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miércoles, 17 de diciembre de 2014

TEMA 58. EL ARTE ISLÁMICO.

INTRODUCCIÓN
En la base de la identidad del arte islámico se dan varios hechos. Uno religioso, pues el islam trasciende a todos los órdenes de la vida. Otro político y cultural, pues el islam ocupa áreas con un pasado cultural, político y administrativo. En un principio, el arte islámico cuenta tan solo con sus preceptos religiosos, aceptando el arte de los pueblos que somete. Elementos primordiales serán el colorido y detallismo de la decoración bizantina y los motivos animados sasánidas.
CONTEXTO HISTÓRICO
1.      Cronología
La historia del islam arranca en el año 622 con la huida de Mahoma hacia Yatrib (Medina), conocida como la Hégira. Podemos hacer una distinción entre cuatro etapas fundamentales:
a.       Mahoma y los cuatro califas electivos (622-661). No hay apenas manifestaciones artísticas, se reaprovechan monumentos anteriores y se disponen sencillas explanadas como lugar de oración.
b.       Dinastía Omeya (661-750). Debido al peso de los nuevos territorios conquistados, el centro de gravedad político se desplaza hacia Siria, siendo Damasco la nueva capital. Construcción de la Cúpula de la Roca y las mezquitas de Damasco y al-Aqsa, que sirven de modelos para las mezquitas aljama, es decir, con sala hipóstila.
c.       Dinastía Abbasí (750-1258). La política de la nueva dinastía hace trasladar la capital a Bagdad, con lo que se introducen las llamadas novedades iraquíes, cuyo elemento principal es el antiguo arte de trabajar el ladrillo de la Mesopotamia antigua, junto con algunas formas particulares.
Durante la dinastía Abbasí hay una disgregación política que rompe la unidad del islam, por lo que el estudio el arte islámico se convierte en una multitud de artes nacionales. De todos ellos el más importante es el que se desarrolla con el califato de Córdoba, donde el único superviviente de la dinastía Omeya funda un emirato independiente y después un califato.

2. La figura de Mahoma
Mahoma nace en La Meca en el 570 en el seno de una familia adinerada que se arruinará; sus padres mueren pronto y se verá educado por un tío suyo. Dedicado al comercio, se casará con Jadich, viuda rica que de permitió dejar su vida como mercader. Sigue la doctrina cristiana, pero a los 40 años se le apareció el arcángel San Gabriel y le anunció la necesidad de predicar una nueva religión le pide que recite el Corán (la oración). En el año 610 empieza a predicar en la zona de la Meca, ciudad preislámica con adopción múltiple, reflejado en el santuario de la Kaaba.
Mahoma marcha a medina (622 año de la hégira), huyendo de la intransigencia mostrada por su predicación. comenzando en este momento la cronología del arte islámico e inició un proceso de expansión político-religioso que desemboca en los posteriores imperios. En el año 622, el de la Hégira, Mahoma se instala en Medina. Allí se construye una casa. La oración la hace en una explanada suburbana que se llama la musalla. La mezquita será la trasposición de la musalla al espacio urbano. La palabra islam significa «sumisión» del creyente ante la voluntad de Dios. Es la religión del libro: el Corán.
Antes de su muerte (632), acabó con las demás religiones de La Meca, salvo la Kaaba (piedra negra meteorito), que será el centro de peregrinación de todo el mundo musulmán, porque según su doctrina no era un ídolo más, sino una fundación directa de Abraham (con su hijo Ismael) justificando la aparición del islamismo.
3. Evolución política del islam
Dentro de la península arábiga hay que destacar dos regiones: Yemen con antiguas culturas hidráulicas y al norte el Hiyaz con la Meca. La atomización política se corresponde con el culto a numerosas deidades. 
Desde la península arábiga se van a extender los musulmanes por todo Próximo Oriente, por el norte de África y la Península Ibérica, hacia Oriente llegan hasta la India, Indonesia y Filipinas, por el norte ocupa el antiguo Imperio Bizantino y llega por los Balcanes hasta el Danubio. La expansión fuera de arabia se inició con los primeros sucesores de Mahoma, familiares y amigos íntimos que siguieron las doctrinas del profeta Abu Bakr, Omar, Otman y Alí, conquistando Siria e Iraq (633-640), Egipto (642) y Persia (637-651). 
Primero hay una unidad religiosa y política. Dependiendo primero de La Meca, luego de Damasco y después de Bagdad. Allí donde se instalan los musulmanes llevan sus creencias religiosas, e integran las tradiciones de lo preexistente en la región. De esta manera el arte islámico es a la vez que muy diverso, uniforme por tener unas claras señas de identidad propias.
La primera crisis interna o «fitna» se produce cuando el gobernador de Siria Moawiya, reclamaba el título de califa, y desembocó en la aparición de una dinastía, los Omeya de Damasco, que llevaron el califato a su máxima expansión. Conquistan la Transoxiana (705) alcanzando su límite septentrional en el Mar Negro, llegando al valle del Indo (710), conquistan la Península Ibérica (720) y son frenados por los francos en la Batalla de Poitiers (732), alcanzando el punto más extremo de su conquista por el noroeste cuando llegan a Tashkent. La unificación del territorio se hace a base de tres supuesto: la lengua (árabe), la religión (islam) y la moneda (dinar).
La segunda «fitna» provocó la aparición de una nueva dinastía controlando el califato, los abasíes de Bufa, en la figura de Abu-El Abbas, quien estaba emparentado con el profeta. Una de sus primeras actividades fue la de fundar una nueva capital Madinat as-Salam (Bagdad), iniciando un período de estabilización y de esplendor durante el siglo VIII, no exentos de gran número de sublevaciones e intentos de autonomías dentro del califato. Durante este período aparecieron dinastías que intentaron establecer poderes autónomos por todas partes: los samaníes en Korasan y Transoxania, los ziyaríes a orillas del Caspio, la dinastía tuluní en Egipto, los aglabíes en Ifriqiya (actual Tunez) y los restos de la familia omeya en Al-Ándalus.
Entre los siglos XI y XVII el imperio musulmán se disgrega, el califato abbasí siguió sufriendo rebeliones internas y guerras civiles, que fueron poco a poco debilitándolo, lo que llevo a una nueva fundación, una nueva capital cerca de Bagdad, Samarra.
En Al-Ándalus, almorávides y almohades muestran la adaptación del arte a los vaivenes políticos y religiosos. Sorprende la capacidad de hibridación del arte mudéjar. En la zona oriental destaca la zona iraní con sus cúpulas bulbosas y edificios coloristas.
Durante el siglo IX el califato Abbasí siguió sufriendo rebeliones internas y guerras civiles que fueron poco a poco debilitándolo, esto tuvo como consecuencia la fundación de una nueva capital, cerca de Bagdad en la ciudad de Samarra.
En el siglo X es cuando la religión islámica tiene su mayor extensión entre los pueblos conquistados es cuando se produce la desintegración del califato abbasí. a partir del 946, los califas se van a convertir en mero poder simbólico y nominal, que llegará hasta el siglo XIII (mantienen el título de califas, pero el poder está en manos de otras dinastías)
La preminencia árabe mesopotámica y persa que se había mantenido hasta el momento, va a ser sustituida por la bereber en la parte occidental del mundo islámico, y la turca en la occidental.
Desde mediados del siglo XI y hasta el siglo XIII, dominarán las dinastías selyúcidas o selyuquíes en gran parte del territorio islámico; en el siglo XIV serán sustituidos por dinastías de origen mongol (los timufíes, dinastía iniciada por el famosos Tamerlán), llegando su poder hasta la aparición del poder turco otomano ya a mediados del siglo XV, poder musulmán que terminará en el siglo XX.
En 1453 por fin toman los turcos Constantinopla. Inician una expansión imparable que hace del mediterráneo un mar musulmán. En ellos se puede ver el último concepto general de arte islámico. Suman influencias helenísticas y bizantinas al concepto europeo de estilo. Surge en Estambul una arquitectura de gran calidad constructiva con una composición racional y grandiosa, parejo a los ejemplos de Justiniano.
4. Al-Ándalus
Mientras todo esto sucede en el imperio musulmán, al-Ándalus va a tener su propia evolución a partir de la llegada del ultimo representante omeya, Abd al-Rahman I, fundando lo que se conoce comúnmente como Emirato independiente del Califato de Bagdad. Será con Ad All-Raman III, en el 929, cuando adquiera además la independencia religiosa, fundando el califato de Córdoba, que tendrá un siglo de esplendor hasta el 1031. a partir de una crisis interna el Califato de Córdoba se va a desmembrar en los llamados reinos de Taifas, pequeños territorios que van a quedar a expensas de los territorios cristianos del norte, lo que provocará la llegada puntual de tribus del norte de áfrica, los almorávides, los almohades y los benemeríes. Finalmente, la península ibérica a partir del siglo XIII solo quedará un reino musulmán, el Reino de Granada, que se extenderá hasta 1942

FUNDAMENTOS Y RASGOS DISTINTIVOS DEL ARTE ISLÁMICO

Cuando se estudia el arte islámico el primer problema viene por el propio término, puesto que se centra en la religión, pero es además un arte palacial de orfebrería, relieves, etc. Así por musulmán nos referimos al arte realizado por fieles que siguen al islam, por y para los musulmanes, pero también realizado para otras culturas, en el caso de sinagogas y otras iglesias cristianas.
Cuando estudiamos el arte islámico ya surge el primer problema con la definición del término islámico, ya que nos centra en la religión, pero también es un arte palacial, de orfebrería, relieves, etc. Así por «arte musulmán» definimos el arte realizado por aquellos fienes que siguen al islam, por y para los musulmanes, pero realmente no es así, pues también encontraremos ejemplos de arte realizado por musulmanes para otras religiones o culturas, caso de la sinagogas o algunas iglesias cristianas.
Unidad y diversidad
Los elementos que unen y rigen la vida de los musulmanes no crearon en todos los casos un arte homogéneo.
1.       La carencia de estilo propio inicial hace que dejen de influir por tradición artística o estilos que había en los territorios que iban conquistando, que funcionaban como un elemento operativo, dinámico y enriquecedor, identificando las siguientes aportaciones:
a.       Iglesias paleocristianas de siria (basílica bizantina de San Juan de Damasco)
b.       Helenismo en todas las regiones que formaron los Reinos Helenísticos.
c.       Influencia romana de todo el Norte de África.
d.       Las formas constructivas y decorativas sasánidas en Persia.
e.       Aportaciones arquitectónicas y decorativas de Bizancio
f.        Influencia estilística y formal de los visigodos en la Península Ibérica
2.       El segundo elemento que influye en la diversidad artística es la propia evolución político-social que se desarrolló. La aparición de importantes variedades étnicas dio lugar a diferentes dinastías, e introdujeron nuevos centros de poder político y religioso donde emplazar nuevas mezquitas y palacios.
3.       En enfrentamiento entre unidad-diversidad del arte islámico, encontramos dos elementos inmóviles y comunes en esta evolución:
a.       El primero es que el arte va a estar al servicio del poder, poniendo su énfasis en la ciudad donde se asienta.
b.       En segundo lugar, será la arquitectura la que englobe a las demás artes ya que se convierte en el soporte de la decoración.

La religión y el arte
El fenómeno religioso impregna toda la vida por lo que los rasgos esenciales del arte están relacionados con la fe musulmana, son consecuencia directa del concepto de divinidad; hasta el punto de no existir la diferencia entre lo laico y lo sagrado.
En el arte ocurrirá lo mismo, pues no estará configurado a partir de su fe, del concepto de divinidad y el influjo que ejerce constantemente el Corán «libro sagrado del islam» que constituye su credo y también su norma de vida.
Entre las múltiples consecuencias que esta concepción religiosa de la vida tiene sobre el arte se pueden destacar las siguientes:
a)       Aniconismo: inexistencia de imágenes sagradas
El musulmán cree en un dios único, del que solo conocemos sus nombre y atributos, pero cuya esencia es inaccesible por los sentidos. No hay una prohibición expresa en el Corán pero si hay algunos versículos que prohíben la iconografía. Además, esta ausencia de imágenes enlaza primero con la tradición anicónica judía y, segundo, con que el Corán es un texto recitativo, basado en el atractivo de la palabra y no se presta a ser traducido en imágenes visuales, es decir, no es fuente de ilustración gráfica.
Las prohibiciones en este ámbito serán de reproducir imágenes de Ala (puro espíritu invisible) y cierta prohibición (no respetada ni en todos los lugares ni en todas las épocas) de representar a los hombres, pues solo Alá tiene el donde la perfecta creación. Este rechazo a las imágenes provoca la ausencia de escultura, solo utilizada con relación a la arquitectura y como elemento para alegrarla y enriquecerla. Esta prohibición surgió para la arquitectura religiosa, pero a partir del siglo XI se extenderá a toda la vida.
La base doctrinal para este aniconismo lo tenemos expresado en un versículo del Hadith de Mahoma: «Guardaos de representar ya sea al señor, ya sea a los hombres (…) Y no pintéis más que árboles, flores y objetos inanimados»

b)      Importancia cultural de la lengua árabe
Al ser la lengua de revelación divina, la palabra es un atributo de Ala, su escritura se hace visible para la palabra de Dios. De este modo el calígrafo se convierte en le artista de mayor consideración social y las inscripciones en árabe juegan en el arte islámico el papel equiválete al de las imágenes en el arte cristiano.

c)       Tendencia a la estilización
La concepción de la divinidad por la cual Dios es el único ser que existe por sí mismo, el único que permanece implica una concepción de la naturaleza en donde las cosas no existen por sí mismas. El arte occidental, siguiendo los principios aristotélicos, tiene como función la imitación de la naturaleza: por el contrario, el arte islámico prefiere lo no figurativo, rehúye realizar una obra viviente y prefiere lo geométrico, lo epigráfico y la tendencia a la estilización.

d)      Estética de lo mudable o mutabilidad
Según la concepción religiosa musulmana, solo Dios permanece, todo lo demás cambia. Por ella a diferencia del arte que desarrollan las culturas clásicas las relacionadas con la religión cristiana, la función del arte será resaltar la condición efímera y mudable de la naturaleza y de las formas artísticas, lo que se consigue con múltiples recursos de expresión plástica en los que la luz juega un papel fundamental. Se pretende que se desmaterialice el muro con reflejos y juegos de color; otras veces se utilizan, materiales pobres efímeros que se recubren con una rica decoración; también la repetición y reiteración de ciertos recursos estilísticos, provocan una sensación de movimiento y agitación, llenado todo el espacio (horror vacui).
a.                Los recursos donde el juego de luces y sombras dan la expresión estética de los mudable son:
o   Articulación del miro en varios planos y abigarramiento ornamental. El muro islámico es donde la decoración es resaltada sobre el fondo, permitiendo que las formas se muevan constantemente.
o   Juego de brillos a través de la utilización de la cerámica y la musivaria. La cerámica vidriada brilla, reluce y da luz, estos recursos acentúan el efecto de incorporeidad, las formas carecen de peso, pierden materialidad, aparecen mudables por el efecto de la luz.
o   Juego de entreluces a través del uso de las celosías. Permiten ver sin ser visto, protege de las miradas exteriores el mundo interior sagrado; proyectan un manto de sombras sobre la ornamentación que por efecto de la luz hacen que todo pueda cambiar y desaparecer. Nada es permanente salvo Dios.
b.                Lo mudable a través del uso de materiales pobres en su aparejo: el ladrillo, el yeso o el estuco (cal, polvo de mármol y yeso). Se consigue la inmaterialidad arquitectónica y por tanto, la apariencia evanescente y mudable de las construcciones musulmanas.
c.                Otra forma de expresar la naturaleza mudable de la realidad es la disposición reiterativa y representativa de los elementos decorativos, multiplicándose hasta el infinito. De esta repetición, unida a la densidad ornamental citada anteriormente (horror vacui), contribuyen a generar ese efecto de movilidad y agitación espacial que expresan la mudanza de la realidad.
El Corán no establece un lugar concreto para rezar (su aparición no se puede asociar al Corán) pero lo que si tiene claro el musulmán es que no necesita nada para rezar, solamente ha de orientarse a la Meca.
La oración es simple e imprescindible que el viernes, a medio día, se reúnan con los demás para rezar (de ahí surge una necesidad de crear un lugar para rezar todos juntos). Los primeros lugares de rezo que aún se pueden encontrar son las musaias, lugar al aire libre, con  una piedra orientada a la Meca; con el tiempo se hace un edificio para esa situación destinando unos de sus muros como lugar hacia donde orientar el rezo.
Obligaciones básicas del musulmán:
1-      La profesión de fe
2-      La oración en dirección a la Meca (cinco veces al día)
3-      Ayuno en el mes de Ramadán
4-      Limosna y compartir los bienes con los pobres
5-      Peregrinación a la Meca
La oración debe realizarse cinco veces al día, en un lugar orientado a la Meca, el viernes a medio día debía hacerse en comunidad, y debe ser dirigida por el jefe de la comunidad, el director de la oración: el imán.
Principios fundamentales del arte islámico
La decoración en la estética musulmana se fundamenta en el principio esencial de la ornamentación: todo está revestido de decoración. Es lo esencial y primordial, domina y oculta a la estructura. Aparece en todas las superficies: suelos, muros, techos, mobiliario, alfombras, etc. En la decoración la esencia es el ritmo «como la música en la recitación del Corán», de carácter repetitivo de los mismos motivos. No crece organizándose sino por adición. Esta ornamentación se produce en un arte de equilibrio, sin tensiones, transmitiendo sensación de reposo, de armonía interior. El espectador queda suspendido en la contemplación de un ensueño fuera del mundo.
En realidad, son un número muy limitado de formas, pero que se utilizan de forma repetitiva e intercalada, creando estructuras decorativas muy complejas. El vocabulario decorativo islámico se reduce a la caligrafía, la decoración vegetal y geométrica y, escasamente, a la figuratica. Todas estas formas se combinan para formar un único, se mezclan de forma rítmica con diseños geométricos o arabescos.
Iconofobia. Con los Omeyas encontramos representaciones figuradas similares a las del repertorio civil del cristianismo oriental. La iconofobia se fragua en época abbasí. La escuela teológica Mutazila, basándose en el razonamiento cristiano-aristotélico, pretende purificar el Corán de interpretaciones simplistas, es decir, popular y antropomórfica. La escuela toma cuerpo en el primer tercio del siglo IX, abriendo un desierto iconográfico hasta el siglo XIII. Se inventan las tradiciones o ahadit donde se insiste en la idea de que quien crea imágenes comete el sacrilegio de parangonarse con el Creador. La tendencia anicónica obliga al artista a volcar su creatividad en el color, pero obviando el claroscuro, porque la tradición vedaba las sombras. Dominan verdes y azules con fondos oro. En Al-Ándalus se siguió la ortodoxia sunni maliki, pero por contacto con los reinos cristianos aparecen temas figurados en la Córdoba del siglo X. En oriente a principios del siglo XI aparecen ilustraciones figuradas en los libros. Estas representaciones se reducen al ámbito privado.
Tipos de decoración:

Geometría. Una parte sustancial de la expresión viene guiada por pautas planas o tridimensionales, constituidas por lados, vértices y elementos de simetría de figuras complejas, pero siempre precisas, repetitivas y exactas: polígonos y poliedros regulares. En algunos edificios la geometría tridimensional domina toda la obra, como en la Cúpula de la Roca. A fines del siglo IX en Nisapur aparecen unas pequeñas formas prismáticas llamadas mocárabes, conocida en Europa como arabesco. En Córdoba aparece una decoración vegetal geometrizada que se llamará ataurique. También hay que destacar las tramas de rombos mixtilíneos.
La composición geométrica se utilizó para evitar cualquier representación humana de la Divinidad, es como la representación infinita de Ala. La armonía del mundo se representa en la diversidad de formas entrelazadas, pue en esa complejidad existes una unidad, y en esa unidad se muestra una la complejidad de la creación.
Procede del mundo clásico, de la geometría pitagórica y avanza hacia un proceso cada vez más complejo y sofisticado. Los motivos geométricos tienen como origen generador el círculo. Se repiten la simetría de formas geométricas y son muy variadas: estrellas, polígonos, triángulos. En realidad se trata de una decoración intelectual, con base matemática, pero el fin último es romper el espacio bidimensional para agradar a la vista y retar al intelecto.

Epigrafía. Además de la geometría, un elemento fundamental es la epigrafía. En letra minúscula «nasji» cubren largos frisos con distintas sunnas extraídas del Corán. De esta forma representan lo más sagrado que hay en la religión islámica, la palabra del Profeta. La mayúscula es la «cúfica». La caligrafía de dedica a la arquitectura o sobre los objetos de arte mueble. Al carácter ornamental de la propia grafía, hay que añadir una función iconográfica, dado que funciona como sucedáneo de la imagen religiosa.
La escritura, para los musulmanes, tiene un valor sagrado pues representa la palabra de dios, sustituyendo las imágenes por versículos del Corán. Al otorgar forma visible a la Palabra revelada, será una expresión artística muy apreciada. Al comienzo del Corán, Dios todopoderoso «que enseñó al hombre a través de la pluma». Se diferencian dos tipos de escritura: la cúfica y la naskí. La primera que es de Kufa lugar en el que fue creada es más angulosa y sobriay la segunda es más libre y cursiva es la minúscula
Vegetal. Al principio en el periodo omeya incorpora temas de tradición naturalista bizantina: hoas de acanto, rosetas, palmeras, hojas de vid y racimos de uvas, es decir, todo un repertorio de tradición clásica. Posteriormente puede introducirse cualquier motivo vegetal, al mismo tiempo que se produce un proceso de estilización. La decoración vegetal estilizada recibe el nombre de ataurique en el arte andalusí; y e ocasiones puede formar un patrón repetido, en lo que se denomina arabesco, aunque un arabesco también puede crear la ornamentación de motivos geométricos tendente a la estilización de las formas. La decoración vegetal lo inunda todo y no con un fin naturalista, sino para crear un ambiente irreal y abstracto.

ARQUITECTURA
Características de la arquitectura
El arte islámico se va a ir nutriendo de diferentes fuentes artísticas (romanas, griegas, bizantinas, coptas, persas, visigodas) de los pueblos que fueron conquistando o con quien se trabó relaciones comerciales. Pero de esa función va a surgir un arte nuevo, un arte oriental, que se expresará en la arquitectura.
Hay una tendencia a la horizontalidad, pues los edificios no suelen tener demasiada altura, hay una clara definición de los volúmenes, con especial predilección por los cúbicos. 
Otro fundamento de la arquitectura islámica es la integración del paisaje, buscando una armonía. Al exterior los edificios no reflejan la estructura interna, pero deben estar equilibrados con el entorno buscando una armonía. Al exterior, los edificios no reflejan la escritura interna, pero deben estar equilibrados con el entorno. Esta integración les lleva, especialmente en la arquitectura civil, a utilizar las fuentes y el agua como una expresión más de la mutabilidad del arte musulmán.
La decoración se sitúa casi exclusivamente en el interior, donde es extraordinariamente rica, con temas vegetales, geométricos y epigráficos. En el exterior solo se cuidan las portadas y las cúpulas, dando aspectos de fortaleza, sobriedad y con una clara pretensión de integración.
En lo que se refiere a los trazados, fueron más rígidos, nítidos y generales cuando la construcción dependió de la sillería. En los órdenes aceptan el desarrollo tópico de la columna, incluso la dispersión de proporciones que les ofrece. En los capiteles surgen variantes regionales siguiendo modelos romanos y bizantinos. Aparecen los capiteles de pencas, de avispero con trépano o la incorporación de mocárabes.
Elementos materiales
En la decoración conviene insistir por su importancia en los mocárabes, sin olvidar las decoraciones vegetales, geométricas y epigráficas. El material es muy diverso. El tapial, ladrillo y piedra junto con la cal como conglomerante son la base de las estructuras islámicas, usando las maderas para las cubiertas. Los materiales sufren un proceso de empobrecimiento en beneficio de un bajo coste y una rápida ejecución. Para decorar el interior de las cubiertas es frecuente el uso de artesonados. Se caracterizan por sus tirantes pareados y autónomos respecto al reparto de los restantes miembros de la cubierta.
En los soportes se confió mucho más en la masa de muros y pilares que la concentración de esfuerzos en puntos determinados. La arquitectura cordobesa manifestó una fuerte tendencia a emplear cánones estereotipados como los modillones de rollos, que reducía el efecto vertical del pilar sobre columna.
Los arcos se emplearon de todo tipo de trazados, sobre todo de herradura (de influencia visigoda), con algunas variables según la época en la que se realizó. En ocasiones se realiza un arco de herradura apuntado también llamada arco de herradura túmido, arcos lobulados, poli lobulados (con número impar de lóbulos a partir del siglo X), arcos de medio punto de tradición clásica, y desde el siglo XIV de medio punto peraltados y arcos angrelados (con muescas en el intradós), arcos falsos de mocárabes y mixtilíneos. Las largas tiras de arcos en las mezquitas obligaron al uso de tirantes, a veces de forma ortopédica. En Córdoba se solucionó el problema con la doble arquería. Elemento característico en Al-Ándalus será el alfiz que dio estabilidad visual al arco. Las bóvedas repiten similares falseamientos a los de los arcos. Dan dos soluciones, formar entramados de nervios dibujando un polígono tridimensional, y simplemente incluir mocárabes.
Otra característica de los arcos e la tendencia a una decoración por alternancia de dovelas de distintos colores, de clara inspiración prerrománica europeo y bizantino, combinación de arcos entre sí, del mismo tipo o de tipos diferentes, generando un sinfín de posibilidades decorativas. El alfiz es otro de los elementos que se utilizan para enmarcar el arco este a veces se extiende rodeando la portada
La mezquita o Masyid
En poco tiempo el islam se expande por Siria, Palestina, Persia y Egipto. Masyid significa lugar santo. En el más estricto sentido, el islam posee tres tipos de masyid:
1.       Masyid al Haram o mezquita sagrada de la Meca
2.       Masyid al – Nabawi o mezquita el profeta en Medina.
3.       Masyid al- Aqsa o mezquita lejana en Jerusalén.
Pronto paso a llamarse de este modo a la morada de Mahoma en Medina, lugar donde el profeta procedía a orar rodeado de sus amigos y fieles. Este lugar de oración fue rápidamente imitado paa practicar las mismas funciones,  por lo que todas ellas pasaron a llamarse masyid o medquita.
Al principio, para la oración del viernes ocupan distintos edificios públicos o acotan espacios despejados que servirán para la oración y como campamentos militares. El Profeta condenaba que se gastara el dinero del creyente en construir templos, pero al entrar en contacto el islam con culturas que poseían ricos monumentos religiosos, pronto emprenderán la construcción de impresionantes mezquitas.
El profeta empezó a rezar en su casa (de planta cuadrada). En el patio había unas dobles palmeras (con palmas encima), para resguardarse cuando hablaban de temas políticos. Cuando rezaban, se llamaban a gritos, el viernes a medio día, para rezar juntos.
En esta leyenda de puede establecer la estructura de una mezquita, de planta cuadrada o rectangular, con la mitad cubierta y la otra mitad sin cubrir, un muro orientado a la Meca, hacia donde oran los musulmanes (este muro no tiene necesidad de tener más que un símbolo distintivo, que puede se un nicho o habitación) y un lugar donde el muecín debe subirse para llamar a rezar (almiar).
Partes de la Mezquita
La estructura de una mezquita es simple, se dijo que se había tomado como modelo la casa del profeta o incluso la planta basilical o que la planta dependía de la sinagoga. Se accede por varias puertas a un
-          Sahn patio descubierto, generalmente rodeado de pórticos que garantizan sombra.
-          Riwaqs pórticos laterales que rodena el sahn
-          Haram sala hipóstila que cubre el oratorio con cubierta adintelada.
-          Quibla Muro orientada hacia la meca
-          Mihrab pequeño nicho abierto o habitación en el muro de quibla. Marca un lugar sagrado, elemento simbólico que indica el lugar en el que Mahoma oficiaba como imán de Medina. No es un ámbito sagrado en sí, lo sagrado es el lugar hacia donde indica. El primero fue hecho por artistas coptos en la mezquita de Medina (de forma absidal)
-          Mimbar. Púlpito de escalones, situado a la derecha del mihrab, generalmente de madera, donde se sube el Imán y se pronunciaba la jutba o sermón, que políticamente era muy importante porque se mencionaban a los gobernantes y soberanos como muestra de autoridad. Tiene un elemento particular, el imán no puede subirse al último escalón (el más decorado) porque está reservado para el profeta (símbolo de la cátedra o trono de Mahoma) El Mimbar más antiguo que se conserva es el de la mezquita aljama de Qairawan del siglo VII.
-          Midá fuente para las abluciones (sabil)
-          Alminar una torre elevada (alminar) para llamar a la oración. A esta torre o alminar se sube el almuédano o muecín para llamar a la oración. Con las grandes dinastías se usan como símbolo de poder: cuanto más alto y grande, tanto más poderoso. No existe una disposición única sobre su número y ubicación: en los primeros tiempos eran de forma prismática (quedando como forma clásica para las mezquitas de Al-Andalus y el norte de África) pero evolucionan hacia tipos variados y estilizados (formas poligonales, circulares, helicoidales)
-           
-          De esta forma quedan fijados los principios básicos e imprescindibles de una mezquita. En tiempos de Muawiya (658-680) se delimita un espacio para separar al califa del resto de los fieles (maqsura). Para que la oración llegue a todos los fieles se dispone un trono elevado (mimbar) para el Imán. Se puede hacer una clasificación tipológica:
-          Mezquita aljama. De forma rectangular para resolver los problemas de acceso y visión.
-          Mezquita de planta central. Se inspira en los martyria paleocristianos.
-          Mezquita en iwan. De origen persa, responden a un esquema de patio cuyos cuatro lados se cierran con exedras u hornacinas abovedadas.
-          Mezquita moderna o de cúpula. Presidida por una gran cúpula que articula la estructura.
La Cúpula de la Roca, vulgarmente llamada Mezquita de Umar, se termina de construir en 691. Tiene una enorme influencia del arte bizantino y de los martiria paleocristianos, debido entre otras razones a ser levantada por trabajadores locales. De planta octogonal, tiene un doble deambulatorio en torno al espacio donde se encuentra la roca donde según la tradición sucedió el episodio bíblico del sacrificio de Isaac, y que es también el lugar desde donde el Profeta subió a los cielos. La cúpula es de media naranja, dorada al exterior y al interior cubierto de mosaicos con una profusa decoración geométrica, siguiendo el arte bizantino. Toda la decoración del interior de la cúpula y la exterior corresponde a las obras hechas en época otomana (1552). La intención que tuvo el califa Abd al-Malik con su construcción es doble, por un lado contrarrestar la importancia del templo cristiano del Santo Sepulcro, y por otro lado formar un nuevo centro de peregrinación más próximo de Damasco.
En cambio, la Mezquita de Damasco, construida entre 707 y 715, tendrá verdadera trascendencia posterior. Cuando la ciudad es conquistada por los musulmanes, estos comparten con los cristianos la iglesia de San Juan Bautista, que antes fue el solar del templo de Júpiter. Cuando la comunidad islámica crece, se convierte exclusivamente en mezquita y se aprovechan los muros del antiguo templo romano, disponiendo el muro sur como qibla, de tal forma que las tres naves son paralelas al muro de la qibla. A la altura del mihrab sitúan una nave transversal que se remata con una cúpula. Dispone ya de todos los elementos fundamentales de la mezquita. Para dar mayor altura a las naves, sobre una primera fila de columnas, coloca otra superior con pilares (las columnas enanas actuales son producto de una restauración de 1893). El acceso a la sala hipostila o haram es a través de un patio o sahn cuadrado cuya forma recuerda a los foros o mercados romanos. La influencia romana y bizantina es también clara en Damasco.
            En Jerusalem se levante entre el 709 y 715 la Mezquita de al-Aqsa, que inaugura las mezquitas con naves perpendiculares al muro de la qibla. Se construyen siete naves, aunque sufrirá modificaciones posteriores. Forma conjunto con la Cúpula de la Roca, siguiendo el modelo de época constantiniana donde se combinaban edificios de planta basilical y otros de planta central.
La llegada de los abbasies supone la entrada de la vieja arquitectura mesopotámica de ladrillo y sin columnas en el arte islámico. Instalan la capital en Bagdad, y destaca de entre lo conservado el alminar de Samarra, cerca de la capital, cuya forma responde a la tipología de torres del silencio mesopotámicas. Tiene forma de cono con una rampa helicoidal de ascenso. En esta ciudad, habitada solo durante el siglo IX, todas las construcciones se caracterizaban por las proporciones gigantescas. En Egipto, Ahmed Ibn Tulum, construye una mezquita fijándose en las novedades de Bagdad, que se llamará la Mezquita de Ibn Tulum, construida en el año 872. Esta mezquita abbasí sustituye las columnas exentas por pilares alargados, su decoración es plana. Los arcos que se abren al patio son apuntados. La parte superior del alminar es helicoidal, según el modelo de la mezquita de Samarra.
En el 670 se funda Kairuan, que integrará todas las conquistas que se hagan hacia occidente. Durante el siglo IX los abbasíes van a conceder mucha importancia al emirato independiente aglabí, que sirve como contención frente a los omeyas cordobeses. La Mezquita de Kairuan, de principios del siglo IX, aprovecha columnas y capiteles clásicos, sobre los que ponen cimacios que sustentan arcos de herradura. Los arcos están asegurados con tirantes. Está formada por diecisiete naves perpendiculares a la qibla, con una paralela junto al muro de la qibla y la central frente al mihrab más ancha, con lo que tiene planta en forma de “T”. Tiene influencia de modelos cordobeses y a su vez influirá en las ampliaciones de la misma mezquita cordobesa.
El palacio
Las residencias palaciegas quisieron parecer fortificaciones romanas, castillos de planta cuadrada torreados. Encontramos las ciudades-palacio, pequeñas edificaciones rodeadas de muralla. También los palacios-villa, siguiendo el modelo romano de residencia en el campo. Cada patio define un conjunto funcional concreto. Se divide en tres partes, la parte reservada para las visitas, llamada mexuar, la parte destinada a la vida privada, el harén, y una tercera parte dedicada a los actos públicos y celebraciones. Abundan los jardines. La austeridad del exterior contrasta con la riqueza decorativa del interior. Los huecos exteriores son escasos, destacando los balcones volados, de madera, con celosías. Podemos encontrar decoraciones con animales, como sucede en Qusayr Amra (Jordania), donde las paredes cuentan con mosaicos de temas de caza o el Patio de los Leones de la Alhambra.

ARTES DECORATIVAS

La práctica inexistencia de escultura en el arte islámico, el fuerte decorativismo y el refinado modo de vida, hacen que el arte islámico tenga en las llamadas artes menores, un capítulo destacado.
La cerámica tuvo un gran desarrollo porque se empleaba como cubrición de los pobres paramentos en los edificios y servía para fabricar lujosas piezas para los palacios. Es de gran importancia el desarrollo de la cerámica vidriada y el reflejo metálico. La renovación técnica que llega de la mano del arte islámico es muy importante. La técnica minai consiste en la cocción a distinta temperatura de los colores, permitiendo la policromía bajo barniz. La cuerda seca, agilizó la fabricación de azulejos que podían cocerse una sola vez sin que los colores se corrieran. Hubo muchos talleres importantes, pero destaca la cerámica de Kashán, en Persia, donde combinaban el reflejo metálico con el azul y el amarillo. Allí los contactos con China por la Ruta de la Seda permite la llegada de técnicas y operarios que renuevan la cerámica islámica. En Siria el principal centro productor fue Raqqa. Ya en la época moderna destaca la cerámica Iznik, de los otomanos, que incorpora en su barro polvo de mármol, produce objetos muy resistentes y pesados. Además el alto contenido en sílice permite una perfecta vitrificación y un colorido brillante. La influencia de la cerámica azul y blanca Ming es evidente en la decoración.
El vidrio tendrá un gran desarrollo por ser empleado para las lámparas de las mezquitas. Tenían una decoración esmaltada en frío. La boca en forma troncocónica invertida, uniéndose a otra parte globular con una base. Había unas asas dispuestas en el cuerpo globular para poder suspender la lámpara con cuerdas. Los talleres de El Cairo fueron los más importantes, renaciendo allí la técnica del tallado del vidrio, olvidada desde la Antigüedad.
La madera era empleada en las mezquitas para cubrir las techumbres, formando complicados artesonados. Piezas geométricas que se iban enlazando y falseaban las formas estructurales. Es importante también para diversas partes de la mezquita como la maqsura, el mimbar. Una de las grandes aportaciones es la taracea. Técnica consistentes en embutir sobre madera maciza, otras maderas de distinta tonalidad o pequeños trozos de hueso y nácar.
Los tejidos fueron muy apreciados en occidente, y una de las manufacturas más importantes en el mundo islámico. La calidad técnica es altísima y es frecuente la incorporación de hilos de oro que pone estos objetos al alcance de muy pocos. Las alfombras tienen una importancia ritual porque se utilizaban para realizar las cinco oraciones diarias. Además de estas, que eran de pequeño tamaño, las mayores cubrían los suelos de las mezquitas. La decoración se geometriza hasta el extremo de ser irreconocibles los motivos. Suelen tener un motivo central y numerosas cenefas. Se hacían tanto de lana como de seda.

EL ARTE ISLÁMICO ESPAÑOL

Los musulmanes llegan a la península Ibérica en el siglo VIII y desaparece el último reino musulmán, el de Granada, a finales del XV. Durante este tiempo se desarrolla un arte islámico de gran riqueza, que dejará una fuerte impronta en el arte cristiano peninsular medieval y moderno. Tendrá una prolongación en el conocido como arte mudéjar, que mantiene las técnicas constructivas islámica pero sobre estructuras propias del arte cristiano.

Época cordobesa (711-1031)

Aunque políticamente se divide tres (emirato dependiente, emirato independiente y califato), desde el punto de vista artístico puede considerarse como un periodo homogéneo, marcado por las convenciones propias del arte omeya. En un primer momento hay un reaprovechamiento de materiales procedentes de tiempos romanos y visigodos. Más adelante se va a ir configurando un arte propiamente andalusí. El monumento más importante de este momento es la mezquita de Córdoba.
Cuando los musulmanes llegan a Córdoba comparten con los cristianos el uso de la iglesia de San Vicente. Ya en tiempos del primer emir independiente,  Abd al-Rahman I los musulmanes se quedan con la iglesia para construir en su solar una mezquita aprovechando para ello las columnas y capiteles de esta. Las obras se desarrollan entre el 786 y 788. Se proyecta una mezquita aljama, con once naves perpendiculares al muro de la qibla, siendo la central que desemboca en el mihrab más ancha. El muro de la qibla está orientado hacia el sur, quizá señalando el camino para peregrinar a La Meca o por influencia de las mequitas sirias que se orientaban hacia el sur. Incorpora un elemento característico que es la doble arquería para ganar altura y evitar el atirantado. Hay una columna con capitel y cimacio, del cual arrancan arcos de herradura y encima unos pilares de los cuales salen arcos de medio punto. Los arcos combinan la piedra blanca y el ladrillo rojo, resultando un juego bicromático en las dovelas. Los elementos constructivos son de origen romano y visigodo, con diferentes dimensiones. Sobre las columnas se colocaron cimacios para igualar las alturas y los modillones de rollos para contrarrestar el efecto vertical de columna y pilar superpuestos. El constante aumento de la comunidad islámica cordobesa obliga a sucesivas ampliaciones. Abd al-Rahman II, en 848, derriba el muro de la qibla y prolonga las once naves hacia el sur. Esta ampliación es la peor conservada, pues la mayor parte de su espacio está ocupado por la catedral gótica de Córdoba que se hizo dentro de la mezquita. Abd al-Rahman III amplia el shan y construye un nuevo alminar (del cual hoy solo se conserva una parte tapada por obra renacentista) entre 951 y 952.
La ampliación más importante es la de al-Hakem II, entre 962 y 971que prolonga las naves hacia el sur y construye la actual qibla, mihrab y maqsura. Hace venir artistas bizantinos para realizar los mosaicos, alterna dovelas lisas con otras decoradas, entrecruza arcos polilobulados y levanta cúpulas con nervios cruzados que dejan libre el espacio central. La planta toma forma de “T” al disponer dos cúpulas en el inicio y final de la nave central y otras dos a los lados de la que queda frente al mihrab. La ampliación de Almanzor, 987-988, es simplemente cuantitativa, incorporando ocho naves más y repitiendo el repertorio decorativo de la forma más simple.
            La obra civil más importante del momento es Medina Azahara, la gran ciudad palatina fundada por Abd al-Rahman III en 936 y posteriormente abandonada e incendiada en 1010. Residencia palaciega de los califas, a cinco kilómetros de Córdoba, hasta ahora se ha descubierto una pequeña parte. Fue el taller donde se originaron las novedades que luego quedas plasmadas en la ampliación de al-Hakem de la mezquita de Córdoba. Saqueada durante siglos, sus materiales se llevan para otros edificios de Córdoba, Sevilla e incluso norte de África. Construida con piedra caliza, se cubría este pobre paramento con enlucido policromado, placas de mármol talladas o escayolas con decoraciones geométricas y vegetales. De aquí tomarían los trabajadores de la mezquita de Córdoba la forma del arco de herradura con dovelas que alternan no solo en color, sino en decoración geométrica.
            Durante la época del califato adquieren una importancia capital las artes decorativas, conservándose muchos objetos gracias al aprecio que se tenía en los reinos cristianos a muchos de los objetos hechos por los musulmanes. La eboraria, el arte de tallar el marfil, tuvo en los talleres cordobeses a sus mejores artífices. Son piezas de ajuar femenino, botes generalmente. Tienen forma cilíndrica con tapa semiesférica o bien son arquetas rectangulares con tapa en forma de piramidal truncada. Su decoración es vegetal,  animal y epigráfica. Tuvieron mucha importancia en el desarrollo de la talla románica en la península. La cerámica tendrá especial interés por la realización de las piezas decoradas con verde y manganeso (morado) en platos muy cóncavos y cántaros de doble asa. Por otro lado, por la importación de azulejos decorados con cuerda seca y el reflejo metálico, que tendrán posteriormente un gran desarrollo en el arte andalusí.

Reinos de Taifas (siglo XI)

            La debilidad de la capital cordobesa supone la desmembración del califato en múltiples reinos, hacia los que van a emigrar los artistas que salen de la Córdoba en decadencia. Hay un empobrecimiento en los materiales que se emplean en arquitectura, predominando la argamasa, ladrillo y yeso, pero a la vez hay un enriquecimiento decorativo, sobre en el aspecto vegetal y florido. Uno de los monumentos principales es la Aljafería de Zaragoza, donde sigue la tradición cordobesa e incorpora el arco mixtilíneo que combina líneas curvas y ángulos rectos. Esta construcción ha sufrido muchas transformaciones y restauraciones posteriores.
            Dependiente de la taifa de Toledo, hay en el segundo cuatro del siglo XI un taller de talla de marfil en Cuenca, que tendrá mucha importancia, al ser continuador del que muy probablemente se encontraba en Medina Azahara y Córdoba en época califal.

Épocas Almorávides y Almohades (siglo XII)

            Después de la caída de Toledo (1085), algunos reyes taifas llaman en su ayuda a pueblos procedentes del norte de África. Son dos invasiones sucesivas, primero los almorávides, que derrotan a castellano-leoneses en Sagrajas (1086), y después los almohades, que vencen en la batalla de Alarcos (1195). Estos pueblos de tradición nómada, fundamentalistas y radicales acaban con los reinos taifas momentáneamente, unificando Al Andalus. Ambos acaban acomodándose y degerenado en la formación de nuevas taifas. En la batalla de las Navas de Tolosa (1212) los almohades son derrotados definitivamente y los reinos cristianos completan la reconquista en apenas cuarenta años, excepción hecha del reino de Granada.
            Los almorávides van a extender la influencia del arte andalusí por todo el Magreb, siendo de destacar esta en la construcción de las mezquitas de Tremecén, Fez, Marrakech. Configuran un imperio musulmán a ambos lados del estrecho. Son sustituidos por los almohades, cuya obra más importante es la mezquita de Sevilla, de la cual hoy solo conservamos el sahn (actual patio de los naranjos) y la Giralda, antigua torre alminar. El resto fue demolido para construir la actual catedral gótica en su solar. Destaca en la Giralda la estructura de doble torre con rampa de ascenso entre ambas, y ventanas que se abren en los cuatro lados. Al exterior decoración en tres calles verticales, las dos laterales con paños de sebka y la central con los vanos de iluminación. Construida ya durante los años del avance de los castellanos tras la Navas de Tolosa, la Torre del Oro en Sevilla es otro de los edificios almohades conservados. De planta dodecagonal formaba parte del sistema defensivo de la ciudad.

Reino Nazarita de Granada (siglos XIII-XV)

Por razones geográficas, dado que estaban protegidos por las altas montañas del sistema bético, agotamiento del empuje castellano o conveniencia de mantener unas sustanciosas parias, el reino nazari de Granada mantendrá sus independencia durante dos siglos y medio más, después del gran avance cristiano del siglo XIII. Finalmente es sometido al poder castellano después de la larga guerra sostenida por los Reyes Católicos entre 1480 y 1492.
En la arquitectura nazarí hay que distinguir dos maneras distintas de construir. Por un lado aquella eminentemente funcional, de las alcazabas, puertas de murallas y baños, donde los material son muy pobres, frente a otra ornamentada donde la decoración oculta lo estructural y predominan como elementos de cubrición los mármoles y azulejos en las partes más bajas y escayolas
La Alhambra de Granada es una ciudad palacio. Situada al margen del núcleo urbano pero en contacto con él. Podemos distinguir dos núcleos diferentes, pero dentro del mismo recinto amurallado:
A La Alcazaba. Fortificaciones con fines militares.
A La Casa Real. Edificada en el siglo XIII, cuando Granada se convierte en capital del reino nazarí. Distinguimos:
- El Mexuar. Para recibir a los súbditos e impartir justicia.
- El palacio oficial, diwan o Cuarto de Comares. En torno al patio de los Arrayanes, da paso al Salón de los Embajadores.
- El palacio privado, Harem o Cuarto de los Leones. En torno al patio de los Leones.
La Casa Real se dispone funcionalmente en torno a unos patios. No existe un centro arquitectónico delimitado. Así se provoca la sorpresa continua y no se desprecian las proporciones humanas. Cada patio tiene un eje axial de simetría, no transitable por tener un estanque, jardín, surtidor o fuente. Es una arquitectura que solo se percibe mientras se anda.
La decoración juega un papel fundamental, pues llega a transformar la percepción de la arquitectura. La pobreza de los materiales requiere su ocultación. Madera para puertas y artesonados, haciendo lacerías. Azulejo de tradición persa, en zócalos, con motivos geométricos. Yeso que recubre el edificio con falsos elementos constructivos. Los calados, celosías y la policromía tamizan la luz provocando efectos sorprendentes. El agua de los estanques consigue un efecto de reflejo y otro sonoro, que llega a diversos lugares del palacio. El jardín se inserta en los distintos puntos de vista que ofrecen los interiores.
La Alhambra es una síntesis de la arquitectura regia, heredera de la arquitectura helenística y romana. Es un monumento singular, donde las formas son perfectas, ya que son usadas con plena consciencia de sus posibilidades. La Alhambra alcanza su valor estético merced a cuatro rasgos:
A Cada unidad del palacio está concebida para ser vista, apreciada y usada desde dentro.
A Las formas alcanzan una gran sensualidad a través de líneas y perfiles sinuosos de las superficies en movimiento.
A La emoción estética que produce alcanza su mayor cota en los ámbitos de uso privado.
A Los diseños ornamentales, geométricos y lógicos obedecen a leyes matemáticas pero evocan sensaciones de hechizo.


BIBLIOGRAFÍA
BORRÁS, G., El Islam. De Córdoba al Mudéjar, Introducción al Arte Español, Madrid, Silex, 1990.
GRABAR, O.: La formación del arte islámico. Madrid, Cátedra, 1984.
HOAG, J.: Arquitectura islámica. Colección Universo de las formas. Madrid, Aguilar.
PIJOAN, J.: Arte islámico. Summa Artis, vol.XII. Madrid, Espasa-Calpe, 1949

martes, 27 de marzo de 2007

TEMA 58. EL ARTE ROMÁNICO

INTRODUCCIÓN.
1. LA SOCIEDAD Y CULTURA DEL ROMÁNICO.
El contexto histórico: el feudalismo.
El Románico como cultura rural.
Los monasterios y las órdenes monásticas.
Las ciudades.
2. ARQUITECTURA.
2.1. CARACTERÍSTICAS.
2.2. EVOLUCIÓN.
Primer Románico: 1000-1075.
Románico Pleno: 1075-segunda mitad s. XII.
Románico Tardío: 1200-segunda mitad s. XIII.
2.3. ELEMENTOS ARQUITECTÓNICOS.
Plantas.
Muros.
Materiales.
Luz.
Columnas y pilares.
Cubiertas.
Arcos.
Puertas.
Torre campanario.
Decoración.
Simbolismo.
2.4. TIPOS DE CONSTRUCCIONES.
IGLESIAS.
Iglesias de peregrinación.
Iglesias basilicales.
Iglesias de tipo rural.
MONASTERIOS.
La estructura del monasterio.
ARQUITECTURA CIVIL Y URBANISMO.
2.5. ESCUELAS.
FRANCIA.
ITALIA.         
ESPAÑA.
La escuela catalana.
La escuela del Camino de Santiago (castellano-leonesa).
Catedral de Santiago de Compostela.
3. ESCULTURA.
3.1. CARACTERÍSTICAS.
Escultura arquitectónica.
Escultura exenta.
3.2. EVOLUCIÓN.
3.3. TEMÁTICA.
3.4. ESCUELAS.
FRANCIA.
ITALIA.
ALEMANIA.
INGLATERRA.
ESPAÑA.      
4. PINTURA.
4.1. CARACTERÍSTICAS.
4.2. EVOLUCIÓN.
4.3. TEMÁTICA.
4.4. ESCUELAS.
FRANCIA.
ITALIA.
ALEMANIA.
ESPAÑA.
Cataluña.
Castilla y León.
4.5. MINIATURA.                

INTRODUCCIÓN.
Un resumen.
El tér­mi­no “Románico” se debe a De Caumont (1824), como deriva­ción de la formación en dicho periodo de las lenguas ro­mances y como ex­tensión de la supuesta influencia del arte ro­mano en todo el arte de los s. VIII-XII, aunque luego este pe­riodo se re­du­jo a los s. X-XIII, dan­do entidad propias a los estilos visi­godo, astu­ria­no, mozá­rabe, carolin­gio, otóni­da... Su fin no fue repentino ni coetáneo en todo Occidente: en Fran­cia decayó por el empuje del Gótico desde principios del s. XIII, pero se mantuvo bastante más tiempo en Italia y España.
El arte románico se desarrolló principalmente em las re­giones donde la tradición romana había permanecido viva (norte de Italia en el Im­pe­rio Roma­no Germánico, Fran­cia y España), en con­fluencia con los carácteres bárbaros del arte prerrománico, los precedentes carolingio y otónida, y con importantes apor­tes de Bizancio y del Islam.
Es el pri­mer estilo internacional del Occidente Medieval, la primera mani­festación artística del ca­rácter uni­ficador de la cultura euro­pea, la cual llevó consigo el comienzo del pro­ceso diferencia­dor entre Oriente y Occidente, en torno al na­ciente concepto de cristiandad, que culminaría con el Cisma de Occidente. Hay una verdadera fie­bre de construcción en Eu­ropa desde 1000, sobre todo de igle­sias (texto de Glaber, 1048), por gru­pos am­bulan­tes de maestros y picapedreros, al tiempo que la Iglesia y los monasterios promueven las grandes rutas de las peregrinaciones (Roma, Tierra Santa, Saint-Michel, Santiago de Compostela), todo lo cual difunde el Románico por Occi­den­te, desde Ita­lia a In­gla­terra, desde España a Alema­nia, e in­cluso en Pa­les­tina con las Cruza­das del s. XII.
El carácter cristiano es patente en todo el arte: la clien­tela, los tipos arquitectónicos, los temas figurativos.       Pero también el arte romá­nico refleja la estructura social feu­dal, pi­rami­dal, al presen­tar a un Dios todopo­deroso, hierá­tico, que impar­te justicia.
El románico es un arte profundamente unita­rio en mu­chos de sus aspectos, pero tiene también una multitud de escue­las o deriva­ciones locales, debido a la diversa aplicación re­gional de los mismos principios fundamentales. Sus centros son varia­dos, desde las ciudades (que comienzan a resur­gir con el comer­cio desde el s. XI y que edifican sus iglesias-ca­te­dra­les) a los monasterios rurales cistercien­ses y las igle­sias de los pueblos.
En España es un arte fundamentalmente de importación, que se introdujo por Cataluña y el Camino de Santiago, mediante la orden de Cluny, y favorecido por la consolidación de los reinos cristianos en el s. XI y la entrada de dinero (parias) desde la España islámica a la caída del califato omeya.
En el Románico hay una clara jerarquía de las artes, con predominio de la arquitectura, a la cual se subordinan las ar­tes plásticas, que se integran y adaptan en el marco arquitec­tónico.
La arquitec­tura se centra en un gran tipo constructivo, el tem­plo, de­finido por su es­tética maciza (muros sin aperturas, lo que os­curece el interior), la cu­bierta de bó­veda de cañón (en los espacios rectan­gulares, exigiendo muros con igual fuer­za en toda la longitud), la ar­ticulación en tramos (lo que fa­cilita la utili­zación de las cimbras de madera y abarata la construcción y la repara­ción), con ar­cos de me­dio punto (fa­jo­nes, for­me­ros y to­rales) sosteni­dos por los pilares y los grue­sos mu­ros reforzados por contra­fuertes en los puntos de sopor­te. Otras cubiertas alter­nativas son las bóvedas de arista (en los espacios cuadra­dos de las naves centrales y laterales, y que permitían apoyar el peso sobre cuatro puntos, que debían ser reforzados con con­trafuertes y que permitían que el resto de los muros fuesen más ligeros y con ventanas más amplias, en lo que es un paso esencial hacia el arco ogival y el futuro estilo gótico) y las de cuarto de esfera (en los ábsides y ca­pi­llas), y las cú­pulas (en los cru­ceros) sobre trompas o pe­chi­nas. Las torres campana­rio (o espadaña) en la fachada o late­rales son el único elemento cla­ramente ver­tical. Hay un clara mejora de los mate­riales, desde la ini­cial piedra rota hasta el sillar bien pu­lido del Románico ple­no.
La decora­ción es muy rica, con pin­turas murales cubriendo casi todas las paredes y con grandes conjun­tos escul­tóricos en los portales y las ven­ta­nas, en los capite­les de los pilares y en las galerías de los claus­tros.
Se distinguen las iglesias-catedrales, de planta basilical de nave única, y las iglesias de pere­grina­ción, más monu­men­ta­les, adaptadas al rito de los peregrinos mediante la multipli­cación de las naves, un amplio transepto, un deambu­la­torio (o girola) para la vuelta pro­ce­sional alrede­dor de la tum­ba del san­to (general­men­te situada en la cripta bajo el al­tar ma­yor) y un amplio ábside con capillas radiales.
Los mo­nasterios, con un tem­plo y varios edi­ficios espe­cia­liza­dos, son conjuntos ar­quitectó­nicos notables.
Hay numerosas es­cuelas o centros de difusión de la arqui­tectura, destacando inicialmente la lombarda, con su solu­ción revolucionaria de la bóveda y las deco­ra­ciones de lese­nas y ar­cuacio­nes cie­gas, que recogió la influen­cia romana y bizanti­na, y se di­fun­dió por la Toscana, el sur de Italia sobre todo en Si­ci­lia, don­de se enri­queció con la influencia normanda, bizan­ti­na e islámica y ha­cia la misma Fran­cia. Las es­cuelas de Francia, algo pos­terio­res, son los grandes centros difusores hacia el resto de Europa, des­tacando la de Pro­ven­za, muy in­fluida por el arte romano so­bre­viviente, con gran­des basíli­cas con crucero corona­do por cimbo­rrio y con las na­ves latera­les resueltas en cuarto de esfera; de Toulouse, con deambula­torios festoneados de ca­pillas radia­les; de Auver­nia, con tri­bunas elevadas sobre las naves latera­les; de Peri­gord, con ten­dencia a la imposta­ción de las cúpu­las; de Norman­día, monumental, con su fachada de dos torres y su cubierta de madera, que se difun­de hacia Inglaterra y la Eu­ropa Central; de Borgo­ña, con las gran­des iglesias de peregrinación promo­vidas por la Orden de Cluny, que se extiende hasta Cas­ti­lla y León por el Camino de Santiago.
Los temas figurativos de las artes plásticas, con una gran unidad en la escultura y la pintura, siguen una finalidad di­dáctica de tipo religioso. Domina una estética naturalista, pero irreal, en la que los cuerpos son inmateria­les, casi abs­trac­tos, estáticos, adaptados al marco, prefiriendo la inter­preta­ción antes que la na­rración. Es un arte majestuoso e hie­rático en el que interesa sobre todo su contenido simbólico. Predomi­nan los ciclos del Viejo y del Nue­vo Testamento y las vidas de los santos, lo que da una gran homogeneidad iconológi­ca al Ro­mánico, aunque las distintas tra­diciones culturales de las re­giones repercuten en una gran di­versidad de escuelas.
De los mismos centros de la arquitectura provienen los avances en la escul­tura, partiendo de formas decorativas orna­mentales de gusto bárbaro sobre todo geométricos y vegetales, que pervivirán en la or­namentación para llegar a los grandes ci­clos fi­gurativos com­pene­trados con las estructuras arquitec­tó­nicas, destacando los ta­lleres de Toulouse y del Rosellón. Las tallas de madera son de una gran expresividad (en especial los Cristos). En gene­ral, los espa­cios más concu­rridos se dedi­can a los grandes te­mas sagrados y los lugares más recónditos a los temas más pro­fanos y cotidia­nos.
En pintura, las grandes decoraciones de pintura mural (al fresco y al temple) en los muros y las bóvedas tu­vieron una programación iconográfica de origen bizantino, ree­la­borada en Italia y difundida junto a las construccio­nes lom­bar­das. Des­pués se diversificó en la pintura de balda­quines y antipendios (tablas de los altares). En general, los programas iconográfi­cos se disponían según un orden invariable: en el ábside el Pantocrátor -justiciero e implacable- en el interior de la al­mendra mística, flanqueado por el Tetramorfos (los Cuatro Evan­gelistas o sus símbolos); pero este lugar central podía estar ocupado también por la Vir­gen y el Niño, rodeada por los Magos que presentan sus ofren­das. Por debajo del ábside, una galería de Apóstoles con sus atributos. Los muros laterales se dedica­ban a temas evangélicos y otras alegorías, reservando el muro posterior, a los pies del edificio, para el Juicio Final. En las bóvedas y cúpulas, podía haber el Juicio Final u otros te­mas.
En las artes menores o decorativas, cabe señalar la expan­sión de la orfebrería y el esmalte, en metal y marfil, con in­fluencias bizantinas e islámicas. La mi­niatura (iluminación de libros) alcanzó una gran calidad en los scrip­toria monás­ticos y epis­copales, conti­nuando la gran tra­dición carolingia y otóni­da y sirvió como gran vehículo de difusión de los temas iconográ­ficos y de los motivos ornamentales en todo Occidente.

1. LA SOCIEDAD Y CULTURA DEL ROMÁNICO.
El contexto histórico: el feudalismo.
Su contexto históri­co es la crisis que experimenta Europa tras la des­com­posi­ción del Imperio Caro­lingio, con la aparición del feu­dalis­mo.
En lo religioso es la época de las grandes reformas mona­cales, de las peregrinaciones, del te­rror milenario, de las cruza­das.
Factores: Terror milenario, no sólo en el 1000, que exaltó la reli­giosidad (tema del Apocalipsis, Jui­cio Final). Feuda­lis­mo triunfan­te, que promueve monasterios y castillos en el cam­po gracias a la mayor es­tabili­dad política. Desarrollo demográfico en los espacios urbano y rural, con un fuerte cre­ci­miento eco­nó­mi­co (se promueven más igle­sias y catedrales), pero con una riqueza basada en la tierra, con un comercio aún escaso.
Re­forma de las institu­cio­nes reli­giosas (mo­nas­te­rios be­ne­dic­ti­nos, Pa­pa­do). Se consolida una Euro­pa cristiana y con una cul­tura y un arte en co­mún, que se difunden por el mo­nacato y so­bre todo por las pere­grina­ciones en los Cami­nos (culto a las reli­quias de los san­tos). Las Cruzadas abren Europa a influen­cias orientales.
Mezcla de in­fluen­cias artísticas locales y exter­nas muy va­riadas. No hay un cen­tro único de ori­gen, aunque Borgoña y Lombardía son los más influyentes.
Cronología: apogeo en ss. XI y XII, y en ciertos lugares perdura hasta finales del s. XIII.
El Románico como cultura rural.
Es un estilo artístico que da respuesta a las necesidades de una sociedad básicamente rural, organizada en torno a los monasterios, los castillos, pueblos y ciudades de escasa pobla­ción.
Los monasterios y las órdenes monásticas.
El arte románico simboliza el po­der y el esplendor de los monasterios en la épo­ca feu­dal, de la que son los au­tén­ti­cos focos cultu­ra­les.
En la Alta Edad Media predomina la orden benedic­tina, que sigue la regla de San Benito, en principio muy austera y que extenderán sus técnicas agrarias por toda Europa. Pero la ri­queza acumulada por los monasterios a lo largo de varios siglos hizo que los señores feudales codiciasen las abadías para nom­brar titulares a sus hijos, al igual que los obispados y demás cargos eclesiásticos.
Como reacción a estos problemas el mo­naste­rio de Cluny en Borgoña, sede de los orden cluniacence, fundado en 910 por el duque Gui­llermo de Aqui­tania, fue eximido de la au­toridad civil y reli­giosa, dependiendo direc­ta­mente del papado, para evitar la de­cadencia y ser casa de re­forma de la vida religiosa y del pue­blo cristiano. Sus mon­jes ele­gían a sus pro­pios aba­des. El ejemplo cundió, de forma que los mo­nas­terios bene­dicti­nos se rigen por la regla de Cluny. El mo­nasterio de Cluny se convir­tió en el gran cen­tro espiritual de Europa y centro de un ver­dadero im­pe­rio mo­násti­co que en el siglo XII com­prenderá casi 1.500 aba­días y prio­ratos, con un poder polí­tico y econó­mico de pri­mera mag­ni­tud, promoviendo el arte Romá­nico, las Cruzadas y las Pe­regri­nacio­nes a Roma, Tierra Santa (Jerusalén), San­tiago de Com­poste­la, Saint-Mi­chel en Bretaña, fomentando así el con­tacto entre los distin­tos pue­blos. Su influencia artística fue notable a tra­vés de los scrip­toria, la fábrica de los grandes edificios mo­násti­cos y de las artes plásticas y suntuarias aplicadas a la litur­gia. Se difun­de de este modo un tipo de arqui­tectura y ar­tes plásticas común para Euro­pa occidental, en el que se re­nue­van conceptos de la herencia clásica romana, de su arqui­tec­tura tardía, la tradi­ción prerrománica e incluso la oriental (Bizan­cio, Islam). Cluny en 1258 perdió su independen­cia respecto a la Coro­na de Fran­cia.
La orden cisterciense aparece en el monasterio de Citeaux (finales del s. XI), fundado por Ro­berto de Molesmes, con el ánimo de reen­con­trar el espíritu de San Benito. Sus monjes pre­tenden una vuelta al carác­ter austero y senci­llo de la primera Iglesia, santifi­cando el trabajo manual de nue­vo, alejándose del ­boato clunia­cense y vi­viendo severamente (dormir en el sue­lo, comer una libra de pan y dos platos de verdura, ves­tir con tos­co há­bito blanco) y en si­lencio. Dicho estilo de vida se ex­tien­de rápida­mente por toda Europa. En 1154 ya hay 350 abadías y a finales del siglo XII llega a con­tar con 1.800 abadías.
La figura más importante de la orden cis­terciense es San Bernardo de Claraval (que entra como novicio en 1112 y muere en 1154), ter­cer hijo de un noble. Hombre de gran presti­gio en toda la Euro­pa civil y ecle­siástica, sus ideas incidirán en el arte. Pro­pugna la sencillez, que quedará plasmada en el re­chazo crítico a algunas de las imágenes con que se decoran los claus­tros, calificadas como *esos monstruos grotescos, ese de­sorden de bellezas deformes y de rare­zas esté­ti­cas+, para bus­car ex­presiones más cer­canas al cosmos, más natura­les.
Las ciudades.
En esta época renace la ciudad como núcleo urbano y de produc­ción artesanal, cuyo desarrollo urbanístico gira en torno a la iglesia-catedral, sede episco­pal, como centro espiritual y ob­jeto de las ambiciones artísti­cas de la comunidad, de la que se erige en monumento y símbo­lo, aunque también asume la fun­ción de sede administrativa y lugar de reunión, recogiendo el carácter de la basílica romana.

2. ARQUITECTURA.
2.1. CARACTERÍSTICAS.
Las características principales de la arquitectura romá­nica son: la jerarquía de la arquitectura dentro de las arte­s, el predominio de la iglesia, la cu­bierta de bóveda de pie­dra, la organización ar­ticulada y maciza del espa­cio.
- La jerarquía de la arquitectura dentro de las ar­tes, subordinando a ella la escultura, la pintura y el mosaico.
- La iglesia es el edificio predominante, en una época en que la Iglesia domina la vida social y cultural. Más secunda­rios son los monasterios y los castillos. La cons­truc­ción exige una capacidad económica considerable, por lo que las po­sibili­dades de la comunidad explican las dimensiones, calidad y deco­ración de cada obra. Hay una disposición de la planta basilical en cruz lati­na (con desarrollo del cruce­ro y del cim­bo­rrio), en sentido lon­gitu­di­nal con una cabece­ra dotada de áb­side y a ve­ces de giro­la.
- La característica fundamental de la arquitectura románi­ca es la cu­bierta de bo­veda de pie­dra, que exige fuertes muros de sustentación, con escasas aberturas y robustos contrafuer­tes.  Los elementos de soporte son los mu­ros de sillares, pi­la­res y con­trafuertes. Los elementos so­por­tados son arcos de me­dio pun­to, triforio y bóveda de ca­ñón.
- La organización ar­ticulada (tramos) y maciza del espa­cio, con fuertes efectos de claroscuro y luces rasantes que pe­netran por las escasas y es­trechas aberturas (puertas y venta­nas). El efecto macizo se incrementa por los toscos mate­riales de acabado.       
Nace un espíritu nuevo en la arquitectura (Bruno Zevi), una nueva con­cepción espacial: mé­trica espacial, precisa como la de un orga­nismo vivo, con con­centración de empujes y resis­tencias, adel­gazamiento de mampostería, abolición del arco triunfal (que restaba unidad a la iglesia) y del atrio, mayor atención a las fachadas (que muestran la división interna).
2.2. EVOLUCIÓN.
Primer Románico: 1000-1075.
Pobre y funcional, con piedra mal ta­llada o ladrillo; cu­bierta de madera para las naves y cubierta de bóveda para el ábside. En al­gunos casos hay una bóveda de cañón con arcos fa­jones y una cúpula so­bre el cru­ce­ro.
Románico Pleno: 1075-segunda mitad s. XII.
Ampliación y transformación de las cabeceras: deambulato­rios, tri­bunas y tran­septos. La causa es el ceremonial litúrgi­co más compli­cado en las peregrinaciones.
Románico Tardío: 1200-segunda mitad s. XIII.
Catedrales que anuncian el estilo gótico.                     
2.3. ELEMENTOS ARQUITECTÓNICOS.
Plantas.
Las plantas dependen de la función, visible en la ca­bece­ra: en las iglesias de peregrinación domina la giro­la, en las iglesias monásticas el coro.
Hay dos plantas: la más frecuente es la arcaizante ba­si­lical pero la más evolucionada y representativa es la de cruz latina (rema­tada con áb­side para cada na­ve). Si hay más de una nave las la­tera­les pue­den envolver el ábside con una giro­la, con peque­ñas ca­pillas radia­les (absi­dio­los) en la cabe­cera. Abundan las capi­llas para al­bergar las reliquias.
Muros.
Predomi­nio del macizo sobre el vano: gruesos muros, con po­cas y pequeñas ven­tanas abocinadas (saeteras).
Materiales.
El sillar es el material bá­sico de construcción. Los si­llares son maci­zos, de piedra bien puli­da, de forma regula­r (escuadrada).
Luz.
La luz es escasa, con fuertes efectos de claroscuro.
Columnas y pilares.
Columnas cilíndricas, del mismo grosor, que ol­vi­dan las propor­ciones clási­cas. Capitel de hojas, imitación del corin­tio, con motivos ve­getales, animales o histo­riados. Las colum­nas abundan sobre todo en los claustros, pero son poco relevan­tes en las iglesias.
Los pilares son el principal soporte. Se distinguen los compuestos, robus­tos, con pilastras y columnas adosadas.
Cubiertas.
Al principio hay una cubierta de madera que será sustitui­da por bóve­das de piedra.
La bóveda de cañón es la gran innovación para cubrir las grandes naves basilicales, generalmente en tramos rectangula­res, pero también hay bóvedas de arista (que aparecen en los tramos cuadrados como intersec­ción de dos bóvedas de cañón, generalmente para las naves latera­les), bóvedas de cuarto de cañón (pa­ra las tri­bunas sobre las naves latera­les) y de cuarto de es­fera (o de horno, para los ábsides). Este avance se expli­ca porque la cubier­ta, reali­zada en la mayo­ría de los casos por una bóveda de ca­ñón, se divi­de en va­rios tra­mos independientes, lo que aba­rata la cons­truc­ción al poder utili­zar una misma cim­bra (ar­ma­zón provi­sio­nal) repe­tidas ve­ces, al mismo tiempo que permite realizar con faci­lidad re­cons­truccio­nes parciales en caso de ruina. Esta técnica re­que­ría el refuerzo de la bóveda por medio de arcos fajones, por lo que los constructores se vieron obli­gados a levantar pilares com­puestos como sistemas de apoyo para transmitir los empujes a las naves laterales, empu­jes que son absorbidos por gruesos muros de cierre reforzados mediante con­trafuertes.
Cú­pula en el cruce­ro. Como el crucero es muy difícil de cubrir, se usa a menudo la cúpu­la-cimborrio (cim­borrio que apa­rece en el exte­rior), con apoyos en trom­pas y pechinas (una in­fluen­cia bizan­ti­na). En ocasiones también se utilizó la to­rre linterna.
Arcos.
Se emplean varios tipos de soportes: arcos fajones (tam­bién llamados perpiaños, divi­diendo en tramos la bóve­da de la nave central) sobre pilares, ar­cos formeros paralelos al eje de la bóveda, arcos torales en el crucero, y las medias bóve­das de las tribu­nas. Para so­por­tar las bóve­das gene­ralmen­te se usan arcos en el in­terior y contra­fuer­tes en el ex­terior.
El tipo de arco más común es el de medio punto (pronto doblado), que a veces es peralta­do y otras abocinado (su aboci­namiento, con cre­ciente apertura de la luz, tiene una cau­sa decora­tiva).
Puertas.
Puertas abocinadas (como las ventanas), con arcos concén­tricos (arquivoltas). Se distingue el tím­pano entre el dintel y el arco, y el parteluz (una columna en el centro).       
Torre campanario.
Torre campanario (una o dos) situada al lado de la fachada principal o en la cabecera. Es el elemento más vertical del templo.
Decoración.
Decoración en pintura o escultura, con temas vegetales, animales, figurativos... La decora­ción es muy rica, con pin­tu­ras murales cubriendo casi todas las paredes y con grandes con­jun­tos escul­tóricos en los portales y las ven­ta­nas, en los ca­pite­les de los pilares y en las galerías de los claus­tros. En gene­ral, los programas iconográfi­cos se disponían según un or­den invariable: en el ábside el Pantocrátor justiciero e im­placable en el interior de la al­mendra mística, flanqueado por el Tetramorfos (los Cua­tro Evan­gelistas o sus símbolos); pero este lugar central podía estar ocupado también por la Vir­gen y el Niño, rodeada por los Magos que presentan sus ofren­das. Por debajo del ábside, una galería de Apóstoles con sus atributos. Los muros laterales se dedica­ban a temas evangélicos y otras alegorías, reservando el muro posterior, a los pies del edifi­cio, para el Juicio Final. En las bóvedas y cúpulas, podía ha­ber el Juicio Final u otros te­mas.
Simbolismo.
El simbolismo de las iglesias es notable. La planta con tres naves y transepto era alegoría de Cristo en la cruz. La cúpula central era alegoría de la bóveda celeste. Los pilares de los Apóstoles y profetas como fundamento de la Iglesia. Los muros del pueblo cristiano, un sillar cada hombre. El templo era el lugar de encuentro del hombre con Dios, en silencio y penumbra, en recogimiento espiritual.
2.4. TIPOS DE CONSTRUCCIONES.
IGLESIAS.
Iglesias de peregrinación.
Son las más completas y monu­menta­les, hechas en Románico Pleno. Pueden ser catedrales en ciuda­des o templos de monaste­rios y acogen a multitudes de fie­les y peregrinos. Tienen una gran unidad es­pacial, con una ar­mo­nía y un sim­bolismo que sus­citan la emoción de los fieles.
Se caracterizan por: Tres naves (la cen­tral es ma­yor). Un gran tran­septo. Pro­longa­ción de la nave principal en torno al presbiterio, median­te la giro­la (deambulatorio para la vuelta ritual de los fie­les). Absi­dio­los en el ábsi­de (pequeñas capi­llas de dis­tri­bu­ción ra­dia­l). Tri­buna su­pe­rior. Grue­sos pilares de sus­ten­ta­ci­ón.
Ejemplos: San­tia­go de Com­pos­te­la, San Mar­tín de Tours, San­ta Fe de Conques, San Sa­turni­no de Tou­lou­se.
Iglesias basilicales.
Se desarrollan en el Románico Pleno. Son menos gran­des, con tres naves con transepto menor, cabecera con tres áb­sides, a veces cimborrio en el crucero.
Ejemplos: Jaca, San Martín de Frómista.
Iglesias de tipo rural.
Muy numerosas, servían para muchas funciones: religiosas, ci­viles y mercantiles. Se caracterizan por ser pequeñas, con materiales pobres. Plan­tas muy variadas: una nave de cruz grie­ga, bien centralizada. La mayoría son portica­das.
MONASTERIOS.
Las órdenes monacales (sobre todo la benedic­tina) se ex­tendie­ron por Eu­ropa, difundiendo la religión, cul­tura, arte, técni­cas... Ubi­cadas en lugares apar­tados, se dis­tribuían en un nú­cleo princi­pal con el claustro, un gran patio con galerías de arcos de medio punto, ordenador de las depen­dencias: iglesia, sala capi­tular, refectorio, bi­blio­teca, coci­nas, dor­mitorios (en planta supe­rior)... Destaca en España el de Si­los (Bur­gos).
La estructura del monasterio.
Se presenta como una ciudad cerrada: centro religioso, cultu­ral, económico, etc. Hacia él convergen fuertes recursos, aspirando a ser una unidad autosuficiente de producción en las actividades agrícola y artesanal.
El acceso es controlado y limitado al exterior de la comu­ni­dad (una puerta, un horario de acceso, un lugar de recep­ción). Dentro del recinto, todo está perfectamente pautado, ordenado y hasta jerarquizado, enfocado a conse­guir el cumplimiento del camino de perfección elaborado a partir de la regla de San Benito de Nursia (siglo VI). La configuración del monas­terio venía defi­nida desde el siglo IX, tras un concilio cele­brado en Aquisgrán. La referencia a esta planta ideal estará presente en la construcción de todos los monasterios, introdu­ciéndose sólo algunas variaciones, pequeñas unas veces, de enorme contenido otras.
La vida gira en tomo al conjunto iglesia‑claustro, que ocupa el lugar central. Este conjunto, punto de intersección de la tierra y el cielo, es considerado como la Jerusalén celes­tial, la casa de Dios.
Por una parte, situadas a la izquierda, encontramos los edificios de resi­dencia y espera:
· Área de hospedería. Situada cerca de la puerta; suele haber dos casas, una para visitantes privilegiados y escola­res, y otra para pobres.
· Área de los novicios. Destinada a los que aspiraban a entrar en la comunidad; lugar transitorio de donde el aspi­rante saldrá tras una época de aprendizaje y la celebración de un ritual (imposición de la cogu­lla, beso de paz y retiro de tres días, signo de silencio y soledad, de muerte y resurrección).
· Área de enfermería. Apartada del resto, porque la enfer­medad se concibe como una secuela del pecado y una situación de impureza, acrecentada por el hecho de que se les daba de comer carne para fortalecerlos. El enfermo carnívoro no participaba de la comunión, y a los que se les administraba la extremaunción se les dejaba de suminis­trar carne a fin de que pudieran partici­par de la comu­nión an­tes de morir. Estar enfermo era sinónimo de ser peca­dor, por lo que in­cor­porarse a la comunidad reque­ría un rito de penitencia y aco­gi­da, pero no se moría solo: tras besar la cruz, el enfer­mo besa­ba a todos los hermanos y en su agonía le acompañaban los her­manos...
Completaban el monaste­rio: el cementerio, la casa del abad, el área de servicio, el refectorio y la sala capitular.
ARQUITECTURA CIVIL Y URBANISMO.
En la arquitectura civil destacan las casas, palacios ur­banos y casti­llos.
De las casas y palacios, construidos con materiales pobres en las ciudades, quedan pocos restos. Tienen dos pisos con una o dos puertas de medio punto y ventana­les.
Los casti­llos cuentan con mejores materiales, debido a su doble función residencial y defen­siva.
Las ciudades tienen calles angostas, insalubres, de traza­do regular si son fundaciones reales nuevas o sobre ciudades romanas, e irregular si se desarrollan a partir de varios nú­cleos o de una población musulmana.

2.5. ESCUELAS.
FRANCIA.
Francia es el gran centro de la arquitectura románica, con una enorme abundancia de edificios, sin un modelo único en los varios centros o escuelas regionales.
Provenza: simplicidad, con gran­des basíli­cas de una desta­cada nave central, con crucero corona­do por cimbo­rrio y con las na­ves latera­les resueltas en cuarto de esfera. Hay una gran in­fluen­cia de los edificios romanos sobre­vivientes. Destacan la iglesia de San Tró­fimo de Arlés y la abadía de San Gil.
Poitiers, Angulema y Perigord: en la región de Aquitania. Dominan las influencias bizantinas con la planta de cruz griega y la abun­dancia de cúpulas (Angulema, Perigord) sobre pe­chi­nas, y de la es­cultu­ra en la fachada. Destaca el rema­te cónico con es­camas en Poitou, con edificios de tres na­ves de igual altura.
Tou­louse: con deambula­torios festoneados de ca­pillas ra­dia­les.
Auver­nia: con tri­bunas elevadas sobre las naves latera­les.
Normandía: cubierta de madera, fachada con dos torres, grandes naves, poca escultura. Se difun­de hacia Inglaterra y la Eu­ropa Central. Destacan la abadía de Mont Saint Michel y la iglesia de San Esteban de Caen (ésta tuvo gran in­flujo en el Románi­co, en Inglaterra como en Composte­la).
Borgoña: son iglesias de peregrinación. Las bóvedas muy altas, especialmente la central, ventanales amplios (que ilumi­nan los capiteles historiados del interior), ar­cos con dovelas de colo­res alternados. Destacan Cluny, Santa Magda­lena de Véze­lay, San Lázaro de Au­tun, San Esteban de Ne­vers.
ITALIA.         
Es muy importante la influencia de la Roma antigua, adver­tible en el rema­te de la fachada a dos vertientes (similar a los fron­tones) y en que algunas fa­chadas tie­nen próti­ros (por­ches ex­terio­res, a veces sosteni­dos por leo­nes) siguiendo el modelo de los pór­ticos clásicos roma­nos. Hay también influencia paleo­cris­tiana (cru­cero poco des­taca­do), así como de la basíli­ca lombarda (con bóveda y pilares).
Lombardía. Es el gran centro difusor de inicios del Romá­nico, con su solu­ción revolucionaria de la bóveda, que recogió la influen­cia romana y bizanti­na, y se di­fun­dió por la Toscana, el sur de Italia -sobre todo en Si­ci­lia, don­de se enri­queció con la in­fluencia normanda, bizan­ti­na e islámica- y ha­cia la misma Fran­cia. Destaca también por las deco­ra­ciones de lese­nas (bandas lombar­das con pilastras ver­tica­les, muy difun­didas en Europa) y ar­cuacio­nes cie­gas (galerías de arcos ciegos en los muros, los "ar­qui­llos lom­bar­dos"). Destaca el ejemplo de San Ambrosio de Mi­lán (con bóve­da de cru­cería y crucero poco desta­cado).
Toscana: Recibe la influencia lombarda y de la arquitectu­ra clásica romana. Se caracteriza por las logias (galerías de ar­cos vivos), im­portancia de las colum­nas, decoración con va­riado cromatismo pétreo, predo­minio de la horizontalidad. Con­jun­tos de edificios sepa­ra­dos de catedral, bap­tiste­rio y campa­ni­le. Des­taca el con­junto de Pisa, y el tem­plo de San Mi­niato de Flo­ren­cia (sime­tría, equilibrio; geome­tría; rica decoración de incrustaciones).
Sicilia, Nápoles: Recibe la influencia lombarda y de la arquitectu­ra clásica romana. Influencia de la decoración islá­mica y bizantina (mosaicos, mocárabes) y de cúpulas. Destacan los templos de Monreale (con extraordinaria decoración), Bari.
ALEMANIA.
En Alemania domina un arte imperial, monumental. Pervive la tradición otónida y recibe variadas influencias: lom­barda, francesa. Se caracteriza por las plantas con ábsides en cabece­ra y pies, arquillos en muros y en torres cir­culares, naves eleva­das. Destaca San Mi­guel de Hildesheim (cubierta de madera) con una planta como de dos igle­sias ado­sadas (dos cruceros, dos presbi­terios, dos ábsides), Santa María de Laach, y las cate­drales de Spi­ra, Worms y Ma­guncia (estas con cubiertas de bóve­da de aris­ta). La duplicación del ábside obedecía al ri­tual estacional (con proce­siones a los diferentes altares), mientras que la reforma de Cluny concen­traba coro y altar en un solo lugar para celebrar la misa.
INGLATERRA.
Relacionada con la escuela normanda (desde la conquista de la isla en 1066). Se caracteriza por los templos de grandes proporcio­nes, con naves largas, un enor­me cimbo­rrio y un doble tri­fo­rio.
Destacan las catedra­les de Win­ches­ter, Gloucester, Peter­bo­rough, York, Canterbury y Durham (con la innovación de la bóve­da de crucería y el claris­torio supe­rior sobre el matro­neo, para aumentar la iluminación).
ESPAÑA.
La escuela catalana.
La escuela catalana se desarrolló primero (h. 1000), gra­cias a la proximidad europea, la influencia francesa y el botín obtenido por Ramón Borrell I en el saqueo de Córdoba (1010). Es­tuvo muy relacionada con la arquitectura de Lombardía y el sur de Francia, mediante cuadrillas ambulantes de albañiles (los de Cremona fueron famosos). La influencia islá­mica es sólo or­na­mental.
Se caracteriza por el rústico apare­jo de sillería, cu­bier­ta de madera en naves y bóveda en ábside, decoración lom­barda exte­rior.            
A ambos lados del Pirineo se hallan las primeras obras: San Martín de Cuixà y San Pedro de Roda (1022). En el s. XI la influencia lom­barda se encuentra en San Vicente de Cardo­na (1040), en el extraordi­nario monasterio de Ripoll (el abad Oli­va inicia la cabecera en 1032), con una gran torre, cinco naves y tes­tero de siete ábsides, arqui­llos lom­bardos, lesenas.
Des­ta­can asimismo San Juan de las Abadesas, San Cugat del Vallés, San Pablo del Cam­po y San Martín de Cani­gó.
Un románico más pobre, en las zonas rurales, con caracte­rísticas arcaizantes (planta basilical) lo representan las dos iglesias de Tahull (con sus torres), h. 1124.
Bien entrado el s. XII persiste el Primer Románico en las catedra­les de la Seo de Urgel (1175), Tarragona y Lérida (con bóveda de cruce­ría y arcos apuntados, pero con soportes aún macizos).
La escuela castellano-leonesa del Camino de Santiago.
Hay un problema terminológico respecto a la arquitectura de los reinos de Castilla y León. Tradicionalmente (por una concepción nacionalista del arte) se la ha lla­mado escuela cas­tellano-leonesa, pero en realidad trasciende estos límites geo­gráficos y se extien­de por el Cami­no de Santiago, la gran vía de co­muni­cación de la cultu­ra, el arte, el co­mercio... a través de Ara­gón, Nava­rra, Casti­lla, León y llega a Galicia, don­de se encuen­tra su obra cumbre, la catedral de Santiago de Composte­la. Su difusión ha­cia el sur del Camino se explica por la imi­tación. Por todo ello, debemos aso­ciar el estudio de su arqui­tec­tura y de su difusión al estu­dio del pro­pio Camino de San­tiago, en una indi­soluble uni­dad artístico-cul­tu­ral, como co­rresponde a las nue­vas metodologías formalis­tas, iconológicas y sociológi­cas de la Historia del Arte.
Las obras son financiadas por la población de las ciudades y pueblos del Camino y por las donaciones de los pere­grinos. Hay dos tipos: campesino-mona­cal (San Martín de Frómis­ta, San Salvador de Leire, Santo Domingo de Silos) y ur­bano (Jaca, San Isidoro de León, Zamora, Santiago de Composte­la.
En esta escuela es predominante la influencia fran­cesa, llegada en cuadrillas de albañiles contratados por los monjes clunia­censes. En la parte occidental es patente la influencia catalana en la planta basilical de la catedral de Jaca en Ara­gón, mientras que en la parte meridional influyen el Islam y Bizan­cio en las catedrales de Zamora y Salamanca y la Cole­giata de Toro (cúpula de crucero con arcos radiales sobre pe­chi­na), en San Martín de Segovia con galerías porticadas latera­les.
En el s. XI destacan en Aragón la catedral de Jaca (deco­ra­ción geomé­trica de aje­dre­zado, alternancia de pila­res y co­lum­nas), igle­sia y castillo de Loarre, San Juan de la Peña (cu­bierto por una roca), San Pedro el Viejo de Huesca.
En el s. XI en Navarra: iglesia del monasterio de Eunate.
En el s. XI destaca en León el Panteón Real de San Isido­ro, con influencia islá­mi­ca en el intradós lobulado del arco triun­fal del pórtico. En Castilla: San Martín de Frómista (Pa­lencia).
En el s. XII hay en Castilla una fiebre constructiva; sólo en Palencia hay 600 iglesias catalo­gadas. En Segovia: las igle­sias de San Mi­llán, San Esteban y San Martín tienen pórtico de ar­querías so­bre colum­nas, torres so­lem­nes; San Vicente de Avila sigue este modelo. En So­ria: San Juan de Ra­banera (ro­má­nico pu­ro), Santo Do­mingo (in­fluencia francesa), San Juan de Duero (influencia is­lámica en arquerías lobu­ladas).
En León se construye la iglesia de San Isidoro de León (el pórtico era anterior), con influencia mudéjar en el arco poli­lobulado del crucero. En el valle del Duero: influen­cias bi­zan­tinas del Poitou (cú­pu­la sobre pechinas, conos cubiertos con escamas), con las catedra­les de Zamora y Sala­manca y la cole­giata de Toro.
Catedral de Santiago de Compostela.
La catedral de San­tiago de Com­pos­tela (1075-1211) es la obra cum­bre del románico espa­ñol y la más evolucio­nada y monu­men­tal de las iglesias de peregrinación eu­ropeas. De hecho, debería cla­sifi­carse como una obra maestra del Romá­nico fran­cés, por su planta tan semejante a la de Saint Ser­nin (San Sa­turnino) de Tou­louse. Como un modelo europeo influyó posterior­mente en Espa­ña y la misma Francia.
Su cons­truc­ción em­pieza en 1075, se inte­rrum­pe en 1105 y se reini­cia en 1117 por el obispo Diego Gelmí­rez (de cultura fran­cesa), que reparó, abo­vedó y forti­ficó la obra ante­rior del edi­ficio. En 1124 se co­menzó la cons­truc­ción del claustro (tan pequeño que fue sus­ti­tuido en el s. XVI). La obra principal se acabó h. 1122-1128. Se financió con donaciones y ofrendas de los peregrinos, los habitantes de la ciudad y del rey Alfon­so VI (1072-1109), más las ren­tas del arzo­bis­po y el derecho espe­cial de acuñación de moneda. La inmen­sidad de la obra co­rres­ponde a las exigen­cias religio­sas y so­ciales de la época, en pleno apogeo del Camino de San­tiago y de la lucha de Castilla y León contra los almorávi­des.
Los maestros de obras parecen ser sobre todo franceses (Bernardo el Viejo) y se sabe que había 50 canteros dirigidos por Robert.
Se carac­te­riza por la planta de cruz latina, con tres na­ves y girola, como todas las iglesias de peregrinación.
Las proporciones son monumen­ta­les: 100 m de longitud, nave cen­tral de 10 m, na­ves laterales de 5 m, y la bó­veda de la nave cen­tral tiene 22 m de al­tu­ra unifor­me.
Recibe influencias arqui­tectónicas de todos los estilos ante­rio­res: prerrománico astu­riano (ábside recto de la capilla de El Salvador, capillas de planta de herradura embebidas en los muros, arcos de he­rra­du­ra, canecillos y decoraciones bajo el alero, con­trafuertes exteriores), ro­mánico es­pa­ñol (cabe­ce­ra de Jaca; combinación de nave central de bóve­da de cañón y naves latera­les de bóveda de arista de San Isido­ro de León), arte islámico (arcos lobulados en la Portada de las Platerías) y, so­bre todo, toma elementos del romá­nico fran­cés (gi­rola, capi­llas radiales, tri­fo­rio, prolon­ga­ción de las naves en el cru­ce­ro) -sobre todo del provenzal-.
Destacan el enorme crucero de tres naves, la cabe­cera com­plicada con una gi­rola (po­co frecuente en Espa­ña) con cinco capi­llas, y las dos to­rres que en­cuadran la fa­chada.
Se hizo un coro en el E de la nave cen­tral, siendo el pri­mer coro hispánico (también fue eli­mina­do en el s. XVI).
Las naves cola­terales cir­cundan todo el tran­sep­to y llegan al deam­bulato­rio sin estre­chamiento o inte­rrup­ción.
El transep­to es monumen­tal.
            En el interior destaca la articulación de los vanos.
La tribuna se prolonga por el deambulatorio (no se conoce bien la función de este alargamiento).
Hay dos portadas en el mag­nífico transepto de la primera etapa de construcción, en el N la Por­tada de Francia (o de la Azaba­che­ría) y en el S la Por­tada de las Platerías.
Al entrar en el vestíbulo encontramos el Pórtico de la Gloria (1188), desde el que se tiene una visión unitaria hasta el áb­side central.

3. ESCULTURA.
3.1. CARACTERÍSTICAS.
Es la principal arte plástica románica. Sus fuentes son los marfi­les, orfe­bre­ría y miniatura. Su apogeo se produce en el tránsi­to del s. XI al XII.
La plástica románica es en general no naturalista, pues su naturalismo es irreal ya que trata los cuerpos como si fuesen inmateriales. Es un arte docente, explicativo, ten­dente a la formación de los fieles, buscando su formación pia­dosa.            
Es un arte simbólico, que da una imagen del mundo espiri­tual. Dios es un juez terrible y apocalíptico, lejano, que exi­ge sometimiento.
Escultura arquitectónica.
La ley del marco arquitectónico: supeditación a la arqui­tectura (poses forzadas), función decorativa.
Concentración en portadas (tímpa­no, arquivoltas, jambas, par­teluz) y capi­teles de iglesia y claustro (vegetales, ani­ma­les, figuras). En la escultura exenta tenemos los Cristos en majestad (como el de Batlló).
Escultura exenta.
Temas: el Crucificado (en dos tipos, Maiestas y desnudo), y la Virgen con el Niño sentado en sus rodillas, hieráticos.
Materiales: madera, marfil, metal. Policromía.
3.2. EVOLUCIÓN.
Progresiva adaptación al marco arquitectónico, con mayor movimiento, hasta que al final se olvida la función arquitectó­nica. Dife­rente tratamiento del relieve: al principio muy plano y sencillo, al final con naturalismo y movimiento (sobre todo en los ropajes) en altorre­lieve.
3.3. TEMÁTICA.
Hay una relación entre los temas iconográ­ficos y su co­lo­cación en el templo. En el tímpano hay los temas de:
a) Dios en el Apocalip­sis: Pan­to­crá­tor con Tetramorfos y 24 An­cianos del Apocalipsis (San Pedro de Moissac, 1125).
b) Juicio Final: Pantocrátor con evange­listas, ángeles con trom­petas, apóstoles, Virgen, justos a la derecha y condenados a la izquierda con un monstruo (San Lázaro de Autun, 1130; San­ta Fe de Conques).
En los capiteles de la iglesia los temas (para educación de los fieles) son el hombre ven­ciendo al pecado o tentado por el diablo. En los capiteles y machones de ángulos del claus­tro los temas son alegó­ricos (para los más educados mon­jes) de mons­truos o pecados, o escenas narrativas de la Biblia (claus­tro de cate­dral de Gero­na, Silos en Burgos).
Carácter do­cente: expresividad para comunicar un mensaje reli­gioso, con alegoría, simbolismo e intelectualización, con mensajes distintos para los fieles y los monjes.
Fuen­tes iconográficas: AT, NT, Evangelios Apócrifos, le­yendas aúreas, martiriologios, bestiarios, pintu­ra y miniatura.
Figuración simétrica (a los lados), desproporcionada, téc­nica sencilla, en dos pla­nos, sin volumen, integrada en escenas sin perspectiva, con yuxtaposi­ción de figuras, con un programa didáctico para todo el templo. Es naturalista, pero poco rea­lista. Tiene una gran rigidez y una fuerte expresividad.
En muchas de las iglesias del Camino de Santiago hay una se­rie de men­sajes esculpidos que terminan en Compostela. Cada iglesia es un vehículo para un concreto sermón en piedra que se relaciona con el conjun­to, aunque en muchas se repiten los te­mas. Desde la cate­dral de Jaca (el crismón simbólico, visión de Dios como trini­dad en el Paraíso, Cristo como Salvador) a la catedral de San­tiago (Cris­to como Dios).
            Como ejemplo de la escultura románica tenemos la Virgen de la Catedral de Gerona, estática, des­propor­cionada, es­que­ma­tiza­da, severa, sin belleza humana, una repre­sentación de lo divi­no, con ropajes austeros, con de­talles de una religión de temor (seguramente el Niño portaba un ce­tro).
3.4. ESCUELAS.
FRANCIA.
Diferentes escuelas regionales:
Languedoc: Pórtico de San Saturnino de Toulouse (As­cen­sión del Señor, en romá­nico puro). Destaca el tímpano de Moissac (obra cum­bre del Ro­má­ni­co, tema del Apocalip­sis).
Borgoña: San Láza­ro de Autun (Juicio Final del maestro Gisleberto). Santa Mag­dale­na de Vézelay (Pente­costés). Movi­mien­to, figuras alargadas y flexibles, realismo.
Auvernia: Santa Fe de Conques (Juicio Fi­nal).
Provenza: San Trófimo de Arlés (influencia clásica, del relieve de los sarcófagos romanos).
Región de París: Pór­tico Real de Char­tres (esculturas-pi­la­res y otros relieves con variedad de temas, con acentuada verticalidad, y una actitud noble y serena).
ITALIA.
Influencias bizantina, francesa y clásica. Fa­chada de Ca­tedral de Módena y trono episcopal de Bari (por Wi­li­gel­mo). En la catedral de Parma el Descendimiento de la Cruz (1178) por Benedet­to Antelami, el mejor escultor románico ita­liano. En Pisa el púlpito de la catedral (por Guglielmo) y la pila del Bap­tiste­rio de Pisa (por Guido de Co­mo).
ALEMANIA.
Tiene una escasa escultura monumental. Portadas de Augs­bur­go y Hil­des­heim. Decoración vegetal o animada.
INGLATERRA.
Hay pocos ejemplos por la preferencia nor­manda por decora­ción geo­métrica y vegetal y por la mayor influencia de los aus­teros monjes cistercienses.
ESPAÑA.
Los inicios se localizan en Cataluña, h. 1000, con los capiteles de Ri­poll y los dinte­les de Sant Genís les Fonts.
En el s. XI destacan:
Tímpano de Jaca con crismón flanqueado por ani­males.
Por­tadas de San Isidoro de León.
Por­ta­da de las Pla­te­rías en San­tiago de Compostela (do­ble natu­ra­le­za de Cris­to).
Claustro de San­to Do­mingo de Si­los (ca­pite­les y machones).
En el s. XII destacan:
En Cataluña la portada de Ripoll (serie de frisos).
En Na­varra (influen­cia francesa) la portada de San­güe­sa, San Juan de la Peña, San Mi­guel de Es­tella.
Hay tres grandes maes­tros de la época de transi­ción al gótico, en la segunda mitad del s. XII, destacando en ellos la influencia francesa, con un cre­ciente naturalismo: el Maestro de la Cámara San­ta de Ovie­do, el Maestro de San Vi­cente de Avi­la y, sobre todo, el Maestro Ma­teo (activo en 1168-1217), en los tres ar­cos del Pór­tico de la Gloria de Santiago de Com­pos­te­la, un com­pendio de la iconogra­fía románi­ca.

4. PINTURA.
4.1. CARACTERÍSTICAS.
Es un arte docente, explicativo, tendente a la formación de los fieles, buscando su formación piadosa.           
Es un arte simbólico, no naturalista, que da una imagen del mundo espiritual. Dios es un juez terrible y apocalíptico, lejano, que exige sometimiento.
La pintura puede ser mural o sobre tabla, pues se vincula a los muros del interior -en los que se utiliza la técnica del fresco- y a la pintura exenta en los fron­tales de altar (los antipendios).
Las formas son simples, casi geométricas. Los colores son planos, sin preocuparse de crear espacio en profundidad.
La minia­tura es muy im­por­tante, por su carácter docente y como testimonio y difusor de los temas y es­ti­los.
Se caracteriza por un dibujo grueso (linealidad), que con­tornea enérgicamente la silueta y separa con un trazo negro cada superficie cromáti­ca; con esta intensificación se explota el poder del dibujo para la cons­trucción de formas. La seguri­dad de la siluetación es admi­rable en las superficies curvas de los ábsides, en las que los artis­tas llegan a sentirse tan có­modos como en el tra­bajo de super­ficies planas.
Hay un color puro, sin mezclas, o a lo sumo con dos tona­lida­des. Se prefiere el plano cromático amplio, en el que se obtie­nen efectos violentos y con el que se expresa muchas veces al­gún simbolismo medieval.
Hay una carencia de profundi­dad y luz. Es una pintu­ra bi­dimen­sio­nal y plana. Las figuras se disponen en posturas para­lelas a manera de relleno de un plano, y con frecuencia resal­tan sobre un fon­do monocromo o listado en fran­jas horizontales de diver­sos to­nos. Al no proceder a la mezcla de los colores las esce­nas ca­recen de vibración lumínica, au­sencia que contri­buye a resaltar de forma más poderosa la geo­metría de las for­mas.
Es una composición yuxtapuesta; prefe­rencia por las figu­ras fron­tales y por la eliminación de cual­quier forma que rompa el pla­no. En los grupos las figu­ras no se rela­cionan hasta el ro­máni­co tardío, alrededor de 1200. La com­posi­ción geométrica es com­pleja: triángulos, pirá­mides, cuadra­dos, círculos. Las figu­ras son hieráticas, sin mo­vi­mien­to, sim­ples y estiliza­das, sin ca­non (con un canon alar­gado al fi­nal del ro­mánico).
El muro se prepara al fresco de forma tan concienzuda, apli­cando los colores sobre una capa fresca de cal ab­sorbente (lo que ha conservado muchas obras) que, arrancadas las pintu­ras de Berlanga o de Tahull, quedan siluetas y colores adheri­dos a la cal; quizás los toques fina­les se dieran con temple, lo que ha contribuido a mantener la viveza de los to­nos.
Tiene un carácter antinaturalista y simbólico , con un gran po­der expresivo, falta de realismo, y tendencia a la es­quematiza­ción. Este antinaturalismo extremo sigue la escuela bizantina: el ar­tista prefiere plasmar vivencias antes que re­producir for­mas reales. No hay fondos de perspectiva ni paisa­jes.
El género por excelencia es la pintura mural, y los mosai­cos de influencia bizanti­na se usaron sólo en Italia (catedral de San Marcos de Venecia), pero también se pintaron frontales de altar. En España abunda la pintura al temple sobre tabla en los fron­tales de altar (Cataluña y Aragón), con una temática varia­da: Cris­to, Virgen, Santos. El esquema es simétrico, gene­ral­men­te en tres ca­lles vertica­les. Destacan los frontales de Seo de Urgel y de Aviá.
4.2. EVOLUCIÓN.
Se distingue un periodo de románico bizantinizante, en el s. XI y uno de románico pleno, en el s. XII, ya completamente autónomo, pero no por ello mejor.
Predominan las influencias bizantina (ubica­ción, iconogra­fía, hieratis­mo, siluetas con grandes rayas), clásica, copta y prerrománica (de cada región), y de la miniatura mozárabe.
4.3. TEMÁTICA.
Las pinturas se localizan en el interior de los templos, con una finalidad docente, explicando la doctrina oficial de la Iglesia.
Las figuras son hierá­ticas y frontales. No hay una pers­pectiva geomé­trica.
4.4. ESCUELAS.
FRANCIA.
Es el mayor centro de la época, con dos estilos:
A) Lo­cal, románico puro, en tonos claros, con figuras so­bre fondo dis­puesto en bandas anchas.
B) Bizantinizante, con figuras sobre fondo azul oscuro, con riqueza de color y deta­lles decorativos (frescos de Berzè-la-Ville en Saone-et-Loire).
ITALIA.
Hay también dos estilos:
A) Local, en Lom­bar­día, con un romá­nico más puro.
B) Bizantinizante en el Sur (hasta el s. XI hubo dominio bizantino).
ALEMANIA.
Destacan las pinturas murales de Jorge de Oberzell y la igle­sia de Schwarzheindorf.
ESPAÑA.
Cataluña.
Cataluña es un lugar de excepción por poseer los me­jores y más numerosos res­tos de Europa, al no ser destruidas las peque­ñas iglesias del Pirineo leridano.
La influencia bizantina es im­portante, vía Lombardía. Las más an­tiguas pin­turas mu­rales con­servadas son las de Sant Quir­ze de Pedret, y del Romá­nico Pleno destacan las de San Cli­ment y San­ta Maria de Tahull (de in­fluencia bi­zantina, con gran es­tiliza­ción de la figura), realizadas por un desconocido maestro de Tahull h. 1124.
Castilla y León.
Destacan las obras del maestro de Maderuelo (en Santa Cruz de Maderuelo, tal vez del mismo maestro de Tahull), San Baudi­lio de Berlanga y el conjunto del Pan­teón de San Isi­doro de León (seis bóvedas llenas de pintu­ras de excelente color y luz, cuyo Pan­tocrátor es un obra maes­tra, con influencia bizan­tina, general en todas las mejores obras).
4.5. MINIATURA.                
Los talleres monásticos y episcopales, los scriptoria, decora­ban con miniaturas los libros religiosos: biblias, salte­rios, ha­giogra­fía, libros profanos...
La miniatura influyó mucho en la pintura mural, mediante su iconografía.
En España predominó la influencia mozárabe (Beato de Lié­bana, Si­los) hasta la llegada en el s. XI de la influencia francesa.
Los centros principales estuvieron en los monasterios de Cata­luña: San Pedro de Roda, Ripoll y Vic. En Castilla destaca el de Silos.

57. BIBLIOGRAFÍA.
            Ban­go Tor­viso, Isidro G. El Románico. 431 pp. v. III de Junquera, Juan José; Morales y Marín, José Luis (dirs.). Historia Universal del Arte. 12 vs. Espasa Calpe. Madrid. 1996.
Beckwith, John. El arte de la Alta Edad Media. Desti­no. Barce­lona. 1995 (1964). 270 pp.
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Duby, Georges. La época de las catedrales. Arte y socie­dad, 980-1420. Cátedra. Madrid. 1993 (1966-67, francés). 311 pp.
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Durliat, M. Introducción al arte medieval en Occidente. Cátedra. Madrid. 1985. 378 pp.
Focillon, Henri. Arte de Occidente. La Edad Media románica y gótica. Alianza. Madrid. 1988 (1938). 308 pp.
Focillon, Henri. La escultura románica. Investigaciones sobre la Historia de las formas. Akal. Madrid. 1987 (1931). 243 pp.
Gudiol, Josep; Gayá, Juan Antonio. Arquitectura y escultura románicas. v. V de Ars Hispaniae. Madrid. 1948. 404 pp.
Kubach, Hans Erik. Arquitectura románica. Aguilar. Madrid. 1974. 432 pp.
Pijoan, Joan. El arte románico. Siglos XI y XII. Col. Sum­ma Artis IX, Espasa-Calpe. Madrid. 1973 (1944). 625 pp.
Ramírez, Juan Antonio (ed.). Historia del arte. La Edad Media. Alianza. Madrid. 1996. 404 pp.
Schapiro, Meyer. Estudios sobre el románico. Alianza. Madrid. 1985 (1977). 428 pp.
Sureda, Joan. Historia Universal del Arte. Planeta. Barce­lona. 1985. 10 vols. Tomo IV. La Edad Media. Románico/Gótico. 401 pp.
Yarza, Joaquín. Arte y arquitectura en España 500/1250. Cátedra. Madrid. 1990. 385 pp.

PROGRAMACIÓN.
57. EL ARTE ROMÁNICO.
UBICACIÓN Y SECUENCIACIÓN.
En BACH, en las modalidades de Artes y Humanidades y Ciencias Sociales, en 2º curso, como optativa, así como para otras moda­lidades.
BACH, 2º curso. Historia del Arte. Apartado 3. Los estilos artís­ti­cos: evolución histórica y diversi­dad espacial.
El arte cristiano medieval: configuración de una iconogra­fía. Peculiaridades españolas.
RELACIÓN CON TEMAS TRANSVERSALES.
Relación con los temas de la Edu­cación Moral y Cívica y la Educación Ambiental (la contaminación es uno de los grandes peligros para la arquitectura y la escultura).
TEMPORALIZACIÓN.
6 sesiones.
1ª Documental, 30'. Diálogo, 10', para evalua­ción previa. Expo­sición del profesor, 20', sobre característi­cas generales del Románico: cultura, orígenes.
2ª Exposición del profesor, 50', sobre el urbanismo y la ar­quitectura. Diálogo con cuestiones, 10'.
3ª Exposición del profesor, 25', sobre la arquitectura. Diálogo con cuestiones, 5'. Actividades prácticas so­bre urba­nismo y arquitectura, 30'. El Camino de Santiago y la catedral de Santiago de Compostela mere­cen un es­tudio espe­cial en la UD, con bastantes diapositivas y un mapa.
4ª Exposición del profesor, 50', sobre la escultura. Diá­logo con cuestiones, 10'.
5ª Exposición del profesor, 25', sobre la pintura. Diálogo con cuestiones, 5'. Activida­des prácti­cas so­bre escul­tura y pintura, 30'.
6ª Exposición del profesor con refuerzo de lo anterior, 25'. Comentarios de textos, esquemas, mapas, 35'.
OBJETIVOS.
Relacionar Historia de Europa con el Románico.
Reconocer características, escuelas y ejemplos de arqui­tectura, escultura y pintura.
Resumir la evolución del arte románico.
Analizar obras clave del románico en España.
Valorar el Camino de Santiago como hecho cultural y so­cial.
Valorar el patrimonio artístico.
CONTENIDOS.
A) CONCEPTUALES.
La Europa del año 1000.
Orígenes del primer estilo internacional de Occidente.
Significación del Románico.
Características de arquitectura románica y escuelas.
Características de escultura románica y escuelas.
Carac­terísticas de pintura románica y escuelas.
Románico en España, en especial el Camino de Santiago.
B) PROCEDIMENTALES.
Análisis de la relación entre arte y sociedad.
Análisis de las obras de arte en diapositivas.
Análisis comparativo del lenguaje plástico y visual romá­nico y gótico.
Asimilar conceptos de causalidad múltiple y continuidad.
Comentario de textos medievales sobre arte.
Localización del Camino de Santiago.
C) ACTITUDINALES.
Rigor crítico y curiosidad científica.
Valoración y conservación del patrimo­nio artístico.
Valoración de la obra de arte como un producto de la so­ciedad en la que aparece.
METODOLOGÍA
Expositiva y participativa.
ACTIVIDADES.
A) CON EL GRAN GRUPO.
Exposición por el profesor del tema, con proyección de diaposi­tivas de imágenes y transparencias de esquemas concep­tuales, mapas y planos. Se hará hincapié en la relación entre sociedad y arte.
B) EN EQUIPOS DE TRABAJO.
Realización de una línea de tiempo sobre el proceso del arte románico.
Elaboración de un mural con un esquema del arte románico y fotocopias de principales obras.
Elaboración de un mapa de Europa y otro de España con las líneas de difu­sión del Románico y los principales lugares. En especial el Camino de Santiago en un mapa de España.
Realización de esquemas sobre los apartados de la UD: ar­quitectura, escultura, pintura, cerámica...
Comentarios de obras principales de cada una de las artes.
Comentario de textos medievales sobre arte.
C) INDIVIDUALES.
Realización de apuntes esquemáticos sobre la UD.
Participación en las actividades grupales.
Búsqueda individual de datos en la bibliografía, en debe­res fuera de clase.
Contestar cuestiones, con diálogo en grupo, pero respuesta individual en el cuaderno.
RECURSOS.
Presentación digital, tTransparencias, diapositivas, mapas (Europa y España).
Maqueta de un monasterio (St Gall o Cluny) y de una igle­sia románica (San­tiago de Compostela).
Libros de texto, manuales.
Fotocopias de textos para comentarios.
Cuadernos de apuntes, esquemas...
Documental. Historia del arte y de la cultura. La arqui­tectura romá­nica. La escultura románica. La pintura románica. San Pablo Films. Excelente didactismo. 8' cada parte, que se puede emitir al principio de la sesión correspondiente.
EVALUACIÓN.
Evaluación continua. Se hará hincapié en la participación en las actividades de grupo, la calidad de los comenta­rios de las dia­posi­tivas, el debate de los contenidos, el domi­nio de los térmi­nos y el análisis de las ca­racte­rísticas del Románico.
Trabajos docu­men­tados y exposición en clase.
Exa­men final al concluir Arte me­dieval cristiano (Románico y Gótico), para relacio­nar ambos es­tilos.
Exa­men con dos partes:
1) Tres pre­guntas breves de esquema sobre características gene­rales de arquitectura, escultura y pintura.
2) Comen­tarios de siete dia­po­sitivas de arte, sobre ar­qui­tectura, es­cultura y pintura. Deben ser fá­cilmen­te reco­no­ci­bles. Se valorará la iden­tificación de la obra y del autor, del lugar donde se halla el edificio, la época y fase, las ca­racte­rísticas principales del arte en cues­tión, etc.
RECUPERACIÓN.
Trabajo personalizado guiado por profesor, con bibliogra­fía guiada y atención de dudas. Deben realizarse esquemas, co­menta­rios de obras y una entrevista personal.