sagrado que hay en la religión islámica, la
palabra del Profeta. La mayúscula es la cúfica.
ARQUITECTURA
En lo que se refiere a los trazados, fueron
más rígidos, nítidos y generales cuando la construcción dependió de la
sillería. En los órdenes aceptan el desarrollo tópico de la columna,
incluso la dispersión de proporciones que les ofrece. En los capiteles surgen
variantes regionales siguiendo modelos romanos y bizantinos. Aparecen los
capiteles de pencas, de avispero con trépano o la incorporación de mocárabes.
En la decoración conviene insistir por su
importancia en los mocárabes, sin olvidar las decoraciones vegetales,
geométricas y epigráficas. El material es muy diverso. El tapial,
ladrillo y piedra junto con la cal como conglomerante son la base de las
estructuras islámicas, usando las maderas para las cubiertas. Los materiales
sufren un proceso de empobrecimiento en beneficio de un bajo coste y una rápida
ejecución. Para decorar el interior de las cubiertas es frecuente el uso de artesonados.
Se caracterizan por sus tirantes pareados y autónomos respecto al reparto de
los restantes miembros de la cubierta.
En los soportes se confió mucho más en la
masa de muros y pilares que la concentración de esfuerzos en puntos
determinados. La arquitectura cordobesa manifestó una fuerte tendencia a
emplear cánones estereotipados como los modillones de rollos, que
reducía el efecto vertical del pilar sobre columna. Los arcos se
emplearon de todo tipo de trazados, sobre todo mixtilíneos. Las largas tiras de
arcos en las mezquitas obligaron al uso de tirantes, a veces de forma
ortopédica. En Córdoba se solucionó el problema con la doble arquería. Elemento
característico en Al-Andalus será el alfiz que dio estabilidad visual al arco.
Las bóvedas repiten similares falseamientos a los de los arcos. Dan dos
soluciones, formar entramados de nervios dibujando un polígono tridimensional,
y simplemente incluir mocárabes.
La mezquita
En poco tiempo el Islam se expande por Siria,
Palestina, Persia y Egipto. Al principio, para la oración del viernes ocupan
distintos edificios públicos o acotan espacios despejados que servirán para la
oración y como campamentos militares. El Profeta condenaba que se gastara el
dinero del creyente en construir templos, pero al entrar en contacto el Islam
con culturas que poseían ricos monumentos religiosos, pronto emprenderán la
construcción de impresionantes
mezquitas.
La estructura de una mezquita es simple. Se accede
por varias puertas a un patio descubierto (sahn), donde se encuentra una
fuente (midaá) para las abluciones rituales (sabil). Desde este
patio se accede a la sala hipóstila (haram) con cubrición adintelada. La
orientación de un muro (kibla) hacia la Kaaba queda señalada por un
nicho vacío (mihrab). Ante el aumento del número de fieles se construye
una torre elevada (alminar) para llamar a la oración. De esta forma
quedan fijados los principios básicos e imprescindibles de una mezquita. En
tiempos de Muawiya (658-680) se delimita un espacio para separar al
califa del resto de los fieles (maqsura). Para que la oración llegue a
todos los fieles se dispone un trono elevado (mimbar) para el Imán. Se
puede hacer una clasificación tipológica:
-
Mezquita aljama.
De forma rectangular para resolver los problemas de acceso y visión.
-
Mezquita de
planta central. Se inspira en los martyria paleocristianos.
-
Mezquita en iwan.
De origen persa, responden a un esquema de patio cuyos cuatro lados se cierran
con exedras u hornacinas abovedadas.
-
Mezquita moderna
o de cúpula. Presidida por una gran cúpula que articula la estructura.
La Cúpula de la Roca, vulgarmente llamada
Mezquita de Umar, se termina de construir en 691. Tiene una enorme influencia
del arte bizantino y de los martiria paleocristianos, debido entre otras
razones a ser levantada por trabajadores locales. De planta octogonal, tiene un
doble deambulatorio en torno al espacio donde se encuentra la roca donde según
la tradición sucedió el episodio bíblico del sacrificio de Isaac, y que es
también el lugar desde donde el Profeta subió a los cielos. La cúpula es de
media naranja, dorada al exterior y al interior cubierto de mosaicos con una
profusa decoración geométrica, siguiendo el arte bizantino. Toda la decoración
del interior de la cúpula y la exterior corresponde a las obras hechas en época
otomana (1552). La intención que tuvo el califa Abd al-Malik con su
construcción es doble, por un lado contrarrestar la importancia del templo
cristiano del Santo Sepulcro, y por otro lado formar un nuevo centro de
peregrinación más próximo de Damasco.
En cambio, la Mezquita de Damasco, construida
entre 707 y 715, tendrá verdadera trascendencia posterior. Cuando la ciudad es
conquistada por los musulmanes, estos comparten con los cristianos la iglesia
de San Juan Bautista, que antes fue el solar del templo de Júpiter. Cuando la
comunidad islámica crece, se convierte exclusivamente en mezquita y se
aprovechan los muros del antiguo templo romano, disponiendo el muro sur como
qibla, de tal forma que las tres naves son paralelas al muro de la qibla. A la
altura del mihrab sitúan una nave transversal que se remata con una cúpula.
Dispone ya de todos los elementos fundamentales de la mezquita. Para dar mayor
altura a las naves, sobre una primera fila de columnas, coloca otra superior
con pilares (las columnas enanas actuales son producto de una restauración de
1893). El acceso a la sala hipostila o haram es a través de un patio o sahn
cuadrado cuya forma recuerda a los foros o mercados romanos. La influencia
romana y bizantina es también clara en Damasco.
En Jerusalem se
levante entre el 709 y 715 la Mezquita de al-Aqsa, que inaugura las
mezquitas con naves perpendiculares al muro de la qibla. Se construyen siete
naves, aunque sufrirá modificaciones posteriores. Forma conjunto con la Cúpula
de la Roca, siguiendo el modelo de época constantiniana donde se combinaban
edificios de planta basilical y otros de planta central.
La llegada de los abbasies supone la entrada de la
vieja arquitectura mesopotámica de ladrillo y sin columnas en el arte islámico.
Instalan la capital en Bagdad, y destaca de entre lo conservado el alminar
de Samarra, cerca de la capital, cuya forma responde a la tipología de torres
del silencio mesopotámicas. Tiene forma de cono con una rampa helicoidal de
ascenso. En esta ciudad, habitada solo durante el siglo IX, todas las
construcciones se caracterizaban por las proporciones gigantescas. En Egipto,
Ahmed Ibn Tulum, construye una mezquita fijándose en las novedades de Bagdad,
que se llamará la Mezquita de Ibn Tulum, construida en el año 872. Esta
mezquita abbasí sustituye las columnas exentas por pilares alargados, su
decoración es plana. Los arcos que se abren al patio son apuntados. La parte
superior del alminar es helicoidal, según el modelo de la mezquita de Samarra.
En el 670 se funda Kairuan, que integrará todas las
conquistas que se hagan hacia occidente. Durante el siglo IX los abbasíes van a
conceder mucha importancia al emirato independiente aglabí, que sirve como
contención frente a los omeyas cordobeses. La Mezquita de Kairuan, de
principios del siglo IX, aprovecha columnas y capiteles clásicos, sobre los que
ponen cimacios que sustentan arcos de herradura. Los arcos están asegurados con
tirantes. Está formada por diecisiete naves perpendiculares a la qibla, con una
paralela junto al muro de la qibla y la central frente al mihrab más ancha, con
lo que tiene planta en forma de “T”. Tiene influencia de modelos cordobeses y a
su vez influirá en las ampliaciones de la misma mezquita cordobesa.
El palacio
Las residencias palaciegas quisieron parecer
fortificaciones romanas, castillos de planta cuadrada torreados. Encontramos
las ciudades-palacio, pequeñas edificaciones rodeadas de muralla. También los
palacios-villa, siguiendo el modelo romano de residencia en el campo. Cada
patio define un conjunto funcional concreto. Se divide en tres partes, la parte
reservada para las visitas, llamada mexuar, la parte destinada a la vida
privada, el harén, y una tercera parte dedicada a los actos públicos y
celebraciones. Abundan los jardines. La austeridad del exterior contrasta con
la riqueza decorativa del interior. Los huecos exteriores son escasos,
destacando los balcones volados, de madera, con celosías. Podemos encontrar
decoraciones con animales, como sucede en Qusayr Amra (Jordania), donde las
paredes cuentan con mosaicos de temas de caza o el Patio de los Leones de la
Alhambra.
ARTES DECORATIVAS
La práctica inexistencia de escultura en el arte
islámico, el fuerte decorativismo y el refinado modo de vida, hacen que el arte
islámico tenga en las llamadas artes menores, un capítulo destacado.
La cerámica tuvo un gran desarrollo porque se
empleaba como cubrición de los pobres paramentos en los edificios y servía para
fabricar lujosas piezas para los palacios. Es de gran importancia el desarrollo
de la cerámica vidriada y el reflejo metálico. La renovación técnica que llega
de la mano del arte islámico es muy importante. La técnica minai consiste en la
cocción a distinta temperatura de los colores, permitiendo la policromía bajo
barniz. La cuerda seca, agilizó la fabricación de azulejos que podían cocerse
una sola vez sin que los colores se corrieran. Hubo muchos talleres importantes,
pero destaca la cerámica de Kashán, en Persia, donde combinaban el reflejo
metálico con el azul y el amarillo. Allí los contactos con China por la Ruta de
la Seda permite la llegada de técnicas y operarios que renuevan la cerámica
islámica. En Siria el principal centro productor fue Raqqa. Ya en la época
moderna destaca la cerámica Iznik, de los otomanos, que incorpora en su barro
polvo de mármol, produce objetos muy resistentes y pesados. Además el alto
contenido en sílice permite una perfecta vitrificación y un colorido brillante.
La influencia de la cerámica azul y blanca Ming es evidente en la decoración.
El vidrio tendrá un gran desarrollo por ser
empleado para las lámparas de las mezquitas. Tenían una decoración esmaltada en
frío. La boca en forma troncocónica invertida, uniéndose a otra parte globular
con una base. Había unas asas dispuestas en el cuerpo globular para poder
suspender la lámpara con cuerdas. Los talleres de El Cairo fueron los más
importantes, renaciendo allí la técnica del tallado del vidrio, olvidada desde
la Antigüedad.
La madera era empleada en las mezquitas para
cubrir las techumbres, formando complicados artesonados. Piezas geométricas que
se iban enlazando y falseaban las formas estructurales. Es importante también
para diversas partes de la mezquita como la maqsura, el mimbar. Una de las
grandes aportaciones es la taracea. Técnica consistentes en embutir sobre
madera maciza, otras maderas de distinta tonalidad o pequeños trozos de hueso y
nácar.
Los tejidos fueron muy apreciados en
occidente, y una de las manufacturas más importantes en el mundo islámico. La
calidad técnica es altísima y es frecuente la incorporación de hilos de oro que
pone estos objetos al alcance de muy pocos. Las alfombras tienen una
importancia ritual porque se utilizaban para realizar las cinco oraciones
diarias. Además de estas, que eran de pequeño tamaño, las mayores cubrían los
suelos de las mezquitas. La decoración se geometriza hasta el extremo de ser
irreconocibles los motivos. Suelen tener un motivo central y numerosas cenefas.
Se hacían tanto de lana como de seda.
EL ARTE ISLÁMICO ESPAÑOL
Los musulmanes llegan a la península Ibérica en el
siglo VIII y desaparece el último reino musulmán, el de Granada, a finales del
XV. Durante este tiempo se desarrolla un arte islámico de gran riqueza, que
dejará una fuerte impronta en el arte cristiano peninsular medieval y moderno.
Tendrá una prolongación en el conocido como arte mudéjar, que mantiene las
técnicas constructivas islámica pero sobre estructuras propias del arte
cristiano.
Época cordobesa (711-1031)
Aunque políticamente se divide tres (emirato
dependiente, emirato independiente y califato), desde el punto de vista
artístico puede considerarse como un periodo homogéneo, marcado por las
convenciones propias del arte omeya. En un primer momento hay un
reaprovechamiento de materiales procedentes de tiempos romanos y visigodos. Más
adelante se va a ir configurando un arte propiamente andalusí. El monumento más
importante de este momento es la mezquita de Córdoba.
Cuando los musulmanes llegan a Córdoba comparten con
los cristianos el uso de la iglesia de San Vicente. Ya en tiempos del primer
emir independiente, Abd al-Rahman I
los musulmanes se quedan con la iglesia para construir en su solar una mezquita
aprovechando para ello las columnas y capiteles de esta. Las obras se
desarrollan entre el 786 y 788. Se proyecta una mezquita aljama, con once naves
perpendiculares al muro de la qibla, siendo la central que desemboca en el
mihrab más ancha. El muro de la qibla está orientado hacia el sur, quizá
señalando el camino para peregrinar a La Meca o por influencia de las mequitas
sirias que se orientaban hacia el sur. Incorpora un elemento característico que
es la doble arquería para ganar altura y evitar el atirantado. Hay una columna
con capitel y cimacio, del cual arrancan arcos de herradura y encima unos
pilares de los cuales salen arcos de medio punto. Los arcos combinan la piedra
blanca y el ladrillo rojo, resultando un juego bicromático en las dovelas. Los
elementos constructivos son de origen romano y visigodo, con diferentes
dimensiones. Sobre las columnas se colocaron cimacios para igualar las alturas
y los modillones de rollos para contrarrestar el efecto vertical de columna y
pilar superpuestos. El constante aumento de la comunidad islámica cordobesa
obliga a sucesivas ampliaciones. Abd al-Rahman II, en 848, derriba el
muro de la qibla y prolonga las once naves hacia el sur. Esta ampliación es la
peor conservada, pues la mayor parte de su espacio está ocupado por la catedral
gótica de Córdoba que se hizo dentro de la mezquita. Abd al-Rahman III
amplia el shan y construye un nuevo alminar (del cual hoy solo se conserva una
parte tapada por obra renacentista) entre 951 y 952.
La ampliación más importante es la de al-Hakem II,
entre 962 y 971que prolonga las naves hacia el sur y construye la actual qibla,
mihrab y maqsura. Hace venir artistas bizantinos para realizar los mosaicos,
alterna dovelas lisas con otras decoradas, entrecruza arcos polilobulados y
levanta cúpulas con nervios cruzados que dejan libre el espacio central. La
planta toma forma de “T” al disponer dos cúpulas en el inicio y final de la
nave central y otras dos a los lados de la que queda frente al mihrab. La
ampliación de Almanzor, 987-988, es simplemente cuantitativa,
incorporando ocho naves más y repitiendo el repertorio decorativo de la forma
más simple.
La obra civil más
importante del momento es Medina Azahara, la gran ciudad palatina
fundada por Abd al-Rahman III en 936 y posteriormente abandonada e incendiada
en 1010. Residencia palaciega de los califas, a cinco kilómetros de Córdoba,
hasta ahora se ha descubierto una pequeña parte. Fue el taller donde se
originaron las novedades que luego quedas plasmadas en la ampliación de al-Hakem
de la mezquita de Córdoba. Saqueada durante siglos, sus materiales se llevan
para otros edificios de Córdoba, Sevilla e incluso norte de África. Construida
con piedra caliza, se cubría este pobre paramento con enlucido policromado,
placas de mármol talladas o escayolas con decoraciones geométricas y vegetales.
De aquí tomarían los trabajadores de la mezquita de Córdoba la forma del arco
de herradura con dovelas que alternan no solo en color, sino en decoración
geométrica.
Durante la época del
califato adquieren una importancia capital las artes decorativas, conservándose
muchos objetos gracias al aprecio que se tenía en los reinos cristianos a
muchos de los objetos hechos por los musulmanes. La eboraria, el arte de
tallar el marfil, tuvo en los talleres cordobeses a sus mejores artífices. Son
piezas de ajuar femenino, botes generalmente. Tienen forma cilíndrica con tapa
semiesférica o bien son arquetas rectangulares con tapa en forma de piramidal
truncada. Su decoración es vegetal,
animal y epigráfica. Tuvieron mucha importancia en el desarrollo de la
talla románica en la península. La cerámica tendrá especial interés por la
realización de las piezas decoradas con verde y manganeso (morado) en platos
muy cóncavos y cántaros de doble asa. Por otro lado, por la importación de
azulejos decorados con cuerda seca y el reflejo metálico, que tendrán
posteriormente un gran desarrollo en el arte andalusí.
Reinos de Taifas (siglo XI)
La debilidad de la
capital cordobesa supone la desmembración del califato en múltiples reinos,
hacia los que van a emigrar los artistas que salen de la Córdoba en decadencia.
Hay un empobrecimiento en los materiales que se emplean en arquitectura,
predominando la argamasa, ladrillo y yeso, pero a la vez hay un enriquecimiento
decorativo, sobre en el aspecto vegetal y florido. Uno de los monumentos
principales es la Aljafería de Zaragoza, donde sigue la tradición
cordobesa e incorpora el arco mixtilíneo que combina líneas curvas y ángulos
rectos. Esta construcción ha sufrido muchas transformaciones y restauraciones
posteriores.
Dependiente de la
taifa de Toledo, hay en el segundo cuatro del siglo XI un taller de talla de
marfil en Cuenca, que tendrá mucha importancia, al ser continuador del que muy
probablemente se encontraba en Medina Azahara y Córdoba en época califal.
Almorávides y Almohades (siglo XII)
Después de la caída
de Toledo (1085), algunos reyes taifas llaman en su ayuda a pueblos procedentes
del norte de África. Son dos invasiones sucesivas, primero los almorávides, que
derrotan a castellano-leoneses en Sagrajas (1086), y después los almohades, que
vencen en la batalla de Alarcos (1195). Estos pueblos de tradición nómada,
fundamentalistas y radicales acaban con los reinos taifas momentáneamente,
unificando Al Andalus. Ambos acaban acomodándose y degerenado en la formación
de nuevas taifas. En la batalla de las Navas de Tolosa (1212) los almohades son
derrotados definitivamente y los reinos cristianos completan la reconquista en
apenas cuarenta años, excepción hecha del reino de Granada.
Los almorávides
van a extender la influencia del arte andalusí por todo el Magreb, siendo de
destacar esta en la construcción de las mezquitas de Tremecén, Fez, Marrakech.
Configuran un imperio musulmán a ambos lados del estrecho. Son sustituidos por
los almohades, cuya obra más importante es la mezquita de Sevilla, de la
cual hoy solo conservamos el sahn (actual patio de los naranjos) y la Giralda,
antigua torre alminar. El resto fue demolido para construir la actual catedral
gótica en su solar. Destaca en la Giralda la estructura de doble torre con
rampa de ascenso entre ambas, y ventanas que se abren en los cuatro lados. Al
exterior decoración en tres calles verticales, las dos laterales con paños
de sebka y la central con los vanos de iluminación. Construida ya durante
los años del avance de los castellanos tras la Navas de Tolosa, la Torre del
Oro en Sevilla es otro de los edificios almohades conservados. De planta
dodecagonal formaba parte del sistema defensivo de la ciudad.
Reino Nazarita de Granada (siglos XIII-XV)
Por razones geográficas, dado que estaban protegidos
por las altas montañas del sistema bético, agotamiento del empuje castellano o
conveniencia de mantener unas sustanciosas parias, el reino nazari de Granada
mantendrá sus independencia durante dos siglos y medio más, después del gran
avance cristiano del siglo XIII. Finalmente es sometido al poder castellano
después de la larga guerra sostenida por los Reyes Católicos entre 1480 y 1492.
En la arquitectura nazarí hay que distinguir dos
maneras distintas de construir. Por un lado aquella eminentemente funcional, de
las alcazabas, puertas de murallas y baños, donde los material son muy pobres,
frente a otra ornamentada donde la decoración oculta lo estructural y predominan
como elementos de cubrición los mármoles y azulejos en las partes más bajas y
escayolas
La Alhambra de Granada es una ciudad palacio.
Situada al margen del núcleo urbano pero en contacto con él. Podemos distinguir
dos núcleos diferentes, pero dentro del mismo recinto amurallado:
La Alcazaba. Fortificaciones con fines militares.
La Casa Real. Edificada en el siglo XIII, cuando
Granada se convierte en capital del reino nazarí. Distinguimos:
- El Mexuar. Para recibir a los súbditos e impartir
justicia.
- El palacio oficial, diwan o Cuarto de Comares. En
torno al patio de los Arrayanes, da paso al Salón de los Embajadores.
- El palacio privado, Harem o Cuarto de los Leones.
En torno al patio de los Leones.
La Casa Real se dispone funcionalmente en torno a
unos patios. No existe un centro arquitectónico delimitado. Así se provoca la
sorpresa continua y no se desprecian las proporciones humanas. Cada patio tiene
un eje axial de simetría, no transitable por tener un estanque, jardín,
surtidor o fuente. Es una arquitectura que solo se percibe mientras se anda.
La decoración juega un papel fundamental, pues llega
a transformar la percepción de la arquitectura. La pobreza de los materiales
requiere su ocultación. Madera para puertas y artesonados, haciendo lacerías.
Azulejo de tradición persa, en zócalos, con motivos geométricos. Yeso que
recubre el edificio con falsos elementos constructivos. Los calados, celosías y
la policromía tamizan la luz provocando efectos sorprendentes. El agua de los
estanques consigue un efecto de reflejo y otro sonoro, que llega a diversos
lugares del palacio. El jardín se inserta en los distintos puntos de vista que
ofrecen los interiores.
La Alhambra es una síntesis de la arquitectura
regia, heredera de la arquitectura helenística y romana. Es un monumento
singular, donde las formas son perfectas, ya que son usadas con plena
consciencia de sus posibilidades. La Alhambra alcanza su valor estético merced
a cuatro rasgos:
Cada unidad del palacio está concebida para ser
vista, apreciada y usada desde dentro.
Las formas alcanzan una gran sensualidad a través
de líneas y perfiles sinuosos de las superficies en movimiento.
La emoción estética que produce alcanza su mayor cota
en los ámbitos de uso privado.
Los diseños ornamentales, geométricos y lógicos
obedecen a leyes matemáticas pero evocan sensaciones de hechizo.
BIBLIOGRAFÍA
BORRÁS, G., El Islam. De Córdoba al Mudéjar, Introducción al
Arte Español, Madrid, Silex, 1990.
GRABAR, O.: La formación del arte islámico. Madrid, Cátedra,
1984.
HOAG, J.: Arquitectura islámica. Colección Universo de las
formas. Madrid, Aguilar.
PIJOAN, J.: Arte islámico. Summa Artis, vol.XII. Madrid,
Espasa-Calpe, 1949
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