TEMA 58. EL ARTE ISLÁMICO.

En la base de la identidad del arte islámico se dan varios hechos. Uno religioso, pues el Islam trasciende a todos los órdenes de la vida. Otro político y cultural, pues el Islam ocupa áreas con un pasado cultural, político y administrativo. En un principio, el arte islámico cuenta tan solo con sus preceptos religiosos, aceptando el arte de los pueblos que somete. Elementos primordiales serán el colorido y detallismo de la decoración bizantina y los motivos animados sasánidas.

REPASO HISTÓRICO
Dentro de la península arábiga hay que destacar dos regiones: Yemen con antiguas culturas hidráulicas y al norte el Hiyaz con la Meca. La atomización política se corresponde con el culto a numerosas deidades. En el año 622, el de la Hégira, Mahoma se instala en Medina. Allí se construye una casa. La oración la hace en una explanada suburbana que se llama la musalla. La mezquita será la trasposición de la musalla al espacio urbano. La palabra Islam significa sumisión del creyente ante la voluntad de Dios. Es la religión del libro: el Corán.
Desde la península arábiga se van a extender los musulmanes por todo Próximo Oriente, por el norte de África y la Península Ibérica, hacia Oriente llegan hasta la India, Indonesia y Filipinas, por el norte ocupa el antiguo Imperio Bizantino y llega por los Balcanes hasta el Danubio. Primero hay una unidad religiosa y política. Dependiendo primero de La Meca, luego de Damasco y después de Bagdad. Allí donde se instalan los musulmanes llevan sus creencias religiosas, e integran las tradiciones de lo preexistente en la región. De esta manera el arte islámico es a la vez que muy diverso, uniforme por tener unas claras señas de identidad propias.
Entre los siglos XI y XVII el imperio musulmán se disgrega. En Al-Andalus, almorávides y almohades muestran la adaptación del arte a los vaivenes políticos y religiosos. Sorprende la capacidad de hibridación del arte mudéjar. En la zona oriental destaca la zona iraní con sus cúpulas bulbosas y edificios coloristas.
En 1453 por fin toman los turcos Constantinopla. Inician una expansión imparable que hace del mediterráneo un mar musulmán. En ellos se puede ver el último concepto general de arte islámico. Suman influencias helenísticas y bizantinas al concepto europeo de estilo. Surge en Estambul una arquitectura de gran calidad constructiva con una composición racional y grandiosa, parejo a los ejemplos de Justiniano.
FUNDAMENTOS
1.      Cronología
            La historia del Islam arranca en el año 622 con la huida de Mahoma hacia Yatrib (Medina), conocida como la Hégira. Podemos hacer una distinción entre cuatro etapas fundamentales:
-          Mahoma y los cuatro califas electivos (622-661). No hay apenas manifestaciones artísticas, se reaprovechan monumentos anteriores y se disponen sencillas explanadas como lugar de oración.
-          Dinastía Omeya (661-750). Debido al peso de los nuevos territorios conquistados, el centro de gravedad político se desplaza hacia Siria, siendo Damasco la nueva capital. Construcción de la Cúpula de la Roca y las mezquitas de Damasco y al-Aqsa, que sirven de modelos para las mezquitas aljama, es decir, con sala hipóstila.
-          Dinastía Abbasí (750-1258). La política de la nueva dinastía hace trasladar la capital a Bagdad, con lo que se introducen las llamadas novedades iraquíes, cuyo elemento principal es el antiguo arte de trabajar el ladrillo de la Mesopotamia antigua, junto con algunas formas particulares.
Durante la dinastía Abbasí hay una disgregación política que rompe la unidad del Islam, por lo que el estudio el arte islámico se convierte en una multitud de artes nacionales. De todos ellos el más importante es el que se desarrolla con el califato de Córdoba, donde el único superviviente de la dinastía Omeya funda un emirato independiente y después un califato.
2.      Principios fundamentales
Iconofobia. Con los Omeyas encontramos representaciones figuradas similares a las del repertorio civil del cristianismo oriental. La iconofobia se fragua en época abbasí. La escuela teológica Mutazila, basándose en el razonamiento cristiano-aristotélico, pretende purificar el Corán de interpretaciones simplistas, es decir, popular y antropomórfica. La escuela toma cuerpo en el primer tercio del siglo IX, abriendo un desierto iconográfico hasta el siglo XIII. Se inventan las tradiciones o ahadit donde se insiste en la idea de que quien crea imágenes comete el sacrilegio de parangonarse con el Creador. La tendencia anicónica obliga al artista a volcar su creatividad en el color, pero obviando el claroscuro, porque la tradición vedaba las sombras. Dominan verdes y azules con fondos oro. En Al-Andalus se siguió la ortodoxia sunni maliki, pero por contacto con los reinos cristianos aparecen temas figurados en la Córdoba del siglo X. En oriente a principios del siglo XI aparecen ilustraciones figuradas en los libros. Estas representaciones se reducen al ámbito privado.
Geometría. Una parte sustancial de la expresión viene guiada por pautas planas o tridimensionales, constituidas por lados, vértices y elementos de simetría de figuras complejas pero siempre precisas, repetitivas y exactas: polígonos y poliedros regulares. En algunos edificios la geometría tridimensional domina toda la obra, como en la Cúpula de la Roca. A fines del siglo IX en Nisapur aparecen unas pequeñas formas prismáticas llamadas mocárabes, conocida en Europa como arabesco. En Córdoba aparece una decoración vegetal geometrizada que se llamará ataurique. También hay que destacar las tramas de rombos mixtilíneos.
3.     Epigrafía. Además de la geometría, un elemento fundamental es la epigrafía. En letra minúscula nasji cubren largos frisos con distintas sunnas extraídas del Corán. De esta forma representan lo más sagrado que hay en la religión islámica, la palabra del Profeta. La mayúscula es la cúfica.
ARQUITECTURA
En lo que se refiere a los trazados, fueron más rígidos, nítidos y generales cuando la construcción dependió de la sillería. En los órdenes aceptan el desarrollo tópico de la columna, incluso la dispersión de proporciones que les ofrece. En los capiteles surgen variantes regionales siguiendo modelos romanos y bizantinos. Aparecen los capiteles de pencas, de avispero con trépano o la incorporación de mocárabes.
En la decoración conviene insistir por su importancia en los mocárabes, sin olvidar las decoraciones vegetales, geométricas y epigráficas. El material es muy diverso. El tapial, ladrillo y piedra junto con la cal como conglomerante son la base de las estructuras islámicas, usando las maderas para las cubiertas. Los materiales sufren un proceso de empobrecimiento en beneficio de un bajo coste y una rápida ejecución. Para decorar el interior de las cubiertas es frecuente el uso de artesonados. Se caracterizan por sus tirantes pareados y autónomos respecto al reparto de los restantes miembros de la cubierta.
En los soportes se confió mucho más en la masa de muros y pilares que la concentración de esfuerzos en puntos determinados. La arquitectura cordobesa manifestó una fuerte tendencia a emplear cánones estereotipados como los modillones de rollos, que reducía el efecto vertical del pilar sobre columna. Los arcos se emplearon de todo tipo de trazados, sobre todo mixtilíneos. Las largas tiras de arcos en las mezquitas obligaron al uso de tirantes, a veces de forma ortopédica. En Córdoba se solucionó el problema con la doble arquería. Elemento característico en Al-Andalus será el alfiz que dio estabilidad visual al arco. Las bóvedas repiten similares falseamientos a los de los arcos. Dan dos soluciones, formar entramados de nervios dibujando un polígono tridimensional, y simplemente incluir mocárabes.
La mezquita
En poco tiempo el Islam se expande por Siria, Palestina, Persia y Egipto. Al principio, para la oración del viernes ocupan distintos edificios públicos o acotan espacios despejados que servirán para la oración y como campamentos militares. El Profeta condenaba que se gastara el dinero del creyente en construir templos, pero al entrar en contacto el Islam con culturas que poseían ricos monumentos religiosos, pronto emprenderán la construcción de impresionantes  mezquitas.
La estructura de una mezquita es simple. Se accede por varias puertas a un patio descubierto (sahn), donde se encuentra una fuente (midaá) para las abluciones rituales (sabil). Desde este patio se accede a la sala hipóstila (haram) con cubrición adintelada. La orientación de un muro (kibla) hacia la Kaaba queda señalada por un nicho vacío (mihrab). Ante el aumento del número de fieles se construye una torre elevada (alminar) para llamar a la oración. De esta forma quedan fijados los principios básicos e imprescindibles de una mezquita. En tiempos de Muawiya (658-680) se delimita un espacio para separar al califa del resto de los fieles (maqsura). Para que la oración llegue a todos los fieles se dispone un trono elevado (mimbar) para el Imán. Se puede hacer una clasificación tipológica:
-          Mezquita aljama. De forma rectangular para resolver los problemas de acceso y visión.
-          Mezquita de planta central. Se inspira en los martyria paleocristianos.
-          Mezquita en iwan. De origen persa, responden a un esquema de patio cuyos cuatro lados se cierran con exedras u hornacinas abovedadas.
-          Mezquita moderna o de cúpula. Presidida por una gran cúpula que articula la estructura.
La Cúpula de la Roca, vulgarmente llamada Mezquita de Umar, se termina de construir en 691. Tiene una enorme influencia del arte bizantino y de los martiria paleocristianos, debido entre otras razones a ser levantada por trabajadores locales. De planta octogonal, tiene un doble deambulatorio en torno al espacio donde se encuentra la roca donde según la tradición sucedió el episodio bíblico del sacrificio de Isaac, y que es también el lugar desde donde el Profeta subió a los cielos. La cúpula es de media naranja, dorada al exterior y al interior cubierto de mosaicos con una profusa decoración geométrica, siguiendo el arte bizantino. Toda la decoración del interior de la cúpula y la exterior corresponde a las obras hechas en época otomana (1552). La intención que tuvo el califa Abd al-Malik con su construcción es doble, por un lado contrarrestar la importancia del templo cristiano del Santo Sepulcro, y por otro lado formar un nuevo centro de peregrinación más próximo de Damasco.
En cambio, la Mezquita de Damasco, construida entre 707 y 715, tendrá verdadera trascendencia posterior. Cuando la ciudad es conquistada por los musulmanes, estos comparten con los cristianos la iglesia de San Juan Bautista, que antes fue el solar del templo de Júpiter. Cuando la comunidad islámica crece, se convierte exclusivamente en mezquita y se aprovechan los muros del antiguo templo romano, disponiendo el muro sur como qibla, de tal forma que las tres naves son paralelas al muro de la qibla. A la altura del mihrab sitúan una nave transversal que se remata con una cúpula. Dispone ya de todos los elementos fundamentales de la mezquita. Para dar mayor altura a las naves, sobre una primera fila de columnas, coloca otra superior con pilares (las columnas enanas actuales son producto de una restauración de 1893). El acceso a la sala hipostila o haram es a través de un patio o sahn cuadrado cuya forma recuerda a los foros o mercados romanos. La influencia romana y bizantina es también clara en Damasco.
            En Jerusalem se levante entre el 709 y 715 la Mezquita de al-Aqsa, que inaugura las mezquitas con naves perpendiculares al muro de la qibla. Se construyen siete naves, aunque sufrirá modificaciones posteriores. Forma conjunto con la Cúpula de la Roca, siguiendo el modelo de época constantiniana donde se combinaban edificios de planta basilical y otros de planta central.
La llegada de los abbasies supone la entrada de la vieja arquitectura mesopotámica de ladrillo y sin columnas en el arte islámico. Instalan la capital en Bagdad, y destaca de entre lo conservado el alminar de Samarra, cerca de la capital, cuya forma responde a la tipología de torres del silencio mesopotámicas. Tiene forma de cono con una rampa helicoidal de ascenso. En esta ciudad, habitada solo durante el siglo IX, todas las construcciones se caracterizaban por las proporciones gigantescas. En Egipto, Ahmed Ibn Tulum, construye una mezquita fijándose en las novedades de Bagdad, que se llamará la Mezquita de Ibn Tulum, construida en el año 872. Esta mezquita abbasí sustituye las columnas exentas por pilares alargados, su decoración es plana. Los arcos que se abren al patio son apuntados. La parte superior del alminar es helicoidal, según el modelo de la mezquita de Samarra.
En el 670 se funda Kairuan, que integrará todas las conquistas que se hagan hacia occidente. Durante el siglo IX los abbasíes van a conceder mucha importancia al emirato independiente aglabí, que sirve como contención frente a los omeyas cordobeses. La Mezquita de Kairuan, de principios del siglo IX, aprovecha columnas y capiteles clásicos, sobre los que ponen cimacios que sustentan arcos de herradura. Los arcos están asegurados con tirantes. Está formada por diecisiete naves perpendiculares a la qibla, con una paralela junto al muro de la qibla y la central frente al mihrab más ancha, con lo que tiene planta en forma de “T”. Tiene influencia de modelos cordobeses y a su vez influirá en las ampliaciones de la misma mezquita cordobesa.
El palacio
Las residencias palaciegas quisieron parecer fortificaciones romanas, castillos de planta cuadrada torreados. Encontramos las ciudades-palacio, pequeñas edificaciones rodeadas de muralla. También los palacios-villa, siguiendo el modelo romano de residencia en el campo. Cada patio define un conjunto funcional concreto. Se divide en tres partes, la parte reservada para las visitas, llamada mexuar, la parte destinada a la vida privada, el harén, y una tercera parte dedicada a los actos públicos y celebraciones. Abundan los jardines. La austeridad del exterior contrasta con la riqueza decorativa del interior. Los huecos exteriores son escasos, destacando los balcones volados, de madera, con celosías. Podemos encontrar decoraciones con animales, como sucede en Qusayr Amra (Jordania), donde las paredes cuentan con mosaicos de temas de caza o el Patio de los Leones de la Alhambra.
ARTES DECORATIVAS
La práctica inexistencia de escultura en el arte islámico, el fuerte decorativismo y el refinado modo de vida, hacen que el arte islámico tenga en las llamadas artes menores, un capítulo destacado.
La cerámica tuvo un gran desarrollo porque se empleaba como cubrición de los pobres paramentos en los edificios y servía para fabricar lujosas piezas para los palacios. Es de gran importancia el desarrollo de la cerámica vidriada y el reflejo metálico. La renovación técnica que llega de la mano del arte islámico es muy importante. La técnica minai consiste en la cocción a distinta temperatura de los colores, permitiendo la policromía bajo barniz. La cuerda seca, agilizó la fabricación de azulejos que podían cocerse una sola vez sin que los colores se corrieran. Hubo muchos talleres importantes, pero destaca la cerámica de Kashán, en Persia, donde combinaban el reflejo metálico con el azul y el amarillo. Allí los contactos con China por la Ruta de la Seda permite la llegada de técnicas y operarios que renuevan la cerámica islámica. En Siria el principal centro productor fue Raqqa. Ya en la época moderna destaca la cerámica Iznik, de los otomanos, que incorpora en su barro polvo de mármol, produce objetos muy resistentes y pesados. Además el alto contenido en sílice permite una perfecta vitrificación y un colorido brillante. La influencia de la cerámica azul y blanca Ming es evidente en la decoración.
El vidrio tendrá un gran desarrollo por ser empleado para las lámparas de las mezquitas. Tenían una decoración esmaltada en frío. La boca en forma troncocónica invertida, uniéndose a otra parte globular con una base. Había unas asas dispuestas en el cuerpo globular para poder suspender la lámpara con cuerdas. Los talleres de El Cairo fueron los más importantes, renaciendo allí la técnica del tallado del vidrio, olvidada desde la Antigüedad.
La madera era empleada en las mezquitas para cubrir las techumbres, formando complicados artesonados. Piezas geométricas que se iban enlazando y falseaban las formas estructurales. Es importante también para diversas partes de la mezquita como la maqsura, el mimbar. Una de las grandes aportaciones es la taracea. Técnica consistentes en embutir sobre madera maciza, otras maderas de distinta tonalidad o pequeños trozos de hueso y nácar.
Los tejidos fueron muy apreciados en occidente, y una de las manufacturas más importantes en el mundo islámico. La calidad técnica es altísima y es frecuente la incorporación de hilos de oro que pone estos objetos al alcance de muy pocos. Las alfombras tienen una importancia ritual porque se utilizaban para realizar las cinco oraciones diarias. Además de estas, que eran de pequeño tamaño, las mayores cubrían los suelos de las mezquitas. La decoración se geometriza hasta el extremo de ser irreconocibles los motivos. Suelen tener un motivo central y numerosas cenefas. Se hacían tanto de lana como de seda.
EL ARTE ISLÁMICO ESPAÑOL
Los musulmanes llegan a la península Ibérica en el siglo VIII y desaparece el último reino musulmán, el de Granada, a finales del XV. Durante este tiempo se desarrolla un arte islámico de gran riqueza, que dejará una fuerte impronta en el arte cristiano peninsular medieval y moderno. Tendrá una prolongación en el conocido como arte mudéjar, que mantiene las técnicas constructivas islámica pero sobre estructuras propias del arte cristiano.
Época cordobesa (711-1031)
Aunque políticamente se divide tres (emirato dependiente, emirato independiente y califato), desde el punto de vista artístico puede considerarse como un periodo homogéneo, marcado por las convenciones propias del arte omeya. En un primer momento hay un reaprovechamiento de materiales procedentes de tiempos romanos y visigodos. Más adelante se va a ir configurando un arte propiamente andalusí. El monumento más importante de este momento es la mezquita de Córdoba.
Cuando los musulmanes llegan a Córdoba comparten con los cristianos el uso de la iglesia de San Vicente. Ya en tiempos del primer emir independiente,  Abd al-Rahman I los musulmanes se quedan con la iglesia para construir en su solar una mezquita aprovechando para ello las columnas y capiteles de esta. Las obras se desarrollan entre el 786 y 788. Se proyecta una mezquita aljama, con once naves perpendiculares al muro de la qibla, siendo la central que desemboca en el mihrab más ancha. El muro de la qibla está orientado hacia el sur, quizá señalando el camino para peregrinar a La Meca o por influencia de las mequitas sirias que se orientaban hacia el sur. Incorpora un elemento característico que es la doble arquería para ganar altura y evitar el atirantado. Hay una columna con capitel y cimacio, del cual arrancan arcos de herradura y encima unos pilares de los cuales salen arcos de medio punto. Los arcos combinan la piedra blanca y el ladrillo rojo, resultando un juego bicromático en las dovelas. Los elementos constructivos son de origen romano y visigodo, con diferentes dimensiones. Sobre las columnas se colocaron cimacios para igualar las alturas y los modillones de rollos para contrarrestar el efecto vertical de columna y pilar superpuestos. El constante aumento de la comunidad islámica cordobesa obliga a sucesivas ampliaciones. Abd al-Rahman II, en 848, derriba el muro de la qibla y prolonga las once naves hacia el sur. Esta ampliación es la peor conservada, pues la mayor parte de su espacio está ocupado por la catedral gótica de Córdoba que se hizo dentro de la mezquita. Abd al-Rahman III amplia el shan y construye un nuevo alminar (del cual hoy solo se conserva una parte tapada por obra renacentista) entre 951 y 952.
La ampliación más importante es la de al-Hakem II, entre 962 y 971que prolonga las naves hacia el sur y construye la actual qibla, mihrab y maqsura. Hace venir artistas bizantinos para realizar los mosaicos, alterna dovelas lisas con otras decoradas, entrecruza arcos polilobulados y levanta cúpulas con nervios cruzados que dejan libre el espacio central. La planta toma forma de “T” al disponer dos cúpulas en el inicio y final de la nave central y otras dos a los lados de la que queda frente al mihrab. La ampliación de Almanzor, 987-988, es simplemente cuantitativa, incorporando ocho naves más y repitiendo el repertorio decorativo de la forma más simple.
            La obra civil más importante del momento es Medina Azahara, la gran ciudad palatina fundada por Abd al-Rahman III en 936 y posteriormente abandonada e incendiada en 1010. Residencia palaciega de los califas, a cinco kilómetros de Córdoba, hasta ahora se ha descubierto una pequeña parte. Fue el taller donde se originaron las novedades que luego quedas plasmadas en la ampliación de al-Hakem de la mezquita de Córdoba. Saqueada durante siglos, sus materiales se llevan para otros edificios de Córdoba, Sevilla e incluso norte de África. Construida con piedra caliza, se cubría este pobre paramento con enlucido policromado, placas de mármol talladas o escayolas con decoraciones geométricas y vegetales. De aquí tomarían los trabajadores de la mezquita de Córdoba la forma del arco de herradura con dovelas que alternan no solo en color, sino en decoración geométrica.
            Durante la época del califato adquieren una importancia capital las artes decorativas, conservándose muchos objetos gracias al aprecio que se tenía en los reinos cristianos a muchos de los objetos hechos por los musulmanes. La eboraria, el arte de tallar el marfil, tuvo en los talleres cordobeses a sus mejores artífices. Son piezas de ajuar femenino, botes generalmente. Tienen forma cilíndrica con tapa semiesférica o bien son arquetas rectangulares con tapa en forma de piramidal truncada. Su decoración es vegetal,  animal y epigráfica. Tuvieron mucha importancia en el desarrollo de la talla románica en la península. La cerámica tendrá especial interés por la realización de las piezas decoradas con verde y manganeso (morado) en platos muy cóncavos y cántaros de doble asa. Por otro lado, por la importación de azulejos decorados con cuerda seca y el reflejo metálico, que tendrán posteriormente un gran desarrollo en el arte andalusí.
Reinos de Taifas (siglo XI)
            La debilidad de la capital cordobesa supone la desmembración del califato en múltiples reinos, hacia los que van a emigrar los artistas que salen de la Córdoba en decadencia. Hay un empobrecimiento en los materiales que se emplean en arquitectura, predominando la argamasa, ladrillo y yeso, pero a la vez hay un enriquecimiento decorativo, sobre en el aspecto vegetal y florido. Uno de los monumentos principales es la Aljafería de Zaragoza, donde sigue la tradición cordobesa e incorpora el arco mixtilíneo que combina líneas curvas y ángulos rectos. Esta construcción ha sufrido muchas transformaciones y restauraciones posteriores.
            Dependiente de la taifa de Toledo, hay en el segundo cuatro del siglo XI un taller de talla de marfil en Cuenca, que tendrá mucha importancia, al ser continuador del que muy probablemente se encontraba en Medina Azahara y Córdoba en época califal.
Almorávides y Almohades (siglo XII)
            Después de la caída de Toledo (1085), algunos reyes taifas llaman en su ayuda a pueblos procedentes del norte de África. Son dos invasiones sucesivas, primero los almorávides, que derrotan a castellano-leoneses en Sagrajas (1086), y después los almohades, que vencen en la batalla de Alarcos (1195). Estos pueblos de tradición nómada, fundamentalistas y radicales acaban con los reinos taifas momentáneamente, unificando Al Andalus. Ambos acaban acomodándose y degerenado en la formación de nuevas taifas. En la batalla de las Navas de Tolosa (1212) los almohades son derrotados definitivamente y los reinos cristianos completan la reconquista en apenas cuarenta años, excepción hecha del reino de Granada.
            Los almorávides van a extender la influencia del arte andalusí por todo el Magreb, siendo de destacar esta en la construcción de las mezquitas de Tremecén, Fez, Marrakech. Configuran un imperio musulmán a ambos lados del estrecho. Son sustituidos por los almohades, cuya obra más importante es la mezquita de Sevilla, de la cual hoy solo conservamos el sahn (actual patio de los naranjos) y la Giralda, antigua torre alminar. El resto fue demolido para construir la actual catedral gótica en su solar. Destaca en la Giralda la estructura de doble torre con rampa de ascenso entre ambas, y ventanas que se abren en los cuatro lados. Al exterior decoración en tres calles verticales, las dos laterales con paños de sebka y la central con los vanos de iluminación. Construida ya durante los años del avance de los castellanos tras la Navas de Tolosa, la Torre del Oro en Sevilla es otro de los edificios almohades conservados. De planta dodecagonal formaba parte del sistema defensivo de la ciudad.
Reino Nazarita de Granada (siglos XIII-XV)
Por razones geográficas, dado que estaban protegidos por las altas montañas del sistema bético, agotamiento del empuje castellano o conveniencia de mantener unas sustanciosas parias, el reino nazari de Granada mantendrá sus independencia durante dos siglos y medio más, después del gran avance cristiano del siglo XIII. Finalmente es sometido al poder castellano después de la larga guerra sostenida por los Reyes Católicos entre 1480 y 1492.
En la arquitectura nazarí hay que distinguir dos maneras distintas de construir. Por un lado aquella eminentemente funcional, de las alcazabas, puertas de murallas y baños, donde los material son muy pobres, frente a otra ornamentada donde la decoración oculta lo estructural y predominan como elementos de cubrición los mármoles y azulejos en las partes más bajas y escayolas
La Alhambra de Granada es una ciudad palacio. Situada al margen del núcleo urbano pero en contacto con él. Podemos distinguir dos núcleos diferentes, pero dentro del mismo recinto amurallado:
 La Alcazaba. Fortificaciones con fines militares.
 La Casa Real. Edificada en el siglo XIII, cuando Granada se convierte en capital del reino nazarí. Distinguimos:
- El Mexuar. Para recibir a los súbditos e impartir justicia.
- El palacio oficial, diwan o Cuarto de Comares. En torno al patio de los Arrayanes, da paso al Salón de los Embajadores.
- El palacio privado, Harem o Cuarto de los Leones. En torno al patio de los Leones.
La Casa Real se dispone funcionalmente en torno a unos patios. No existe un centro arquitectónico delimitado. Así se provoca la sorpresa continua y no se desprecian las proporciones humanas. Cada patio tiene un eje axial de simetría, no transitable por tener un estanque, jardín, surtidor o fuente. Es una arquitectura que solo se percibe mientras se anda.
La decoración juega un papel fundamental, pues llega a transformar la percepción de la arquitectura. La pobreza de los materiales requiere su ocultación. Madera para puertas y artesonados, haciendo lacerías. Azulejo de tradición persa, en zócalos, con motivos geométricos. Yeso que recubre el edificio con falsos elementos constructivos. Los calados, celosías y la policromía tamizan la luz provocando efectos sorprendentes. El agua de los estanques consigue un efecto de reflejo y otro sonoro, que llega a diversos lugares del palacio. El jardín se inserta en los distintos puntos de vista que ofrecen los interiores.
La Alhambra es una síntesis de la arquitectura regia, heredera de la arquitectura helenística y romana. Es un monumento singular, donde las formas son perfectas, ya que son usadas con plena consciencia de sus posibilidades. La Alhambra alcanza su valor estético merced a cuatro rasgos:
 Cada unidad del palacio está concebida para ser vista, apreciada y usada desde dentro.
 Las formas alcanzan una gran sensualidad a través de líneas y perfiles sinuosos de las superficies en movimiento.
 La emoción estética que produce alcanza su mayor cota en los ámbitos de uso privado.
 Los diseños ornamentales, geométricos y lógicos obedecen a leyes matemáticas pero evocan sensaciones de hechizo.
BIBLIOGRAFÍA
BORRÁS, G., El Islam. De Córdoba al Mudéjar, Introducción al Arte Español, Madrid, Silex, 1990.
GRABAR, O.: La formación del arte islámico. Madrid, Cátedra, 1984.
HOAG, J.: Arquitectura islámica. Colección Universo de las formas. Madrid, Aguilar.
PIJOAN, J.: Arte islámico. Summa Artis, vol.XII. Madrid, Espasa-Calpe, 1949

No hay comentarios: