INTROUDCCION
LA
VIDA URBANA
Introducción
Se
ha utilizado el termino común de que el gótico es un arte de ciudades, frente
al románico como arte rural. Esta afirmación que recientemente se ha hecho no
tiene en cuenta que las ciudades vienen desarrollando en el siglo XI y existe
además un importante románico urbano bien es cierto que admitimos que los que
los siglos básicos del gótico son el XIII, XIV y XV. Es en esos 300 años cuando
las ciudades crecen y van adquiriendo un estatuto que nos permite distinguir en
los albores del renacimiento lo urbano de lo rural. Es esta evolución la que vamos
a plantear a grandes rasgos, intentando identificar a la población de las
ciudades con unos intereses culturales y materiales que poco o nada tendrán que
ver con los de la Europa rural, encajando además las manifestaciones artísticas
del gótico como propias de esa cultural.
La
apertura de rutas que se produce en Europa gracias al movimiento de las
Cruzadas, unido a la mayor tranquilidad interior conseguida al dejar sus
incursiones por las costas atlántica y mediterránea y ceder a los musulmanes en
España con la llegada de los reinos de Taifas, permitió una importante relación
de todo el comercio europeo tanto exterior como interior: las repúblicas
italianas compiten con el reino de Aragón que, tras el tratado de Corbeil con
Francia. Busca la expansión natural por el Mediterráneo pugnan con genoveses y
venecianos por el comercio marítimo. Hansa y Gildas en Europa protegen a sus
asociados, que son burgueses comerciantes. Todo un rosario de ferias y mercados
permite mover productos, liberar excedentes y poner en cuestión la validez del
sistema económico feudal de cara a una sociedad que está diversificando su
demanda. Pero esta sociedad es urbana en mayor medida que siglos anteriores.
Las ciudades solo pueden sobrevivir, mantenerse y crecer si son abastecidas de
productos agrarios, artesanales y de lujo, y para ello es necesario el comercio,
la mejora de los transportes por lo menos en aspectos esenciales, como la
seguridad de las rutas y toda una serie de disposiciones que fortalecen la
independencia urbana. Esta obligará a los poderes feudales (monarcas, señores,
abades) a plantearse una doble disyuntiva: entorpecer el proceso para seguir
viviendo de las rentas de sus tierras o asimilar el cambio procurando
beneficiarse de la situación y admitiendo que tendrán que compartir con la
burguesía parte de la renta feudal generada. El estamento privilegiado ya había
experimentado avisos de este cambio cuando algunas ciudades fueron adquiriendo
estatuto jurídico propio (fueros) esperando a su jurisdicción. Del siglo XIII
al XV, las urbes lucharán por su autonomía y en esta lucha surgirá el Arte
gótico.
1.
La formación de
las ciudades y la burguesía.
En
ninguna civilización la vida urbana se ha desarrollado independientemente del
comercio y de la industria. Según las épocas y los lugares, la actividad
comercial e industrial han sido más o menos preponderantes en las poblaciones
urbanas. Le economía rural, más antigua que la urbana, continúa coexistiendo a
su lado sin impedir para nada su desarrollo comercial se rodea en seguida de
construcciones defensivas.
El
renacimiento comercial impulsó de tal
modo los ánimos de los bandidos de todo tipo, que la imperiosa necesidad,
despertando la necesidad de protección en las zonas comerciales; los establecimientos
estaban defendidos únicamente por una sólida empalizada de madera y rodeada de
un foso
El Arte gótico es un estilo artístico europeo con unos límites
cronológicos que encontramos aproximadamente entre el año 1140 y las últimas
décadas del siglo XVI, según las áreas geográficas.
Se aplicó en el campo de la arquitectura civil y
religiosa, la escultura, las vidrieras, la pintura mural y sobre tabla, los
manuscritos y las diversas artes decorativas.
El Término «gótico»
El término gótico fue empleado por primera vez por los
tratadistas del Renacimiento, en sentido peyorativo, para referirse al arte de
la edad media, al que ellos consideraban inferior y bárbaro (godo, de ahí el
término gótico) comparado con el arte clásico.
En el siglo XIX se produjo una revalorización de este
periodo debido a movimientos historicistas y románticos. El gótico apareció a
continuación del románico, a lo largo de la baja edad media, y hoy día se
considera uno de los momentos más importantes desde el punto de vista artístico
en Europa.
El estilo gótico encontró su gran medio de expresión
en la arquitectura. Surgió en la primera mitad del siglo XII a partir de la
evolución de precedentes románicos y otros condicionantes teológicos,
tecnológicos y sociales. La arquitectura gótica perduró hasta bien entrado el
siglo XVI en diversos países europeos como Inglaterra, mucho después de que el
estilo renacentista hubiera penetrado en otros campos artísticos. Las mayores
realizaciones del gótico se manifestaron en el terreno de la arquitectura
religiosa.
En contraste con la arquitectura del románico, cuyas características
esenciales son los arcos de medio punto, las estructuras macizas con escasos
vanos y las bóvedas de cañón o arista, la arquitectura gótica empleó el arco
apuntado, agujas, chapiteles y gabletes, reforzando el sentido ascensional que
pretende transmitir el edificio, amplios vanos con tracerías caladas para
conseguir la máxima luminosidad y estructuras reducidas al mínimo.
Todas estas cualidades estilísticas fueron posibles
gracias a las innovaciones constructivas, especialmente a la aparición de la
bóveda de crucería. Las iglesias medievales poseían bóvedas muy pesadas, que
obligaban a disponer muros gruesos y con pocos ventanales para soportar sus
empujes.
A principios del siglo XII los constructores
inventaron la bóveda de crucería, que consiste en el cruce de dos arcos o
nervios apuntados, que conforman una estructura resistente sobre la que se
colocan los ligeros elementos de relleno que configuran la bóveda. Este sistema
además de ligero y versátil, permite cubrir espacios de diversa configuración
formal, con lo que posibilita un gran número de combinaciones arquitectónicas.
Aunque las primeras iglesias góticas adoptaron una
gran variedad de formas, la construcción de las grandes catedrales del norte de
Francia en la segunda mitad del siglo XII se benefició de las ventajas de las
bóvedas de crucería. Con ellas se podían concentrar los empujes en los cuatro
puntos del vértice y posteriormente apearlos por medio de los elementos
sustentantes, que podían ser los pilares o columnas, pero también el sistema de
estribo y arbotante, un arco que transmite los esfuerzos tangenciales hacia un
contrafuerte situado en el exterior del edificio coronado por un pináculo.
Como consecuencia, los gruesos muros de la
arquitectura románica pudieron ser reemplazados por ligeros cerramientos con
ventanales que permitieron la aparición de la vidriera y facilitaron que el
edificio alcanzase alturas insospechadas. Así se produjo una revolución en las
técnicas constructivas.
Con la bóveda gótica los edificios pudieron adoptar formas variadas. Sin
embargo, la planta común de las catedrales góticas consistió en tres o cinco
naves longitudinales, un transepto, un coro y un presbiterio, es decir, una
composición similar a la de las iglesias románicas.
Las catedrales góticas también mantuvieron y
perfeccionaron la creación más genuina de la arquitectura románica: la girola,
una estructura compleja que aparece en la cabecera del templo, generalmente de
forma semicircular con un deambulatorio alrededor y al que se abren capillas
radiales de planta semicircular o poligonal.
La organización de los alzados en el interior de las
naves y en el coro también mantuvo los precedentes románicos. Por otro lado,
los esbeltos pilares compuestos que separan las naves, con sus finos fustes
elevándose a través del triforio hasta las nervaduras de las bóvedas, y el uso
del arco apuntado en todo el edificio, contribuyen a crear efectos de
verticalidad que constituye la expresión más intrínseca de la arquitectura
gótica.
El objetivo prioritario de la organización exterior de
la catedral gótica, con sus arbotantes y pináculos, fue contrarrestar el peso
de las bóvedas. La fachada occidental o de los pies de la iglesia, por otro
lado, intentaba producir un efecto de desmaterialización del muro a través de
ricos recursos plásticos. La típica fachada principal gótica se divide en tres
cuerpos horizontales y tres secciones verticales o calles, donde se abren las
tres portadas que se corresponden con las naves del interior. Las dos torres
laterales forman parte del cuerpo de la fachada y se rematan frecuentemente por
agujas o chapiteles. Por último, el gran rosetón sobre la portada central
supone un magnífico centro para la totalidad del conjunto.
Gótico
temprano
En Francia, durante la primera mitad del siglo XII, la bóveda de crucería
apareció esporádicamente en cierto número de iglesias. Sin embargo, la fase que
iba a conducir a la construcción de las grandes catedrales francesas comenzó en
1137, con motivo de la construcción de la girola de la iglesia abacial de
Saint-Denis, panteón real en las afueras de París.
En el deambulatorio de Saint-Denis, las finas columnas
que sustentan las bóvedas de crucería y la ausencia de muros divisorios entre
las distintas capillas radiales proporcionó un nuevo sentido de espacio
continuo, fluido, que anticipaba las creaciones posteriores.
Saint-Denis fue el modelo para la primera de las
grandes catedrales, Notre Dame de París (comenzada en 1163), así como para un
periodo de experimentación orientado a la desmaterialización del muro por medio
de la apertura de grandes ventanales traslúcidos. El añadido de un cuarto piso
en los alzados interiores incrementó la altura de forma vertiginosa. Este piso
adicional, denominado triforio, consiste en un estrecho pasadizo con arquerías
situado entre la tribuna que se halla sobre las naves laterales y el nivel de
los ventanales superiores (claristorio). Las catedrales francesas de Laon y
Noyon también corresponden a esta primera etapa.
Gótico clásico
La fase experimental del gótico temprano se resolvió
finalmente en la catedral de Chartres (comenzada en 1194). Eliminando la
tribuna del segundo piso heredada del románico, pero manteniendo el triforio,
recupera la sección longitudinal de tres pisos o niveles. En su defecto se gana
altura a través de un amplio claristorio o piso de ventanales, nivel de las
arquerías, que proporciona una luz casi vertical. Cada vano se organiza
mediante una estructura geminada, dividido por un parteluz y decorado con
motivos de tracería como tréboles, óculos o cuadrifolios. La catedral de
Chartres sirvió de modelo para las siguientes catedrales góticas.
Este periodo del gótico clásico culminó en la catedral
de Reims (comenzada en 1210).
En torno a 1220, la nave de la catedral de Amiens
retomó el sentido clásico y ascensional de Chartres y Reims, enfatizando la
verticalidad y la estilización de los pilares. De este modo Amiens supuso una
transición hacia la más elevada de las catedrales góticas francesas, la
catedral de Beauvais. En ella aparece un gigantesco piso de arquerías (derivado
de Bourges) bajo un piso de ventanales del mismo tamaño, que permite alcanzar
la altura sin precedentes de 48 metros.
Gótico
radiante o rayonnant
La catedral de Beauvais se comenzó en 1225, un año
antes de que Luis IX de Francia ascendiese al trono. Durante su largo reinado,
de 1226 a 1270, la arquitectura gótica entró en una nueva fase denominada
radiante o rayonnant. El término rayonnant deriva de los elementos radiales,
como los de una rueda, que conforman los enormes rosetones característicos de
este estilo. La altura dejó de ser el principal objetivo, y en su lugar se
extremó la desmaterialización del muro reduciendo el espesor de la mampostería,
extendiendo los ventanales y reemplazando el muro exterior del triforio por
vanos de tracería. Los muros de este periodo radiante asumieron el carácter de
membranas traslúcidas.
Todas estas características del gótico radiante fueron
incorporadas en la primera empresa importante llevada a cabo durante esta nueva
fase, la reconstrucción (comenzada en 1232) de la iglesia abacial de
Saint-Denis.
En la evolución de la arquitectura gótica, el
progresivo aumento de los vanos acarreó la posibilidad de crear un ambiente
interior sacralizado y simbólico a través de la luz coloreada que pasaba a
través de las vidrieras. Los colores dominantes fueron el azul oscuro y el rojo
rubí brillante.
El arte gótico es el que corresponde a la Baja Edad Media, en su
mayoría el siglo XIII, aunque comienza en el siglo XII y alcanza hasta el XIV,
y en algunos países hasta el XV. Este es un período dinámico desde el punto de
vista socioeconómico, muy variado, con intensos contactos con Oriente a través
de las cruzadas y las rutas comerciales, la burguesía nace en las ciudades. Es
un estilo muy ligado a los nuevos centros culturales, universidades, catedrales
y ciudades en general. El auge de las ciudades favorece la aparición de las
órdenes mendicantes, franciscanos (1209) y dominicos (1216). Las monarquías
recuperan su poder poco a poco,
debilitando el sistema feudal.
El termino gótico fue utilizado por primera vez en el
siglo XVI por el italiano Giorgio Vasari, gran historiador del arte. Con él
quería definir el "oscuro" arte de la Edad Media frente al glorioso
pasado de la Antigüedad Clásica.
Según esta definición el arte gótico era sinónimo de
bárbaro, cargándose de connotaciones negativas. Esta actitud hacia el arte
medieval se mantiene hasta las primeras décadas del siglo XIX, cuando el movimiento romántico
descubre con asombrosa admiración la arrolladora fuerza y
originalidad del Gótico, de manos del joven Goethe.
Se sueña a partir de este momento con un renacimiento del arte
medieval, llenándose de nuevo contenido al termino gótico que empieza a
distinguirse y separarse claramente del románico.
El entusiasmo romántico y el historicismo, lleva a
cabo amplias restauraciones de edificios medievales, llegándose a establecer el
estilo neogótico, arquitectura realizada a
imitación de la gótica medieval.
Actualmente como gótico entendemos un amplio período
artístico, que según los países y las regiones se desarrolla en momentos
cronológicos diversos, pero que de forma general podemos establecer desde
mediados del siglo XII hasta comienzos del XVI. Ofreciendo en su amplio desarrollo
diferenciaciones profundas de país en país.
Este arte se ha definido durante mucho tiempo de manera
bastante superficial, exclusivamente por la utilización de uno de sus
elementos, el arco apuntado, al que suele llamarse arco ojival; pero la
utilización de un elemento no puede definir un estilo de forma global, se trata
de un problema más amplio, de una nueva etapa histórica, una nueva concepción
del arte y con él del mundo. Un elemento estructural, por importante que sea,
no puede resumir un concepto global sobre
la vida.
Los nuevos edificios religiosos se caracterizan por la
definición de un espacio que quiere acercar a los fieles, de una manera
vivencial y casi palpable, los valores religiosos y
simbólicos de la época.
El emblema del arte gótico es la catedral,
donde se dan cita todas las artes, tendencia que viene del románico.
Encontramos una humanización de los tipos religiosos, que son mucho más
naturales. Se pasa de la Virgen reina a la Virgen madre, al Cristo doloroso en
la cruz y a los adornos mundanos. Ahora se ve en la naturaleza la obra de
Dios, la creación, y la belleza nos acerca a Dios. Pero también aparecen
edificios civiles en las ciudades, los palacios, los ayuntamientos y las
lonjas. La catedral se va a llenar de luz, y es la luz
la que conforma el nuevo espacio gótico. Será una luz física, no figurada
en pinturas y mosaicos, luz general y difusa, no concentrada en puntos y
dirigida como si de focos se tratase, a la vez que es una luz transfigurada y
coloreada mediante el juego de las
vidrieras, que trasforma el espacio en irreal y simbólico.
La luz está entendida como la sublimación de la
divinidad. La simbología domina a los artistas de la época, la escuela de
Chartres considera la luz el elemento más noble de los fenómenos naturales,
el elemento menos material, la aproximación más cercana a la forma pura.
El arquitecto gótico organiza una estructura que le
permite, mediante una sabia utilización de la técnica, emplear la luz, luz
transfigurada, que desmaterializa los elementos del edificio, consiguiendo
sensaciones de elevación e ingravidez.
Durante este periodo se instala una nueva
religiosidad, en la que destacará santo Tomás de
Aquino, la Escolástica. La filosofía de Aristóteles se interpreta
a la luz de la fe cristiana. Pero también se reinterpreta a Platón. El
neoplatonismo será fundamental para la aparición de una estética basada en la
luz, ya que identificaba a Dios con la luz, la luz celestial. San Benito, san
Roberto y san Bernardo pretenderán la reforma de la orden de Cluny, recuperando
su esencia austera.
La orden del Císter fue la que creó y difundió
el nuevo estilo, tras la reconstrucción de la abadía de San Denis por el abad
Suger. Era una arquitectura sobria, austera y luminosa. En principio estaba
exenta de motivos decorativos, proclamando su aniconismo. No obstante, las
catedrales se irán llenando de
estatuas y pinturas. El artista comienza a ser reconocido y en algunos casos
firmará sus obras. Sobre todo alcanzan gran prestigio los maestros de obra.
En el siglo XIII el mundo cristiano se ha vuelto mucho
más urbano y burgués. Surge una nueva ideología que se plasma
en los ideales del abad Suger, brillo y esplendor frente a la austeridad del
Císter. El gótico se caracteriza por la verticalidad y la luz, que es el
reflejo de la divinidad. El nuevo estilo recibirá el apoyo de las autoridades
municipales y la burguesía. Su expresión más típica es la catedral, en
la que encontramos todos los elementos del arte gótico.
Sin dejar de ser un arte didáctico, el gótico se
vuelve mucho más decorativo que el arte románico. Utiliza un nuevo tipo de arco
y de bóveda: el arco ojival y la bóveda de crucería, que gracias a sus nervios
que convergen en contrafuertes adosados o bien separados de los muros a través
de los arbotantes, posibilita una envolvente ligera y diáfana que se recubre
con vidrieras que permiten el paso de una luz tamizada por los colores de los
cristales. Esta luz crea una atmósfera irreal,
símbolo de la divinidad. Los rosetones son el marco privilegiado de las
vidrieras de colores, que tiñen el interior de color, o de una luz
blanca. Existe un contraste entre estructura y apariencia.
Predominan las plantas de cruz latina en las
que se distingue: la cabecera, el crucero y las naves, de tres a cinco. La
cabecera tiene girola y capillas radiales. La nave central y el crucero son más
anchos y altos que las laterales.
El arco apuntado es una de las señas de identidad más
características del arte gótico. Confiere a los edificios esbeltez y
verticalidad. En el siglo XIII son muy abiertos, es el arco apuntado clásico.
En el siglo XIV se hacen más apuntados y altos: se denomina arco lanceolado.
Corresponde al momento de mayor verticalidad. En el siglo XV se utilizan el
arco conopial, el carpanel y el mixtilíneo.
Los soportes, generalmente el pilar,
evolucionan desde los redondos (columnas) a los acanalados con forma de
estrella. Aparece el pilar fasciculado, que tiene el fuste formado por varias
columnillas delgadas (baquetones). En el edificio gótico se necesita un sistema
de contrapeso adicional a la función sustentante
ejercida por el pilar (otra seña de identidad gótica) para ello se usan los
contrafuertes separados del muro. Los arbotantes enlazan la bóveda central con
los contrafuertes a través de un arco rampante. En la intersección se ponen
pináculos para hacer más estable el conjunto. Además, los arcos poseen canales
de desagüe del agua de lluvia,
que terminan en gárgolas. En los edificios más altos existen dos niveles de
arbotantes.
Tan características como los arcos apuntados son las cubiertas
del gótico. Es la época de la bóveda de crucería, que permite cubrir espacios
rectangulares a gran altura. Está formada por dos arcos (nervios) que se cruzan
en el centro: en la clave. El resto de la superficie se cubre con plementos.
Con este sistema todo el peso de la cubierta descansa sobre los soportes, por
lo que el muro de descarga es innecesario y se puede cerrar el espacio con
grandes ventanales. No obstante, para cubrir toda la nave siguen empleándose el
sistema de arcos fajones. La bóveda de crucería evoluciona con el tiempo. En el
siglo XIII se utiliza la bóveda de crucería simple. Para cubrir los espacios
que no son rectangulares se utiliza un tercer nervio que divide la bóveda en
seis partes (bóveda sexpartita). En el siglo XIV la bóveda se enriquece por
medio de nervios secundarios (Terceletes) que van desde los ángulos a la mitad
de los nervios; y ligaduras, que van desde el centro del cuadrado a la clave.
Ellos dan a la bóveda un aspecto estrellado (bóveda estrellada). En el siglo XV
a las bóvedas se añaden nervios combados, que van del centro del cuadrado al
centro de los nervios pasando por en centro de los treceletes. Aparecen,
también, las bóvedas de plementería calada, que se recubren con vidrieras.
Este sistema constructivo permite abrir vanos en los muros.
En realidad los muros no son necesarios para sostener la cubierta, por lo que
se permite la entrada de la luz lo más posible. El muro se cierra con vidrieras
de colores que tamizan la luz. Las vidrieras se organizan en tracerías, o
divisiones de piedra, que forman los vanos. Cada vidriera posee un armazón de hierro y un
emplomado que unen los diferentes trozos de cristal, y forman las figuras. Las
vidrieras son un elemento indisoluble de la arquitectura, aunque utiliza los
mismos convencionalismos iconográficos que la pintura, y su mismo programa.
La portada se revaloriza. Aquí aparecen los
principales motivos ornamentales, que se vuelven más naturales. En ella se
colocan las torres y las puertas. Las torres pueden estar adosadas a las naves,
o justo encima de las puertas laterales. La fachada típica tiene forma
de H. Está formada por dos torres cuadradas, rematadas con un elemento
piramidal. Poseen tres niveles: la portada de entrada, los ventanales y el
rosetón: que iluminan el interior. También las portadas laterales se decorarán.
El rosetón tiene también una función simbólica, pues representa la luz de Dios.
En ocasiones la fachada se remata con un gablete triangular. Las portadas
siguen el modelo románico: son
abocinadas y en ellas se encuentra la decoración escultórica. Su número varía
en función de las naves que hay en el interior.
En el alzado de la catedral se distinguen tres
partes: la arquería, el triforio y el claristorio o ventanales. El muro tiende
a desaparecer, sobre todo en lo alto. El triforio es estrecho, ya que pierde su
función de tribuna, y se emplea sólo para que pase la luz al interior.
En el gótico se distinguen cuatro etapas: el
gótico primitivo o protogótico, al que pertenece Notre-Dame de París. Tiene un
aspecto un tanto románico. El gótico clásico, del siglo XIII, principalmente en
la primera mitad, a la que pertenece la catedral de Chartres, y en el que
desaparece la tribuna, y los ventanales se alargan. El gótico manierista, de la
segunda mitad del siglo XIII, que en algunos lugares se alarga hasta el XIV. Se
multiplican los radios de los rosetones, y se complican y estilizan todos los
elementos arquitectónicos. Además, hay una mayor luminosidad, porque el
triforio casi desaparece en favor del claristorio. Y el gótico flamígero, sobre
todo en Francia durante los
siglos XIV y XV, en el que las estructuras se vuelven
más sencillas y la decoración más abundante. Se caracteriza por la decoración
de calados con adornos asimétricos, semejantes a las ondulaciones de las
llamas. Aparecen: el arco conopial y las bóvedas estrelladas, como en la catedral
de Oviedo. Esta es la época en la que surgen, en España, el estilo
isabelino, en fusión con el
mudéjar.
Además de las catedrales, adquieren importancia otros
edificios civiles. Las ciudades crecen dentro de sus murallas, gracias a la
burguesía, y aparecen edificios de administración y comercio. Se levantan
el ayuntamiento, las lonjas, sin dejar de construirse castillos y fortificaciones
militares, con menos vanos. La ciudad tiende a organizarse en torno a la
catedral, el ayuntamiento y la lonja. Aparecen, también, palacios urbanos, que
expresan la riqueza tanto de los nobles como de la burguesía.
Francia es la cuna del
gótico, como lo fue del románico. En la fase protogótica encontramos los
edificios cistercienses como la abadía de San Denis, y las catedrales de Laon y
Notre-Dame de París. En el período clásico destacan las catedrales reales, ya
que son los reyes los promotores de su construcción: Reims,
Amiens y Chartres. En el período manierista destaca la Santa Capilla de París y
la catedral de Rouen. En general las construcciones francesas tienden a la
verticalidad.
En Alemania el gótico triunfa sobre todo en las
regiones occidentales, debido al influjo francés. Sin embargo, aquí la
tradición carolingia, otoniana y románica es muy fuerte. La primera
construcción auténticamente gótica es Santa Isabel de Magdeburgo. La influencia
francesa se deja sentir en la catedral de Colonia. También son destacables las
catedrales de Ratisbona, Erfurt, Ulm y Estrasburgo. No obstante, el gótico
llega hasta el siglo XV.
En Inglaterra el gótico tiene un desarrollo
peculiar. Potencia las líneas
rectas; es más macizo y horizontal y utiliza una pantalla a modo de telón tanto
por delante como por detrás de la catedral. Además, usa con profusión las
bóvedas de abanico. En Inglaterra el gótico
presenta tres etapas: el estilo primitivo, con catedrales como las de
Canterbury, Lincoln y Salisbury;
el estilo decorativo, en el que la decoración se hace independiente de
la arquitectura, con catedrales como las de York, Exeter y Wells; y el estilo
perpendicular, más racional y organizado, y con tendencia a la desornamentación
exterior, aunque se mantiene en el interior. En este período destacan las
catedrales de Westminster, Gloucester y el castillo de Windsor.
El gótico apenas entró en Italia; que continúa
con las formas clásicas, los muros macizos y la tendencia horizontal. No
encontramos aquí las señas de identidad góticas, más que en algunos elementos.
Los vanos son menos numerosos, lo que da pie para ser pintados. Destacan las
catedrales de Siena, Arezzo y Milán. Pero lo característico del gótico italiano
es la arquitectura civil: palacios y lonjas, que aparecen en las
numerosas repúblicas italianas. Son, pues, edificios de escasa altura. Destacan
los palacios de las Señorías de Siena y Florencia, la cartuja de Pavía, el
Ayuntamiento de Perusa y el palacio ducal Casa del Oro de Venecia.
En Portugal el gótico llega a través de España.
Destacan el convento de Batalha y el monasterio de Alcobaça. Sin embargo, en
los siglos XV y XVI se desarrolla el original estilo manuelino, que se
caracteriza por su abigarrada ornamentación. El estilo se difunde por todo
Portugal, pero destacan el monasterio de Belem, el convento de Tomar y la iglesia de Olivenza,
en Badajoz (España).
La
arquitectura gótica en España
En España el gótico tiene dos ámbitos fundamentales,
el camino de Santiago y las ciudades comerciales de la Corona de Aragón, que en
esta época está extendiéndose por el Mediterráneo. Distinguiremos cuatro
períodos: la fase de transición, el gótico pleno o clásico, el gótico
manierista o mediterráneo y el gótico flamígero.
El gótico tarda en introducirse en España, por lo que
hay una fase inicial de transición (siglo XII) en la que conviven las
formas románicas y las góticas. Los más representativos son los monasterios de
la orden del Císter, fundamentalmente en Navarra y Argón. Inicialmente son
monasterios rurales, y carecen de decoración escultórica y pictórica, en
consonancia con la austeridad de la orden y su aniconismo. Destacan las plantas en forma de
T, las capillas de la cabecera y el transepto y el claustro con dos pisos, el
superior para las celdas y el inferior para la vida comunitaria. Destacan los
monasterios de Poblet, La Espina, Fitero, La Oliva, Santa Creu, Gradefes y La
Moreruela. Se comienzan a construir las catedrales de Zamora y Salamanca, con
una clara influencia islámica, y las de Tarragona y Lérida. Una de las primeras
catedrales góticas que se construyeron en España es la de Cuenca, que se
consagró en 1182.
La segunda etapa, en el siglo XII, es la del gótico
pleno. Fundamentalmente es el gótico de Castilla y León. Este es el momento de
máximo apogeo del camino de Santiago. El estilo tiene una gran influencia
francesa y en él aparecen todos los elementos que definen el estilo gótico. Las
catedrales más importantes son las de León, Burgos y Toledo. También se
construyen las catedrales de Oviedo y Palencia.
La tercera etapa, en el siglo XIV, es la manierista,
y se centra, fundamentalmente, en el Mediterráneo. Se acaban las catedrales de
Palma de Mallorca, Barcelona, Santa María del Mar (Barcelona) y Gerona, y se
construye la lonja de Barcelona. Son templos más austeros, la nave central es
más ancha y las laterales son más altas. No abundan los arbotantes ni los
pináculos.
En el siglo XV aparece el gótico flamígero, que
en Castilla se denomina isabelino. En esta época la decoración se desborda, las
plantas tienden a ser cuadradas, de una sola nave y los soportes más delgados.
El coro deja de estar en el centro de la nave principal y se desplaza a los
pies y en alto. Los motivos decorativos aparecen en todas partes: portadas,
ventanas, cornisas, cresterías, pináculos, etc., y son, fundamentalmente,
escudos heráldicos, puntas de diamante, conchas, etc., de inspiración mudéjar.
Este estilo parece que llega a España de la mano de los maestros de los Países
Bajos que trabajan aquí. En la Corona de Aragón destacan las lonjas de Palma de
Mallorca y Valencia, la catedral de Tarragona y la Generalitat de Barcelona. En
Castilla aparecen dos escuelas: la de Toledo y la de Burgos. Se conocen algunos
maestros como Juan Guas, en Toledo, que construyó San Juan de los Reyes, y la
puerta de los leones de la catedral de Toledo. En Burgos trabaja Juan de
Colonia que construiría las torres de la catedral de Burgos, la capilla del
Condestable; y la cartuja de Miraflores y Simón de Colonia, que construye las
fachadas de San Pablo y San Gregorio en Valladolid. También se construyen la
Capilla Real de Granada y la catedral de Sevilla. A partir de estos momentos en
las ciudades aparecen palacios que crean un modelo de fachada sobria, como el
palacio del Infantado en Guadalajara
Expansión de
la arquitectura gótica
La influencia de la arquitectura gótica francesa en el
resto de Europa fue enorme.
En España, este estilo también está representado por
las grandes catedrales urbanas, si bien en el siglo XV la obra civil adquirió
mayor importancia.
En Alemania (que entonces formaba parte del Sacro Imperio Romano Germánico
junto a otros territorios de Europa central) el gótico también apareció a lo
largo del siglo XIII, aunque en una primera fase convivió con los esquemas
románicos autóctonos.
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En Italia e Inglaterra la aceptación de los esquemas
franceses se encontró con mayores reticencias, de modo que su influencia fue
escasa. Las iglesias florentinas y las reminiscencias superficiales del gótico
francés en las fachadas de la catedrales de Siena y Orvieto son simples fases
transitorias en la evolución que condujo en Italia del románico clasicista a
los inicios de la arquitectura renacentista en la obra de Filippo Brunelleschi.
Escultura
La escultura siguió el precedente románico, con una
amplia difusión de imágenes cuyo fin era adoctrinar a los fieles en los dogmas
de la fe religiosa y decorar las fachadas de las catedrales. La escultura de
los siglos XII y principios del XIII tuvo un carácter predominantemente
arquitectónico.
Las figuras más destacadas son las estatuas colosales
de las jambas (pilastras laterales) de las portadas y las de los parteluces de
los vanos de entrada. Reciben el nombre de estatuas-columna por estar adosadas
a estos soportes. A veces, la estatua-columna tiende a liberarse del marco
arquitectónico, como si fuera una escultura exenta o de bulto redondo.
En el estilo considerado protogótico destacan las
estatuas-columna del famoso pórtico de la Gloria (fachada occidental) de la
catedral de Santiago de Compostela (España, último tercio del siglo XII), donde
apóstoles y profetas se hacen eco del nuevo sentido naturalista idealizado, a la
vez que expresan sus sentimientos y empiezan a entablar lo que se denomina
sacra conversazione, es decir, la comunicación entre los personajes sagrados.
En Francia cabe reseñar las estatuas-columna de la
fachada occidental de la catedral de Chartres, que datan aproximadamente de
1155. Las estatuas del pórtico Real de Chartres poseen unas proporciones y un
sentido del volumen que revelan un naturalismo ajeno al mundo románico. Durante
las décadas siguientes las figuras de Chartres inspiraron a un gran número de
artífices franceses. Sin embargo, las estatuas-columna no eran las únicas
manifestaciones escultóricas figurativas de las portadas, que seguían un rico y
elaborado programa iconográfico centrado en los altorrelieves del tímpano,
arquivoltas y en menor medida, en los dinteles de las puertas. En los
parteluces, solían aparecer estatuas de la Virgen, Cristo o algún santo
relacionado con la iglesia catedralicia.
Aparición del
naturalismo
Los convencionalismos en el tratamiento de los
pliegues fueron reemplazados por volúmenes más sólidos y naturales en un
proceso que comienza en torno a 1210 con la portada de la Coronación de la
catedral de París, y que continúa después de 1225 en las portadas de la
catedral de Amiens.
A partir de 1240 ya se aprecian en la fachada occidental de la catedral de
Reims y en las estatuas de los apóstoles de la Sainte-Chapelle de París los
pliegues pesados y angulosos, profundamente esculpidos en forma tubular,
característicos de la escultura gótica posterior. Al mismo tiempo las estatuas
se liberaron del soporte arquitectónico.
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Virgen con El Niño
|
En las estatuas de Reims y en las del interior de la
Sainte-Chapelle se consolidó el típico rostro de las figuras góticas: forma
triangular, mentón destacado, ojos almendrados y una marcada sonrisa. Al mismo
tiempo se inició la representación de posturas y gestos amanerados, que
resultan de una síntesis entre las formas naturalistas, la elegancia cortesana
y una delicada espiritualidad.
Otros géneros desarrollados por la escultura gótica
fueron las imágenes votivas, esculturas de bulto redondo de pequeño tamaño con
representaciones de la Virgen y el Niño o de Cristo crucificado, en las que se
aprecian los cambios iconográficos que se produjeron en el mundo gótico, como
una mayor humanización y naturalismo. Por otro lado, el relieve alcanzó gran
esplendor en los retablos, las sillerías de coro y los sepulcros de grandes personajes.
En relación a las tendencias naturalistas, aparecieron
interpretaciones más humanizadas de la Virgen con el Niño, imágenes que
muestran una relación amorosa en la que la Virgen mira a su hijo dulcemente o
juega con él mientras le ofrece una flor o una fruta. Un ejemplo de esta nueva
iconografía es la Virgen con el Niño de la portada inferior de la
Sainte-Chapelle, un modelo que siguió vigente en Europa durante varios siglos.
Difusión de la
escultura gótica
Aunque la génesis de la escultura gótica se iniciara
en el norte de Francia, como sucedió en el caso de la arquitectura, algunas de
las obras más notables se realizaron en Alemania. La escultura gótica alemana
se caracterizó por un fuerte expresionismo, algunas veces en el límite de la
caricatura, y al mismo tiempo por una lírica belleza y elegancia formal
En Italia existió, como en el caso de la arquitectura,
una cierta reticencia a aceptar los postulados franceses. En este caso sería
más apropiado hablar de tendencias goticistas dentro de un clima en el que va
apareciendo el protorrenacimiento. El taller más representativo fue el de Pisa.
En España, en el segundo cuarto del siglo XIII se
introdujeron las formas de la escultura francesa a través de las intensas
relaciones políticas y culturales que la monarquía española estableció con la
francesa. En el siglo XIII destacaron dos talleres en torno a las catedrales de
Burgos y León.
Artes
decorativas
En Francia a lo largo del siglo XIII las artes
decorativas estuvieron bajo el dominio de la evocación religiosa. Los
medallones que aparecen en las ilustraciones de las Bibles moralisées (Biblias
moralizadas), en el segundo cuarto del siglo, se inspiraron sin duda en el
diseño de las vidrieras catedralicias. En el salterio de Luis IX (posterior a
1255), los gabletes con rosetones que enmarcan las miniaturas imitan los
modelos de la Sainte-Chapelle. A partir de 1250 el mismo estilo cortesano
inspira la escultura monumental y las pequeñas tallas elefantinas (de marfil).
Hacia 1300 las artes decorativas comenzaron a asumir
un papel más independiente. En la región del Rin se produjeron piezas de un
marcado carácter expresivo, que van desde las estatuillas de la escuela del
lago Constanza, como la del joven san Juan sentado dejando caer su cabeza
tiernamente en el hombro de Cristo, hasta la espantosa evocación del
sufrimiento de la pasión de Cristo.
Gótico final o
tardío
París había encabezado el arte y la cultura europeas
desde 1230. Sin embargo, tras los estragos de la peste y el estallido de la
guerra de los Cien Años a mediados del siglo XIV, París perdió la supremacía y
se convirtió en uno más entre los numerosos centros artísticos que florecieron
en este periodo.
Pintura
Dentro de la evolución pictórica del siglo XV se
distinguen dos estilos, el estilo gótico internacional y el estilo flamenco. El
primero corresponde a los dos últimos decenios del siglo XIV y perduró en la
mayor parte de Europa durante la primera mitad del siglo XV. El estilo flamenco
surgió en Flandes en el primer tercio del siglo XV, paralelamente al
renacimiento italiano, y se difundió por el resto de Europa durante la segunda
mitad del siglo.
El estilo internacional apareció en el centro del
continente como consecuencia de la fusión de elementos y formas del gótico
lineal con las innovaciones técnicas e iconográficas aportadas por los pintores
italianos del trecento (Giotto, Duccio, Simone Martini y los hermanos
Lorenzetti).
El estilo se caracteriza por la valoración expresiva de lo anecdótico, la
estilización de las figuras, el predominio de las líneas curvas tanto en los
pliegues como en las posturas corporales, la introducción de detalles
naturalistas con fines simbólicos y el empleo de una técnica minuciosa.
![]() |
Museo del Prado
|
El estilo flamenco se inició en las cortes de los
duques de Berry y de Borgoña. La principal aportación de esta escuela es la
utilización de la técnica al óleo, que permite una mayor viveza y
enriquecimiento de la gama cromática, la realización de veladuras y la
obtención de colores compuestos.
Los rasgos más definitorios del estilo flamenco fueron
el mayor naturalismo, el gusto por el detalle a través de una técnica minuciosa
y, en ocasiones, la codificación simbolista de la gama cromática y de ciertos
objetos. Los iniciadores de la escuela flamenca son los hermanos Huberto y Jan
van Eyck, cuya primera obra célebre fue el retablo de El cordero místico de la
iglesia de San Bavón de Gante. Sin embargo, dentro de la escuela destacó una
figura excepcional, avanzada para su época: Hieronymus van Aken, llamado El
Bosco, que desarrolló en sus obras un universo surrealista en clave
moralizante. Entre sus obras cabe citar El jardín de las delicias (Museo del
Prado, Madrid).
A lo largo del siglo XV la influencia flamenca se
extendió por toda Europa, considerada como un renacimiento nórdico ajeno al
punto de vista conceptual de la edad media.
ARQUITECTURA
Arquitectura gótica (el texto sombreado en color te
ofrece información adicional) Contexto general A principios del siglo XIII tuvo
lugar una profunda revolución en las relaciones políticas y socioeconómicas;
los señores feudales y los campesinos pusieron en marcha una intensa
explotación agraria con excelentes resultados económicos, especialmente en el
norte de Francia. La acumulación de riquezas repercutió en las ciudades, donde
se habían instalado los señores de la tierra, dando lugar al crecimiento de las
mismas, casi abandonadas, con escasas excepciones, desde época romana. A las
ciudades acudieron los comerciantes y los artesanos, contribuyendo a una verdadera
cultura urbana, especialmente en las repúblicas italianas y las ciudades
comerciales de los Países Bajos, menos aristocráticas estas últimas que
burguesas. Paralelamente, los monasterios perdieron poder de atracción y surgió
un cada vez más numeroso clero urbano, en torno al obispo y al centro
espiritual de la ciudad: la catedral, es decir, la iglesia sede de la cátedra
del obispo. En cada población de importancia, la catedral fue algo más que un
monumento religioso: fue la obra colectiva de una comunidad de creyentes, en la
que invirtieron todas sus energías e ingentes cantidades de dinero, pero,
además, fue su centro y su representación simbólica. El gótico será el estilo
artístico imperante en esta Europa durante los siglos XIII, XIV y XV a partir de
la aparición de estos, y otros cambios de orden cultural, político y social. El
arco cronológico y espacial en el que se desarrolla el gótico es muy amplio y
por ello resulta bastante complicado establecer sus límites. El origen del
término gótico posee, como muchos otros, una fuerte connotación negativa. La
palabra “gótico” viene a significar «godo» y era utilizada por los humanistas
renacentistas para referirse aun tipo de escritura medieval contrapuesta a la
escritura «romana». Más tarde su utilización se hizo extensiva a la
arquitectura y, finalmente, al resto de las manifestaciones artísticas como la
pintura, la escultura y las artes menores. El Romanticismo será el movimiento
que se ocupe de revalorizar este estilo que, durante mucho tiempo, fue despreciado
por su alejamiento de la estética clásica. Francia, y concretamente la región
de L'Ile-de-France (París), es el lugar en el que se produjo su nacimiento a
mediados del siglo XII, como expresión del poder de la monarquía y de la
iglesia de este país. Desde aquí se extenderá a la mayor parte de los países
europeos, en los que se llevará a cabo una interpretación propia del estilo con
unas características que son el reflejo del pasado artístico y de la
personalidad de cada uno de estos lugares. Uno de los personajes que más
contribuyó a su nacimiento y desarrollo fue Suger de Saint-Denis, abad e
historiador francés y consejero del rey Luis VI el Gordo. Él fue, además, el
encargado de impulsar la reconstrucción de la abadía cluniacense de
Saint-Denis, en la cual se ensayaron una serie de innovaciones técnicas y
arquitectónicas que anuncian la llegada de la arquitectura gótica. El Císter es
otro importante elemento a la hora de establecer los orígenes del Gótico: se
trata de una orden monástica que surge en Francia al amparo de la personalidad
de san Bernardo, quien arremetió contra la orden cluniacense y condenó los
excesos decorativos y la suntuosidad de algunos edificios románicos. Afirmaba
que los monstruos que ornaban los capiteles distraían al fiel e impedían la
concentración en sus rezos. Los edificios de la arquitectura cisterciense son
sobrios, carecen de elementos decorativos, emplean con frecuencia la bóveda de
crucería (este es uno de los elementos que han invitado a considerar la
arquitectura cisterciense como el antepasado directo de la gótica) y amplios
ventanales de una luz blanca y pura, que no multicolor como sucede en la
arquitectura gótica. Como apuntamos al principio, durante estos siglos se
producen importantes cambios en lo que respecta a la cultura, la sociedad, la
economía y el pensamiento. En el campo de la filosofía se sustituyen las ideas
platónicas, que tanto defendió san Agustín, por la teoría de Aristóteles, de la
que se hizo eco santo Tomás de Aquino, custodiada y conocida por los
musulmanes, y que será traducida en Occidente a lo largo del siglo XII. Surgen
figuras como san Francisco de Asís (il poverello), al que seguirá el
franciscano san Buenaventura, que aportarán grandes cambios en el ámbito de la
espiritualidad, dando origen a las llamadas órdenes mendicantes. Aparece de
este modo una nueva visión de la religión que no está fundamentada en el temor
imperante a partir del año 1000, sino en valores como la pobreza, la humildad y
la compasión. Estos cambios trajeron consigo una nueva visión de Dios, alejada
ya de la imagen de Dios justiciero que ofrecía el Románico. Durante el Gótico,
éste aparece como un ser mucho más bondadoso y próximo al hombre. Frente al
Románico, que es un arte rural, el Gótico se desenvuelve en las ciudades,
núcleos de población que experimentan en estos siglos un vertiginoso
crecimiento en torno a los burgos, barrios en los que se asentaban los
burgueses, gentes que se enriquecieron gracias a su trabajo, la mayor parte de
las veces de carácter artesanal. Si la nobleza impulsó en su momento un arte
rural y jerarquizado como era el románico, la burguesía urbana, la nueva clase
triunfante, desarrollará un arte urbano, impregnado además de un nuevo
sentimiento religioso (más humano y emotivo) y de una sensibilidad más realista
y que en el arte se manifiesta de forma más naturalista. La vida burguesa
permitió el acceso a la cultura de otras personas que no fuesen monjes o
clérigos. Allí se asentaban "las escuelas urbanas” en las que se
custodiaba el saber de la época y que, más tarde, dieron lugar al nacimiento de
las universidades. Una de las más representativas era París integrada por las
facultades de Derecho, Medicina, Teología y Artes. Junto a la de París
sobresalen Bolonia, Oxford y Cambridge.Este enriquecimiento mental del mundo
civil vino acompañado de un importante desarrollo económico que creó por
primera vez, desde el ocaso de Roma, la figura del cliente. Los monasterios
habían producido para ellos mismos. Ahora cualquiera que estuviese capacitado
podía producir para satisfacer la demanda de una clientela variada y libre.
Aparecieron así artífices independientes, auténticos hombres de negocios,
dedicados a construir, esculpir, pintar, tejer, cincelar para servir a una
extensa clientela. La mentalidad formada en estos factores hacía coincidir
racionalismo y realidad. Un optimismo teológico radical era la imagen de este
sentimiento que identificaba lo lógico con la verdad, lo físico con lo ideal y,
en el fondo, el mundo de la riqueza con el espíritu. El racionalismo gótico se
manifiesta en el geometrismo lineal que minó rápidamente el carácter de la
plástica románica, sustituyendo su pasividad, la estática de sus masas
constructivas y la visión irreal de sus policromías planas por un arte del
nervio, del perfil, de la moldura, de la imposta y de la línea. Algunos autores
relacionan estas características con la hegemonía del pensamiento escolástico y
la nueva “mentalidad racionalista”. El pensamiento de Alberto Magno
(1206-1280), Tomás de Aquino (1225-1274), Ramon Llull (1232-1315)... quería
racionalizar totalmente la visión del Universo y fusionar el mundo material y
el espiritual en un mismo esquema mental geométrico y riguroso. Por esto
predominan los valores lineales: aristas, molduras, tracerías caladas..., que
harán desaparecer las masas. Al igual que las Summae, que encarnan el ideal de
sabiduría de esta “Edad de la Razón”, una catedral gótica quiere ser un
edificio jerárquico en el que todo tiende hacia una unidad suprema, y en el que
están presentes todas las cosas del mundo. El edificio gótico, concebido
geométricamente, dejando interpenetrar el espacio exterior con el interior a
través de las vidrieras y los rosetones, participa en este conflicto entre la
fe y la razón, con la piedra y la luz, colabora en la tarea de demostrar la fe
con argumentos racionales. En definitiva, podemos afirmar que el Gótico es el
resultado de una serie de cambios, no sólo técnicos y constructivos, sino
cambios en la mentalidad, la cultura, la economía y la sociedad del momento.
Esta creciente secularización que tuvo lugar durante los siglos del Gótico
preparó el camino para la llegada del Renacimiento. La arquitectura gótica
Características generales de la arquitectura gótica El gótico supone, entre
otras muchas cosas, un cambio radical en la manera de construir que se produce
como consecuencia lógica de los estudios de carácter geométrico, matemático y
aritmético a los que se había llegado. Las aportaciones constructivas de este
período fascinarán aun buen número de personajes del siglo XIX, como
Viollet-le-Duc, e inspirarán el nacimiento del Neogótico. Las principales
características de la arquitectura gótica son las siguientes: La utilización
del arco apuntado es uno de los principales logros constructivos que permiten
erigir edificios más elevados, disminuyendo el empuje lateral, y además ayudan
a acentuar ópticamente la sensación de esbeltez que se pretende crear en el
edificio gótico. Este tipo de arco había sido utilizado ya en la arquitectura
románica de Borgoña y de Provenza, así como en la arquitectura cisterciense. A
lo largo del desarrollo del estilo gótico se utilizan otros arcos como el
conopial, escarzano, carpanel, mixtilíneo, el tudor,... La bóveda de crucería
es otra de las piezas fundamentales de la arquitectura gótica. La bóveda de
crucería está formada por el cruce de dos arcos apuntados. Inventada a
principios del siglo XII, conforman una estructura resistente sobre la que se
colocan los ligeros plementos o elementos de relleno que configuran la bóveda
(resultan así estructuras sumamente ligeras, llegando, los plementos, a tener
espesores de hasta diez centímetros y ser construidos con piedras blandas que
pesaban menos y se labraban mejor, reduciendo coste y tiempo en la ejecución de
la obra). Este sistema además de ligero y versátil, permite cubrir espacios de
diversa configuración formal, con lo que posibilita un gran número de
combinaciones arquitectónicas. Con ellas, en definitiva, se podían concentrar
los empujes en los cuatro puntos del vértice y posteriormente apearlos por
medio de los elementos sustentantes, que podían ser los pilares o columnas pero
también el sistema de estribo y arbotante. Como consecuencia, los gruesos muros
de la arquitectura románica pudieron ser reemplazados por ligeros cerramientos
con ventanales que permitieron la aparición de la vidriera y facilitaron que el
edificio alcanzase alturas insospechadas. Así se produjo una revolución en las
técnicas constructivas. La más sencilla es la bóveda cuatripartita pero poco a
poco se van enriqueciendo su traza: bóveda sexpartita, bóveda de terceletes y
bóvedas estrelladas formadas por terceletes y nervios secundarios como son los
combados (nervios curvos que se sitúan en la bóveda con fines ornamentales y no
constructivos), en una simbiosis entre la necesidad funcional y el gusto
estético. El muro pierde importancia frente al vano, cuyas dimensiones aumentan
considerablemente. Este incremento del tamaño del vano obedece al decisivo
protagonismo que adquiere la luz dentro del espacio sagrado. Estos vanos van
decorados con tracería calada. En el siglo XIII el arco cobijaba un rosetón con
trifolio o cuatrifolio y dos arcos menores que repetían el mismo motivo. Según
evoluciona el estilo la decoración evoluciona progresivamente hasta que en el siglo
XV aparecen los ventanales de arco flamígero (en forma de llama). Para aumentar
el movimiento ascendente del vano y del conjunto se suelen completar ventanas y
puertas con una moldura angular: el gablete. Las vidrieras son un elemento
esencial en la arquitectura gótica. No fueron creadas para dar luz, ya que los
templos son sombríos sino para crear un espacio trascendente. Es la luz de Dios
la que se recibe en el templo. Como elemento sustentante se emplean gruesos
pilares sobre los que descansan los capiteles y nervios de las bóvedas.
Adquieren un gran desarrollo en el gótico porque se van adosando a ellos
pequeñas columnas a medida que se multiplican los nervios de la bóveda llegando
a convertirse en pequeños haces de columnas (baquetones).Al principio estas
columnas tienen un pequeño capitel y una basa propias pero llegan a desaparecer
formando un solo capitel corrido como si fuera una cinta decorada que da vuelta
a todo el pilar. En lo que se refiere al alzado interior de los edificios
religiosos, fundamentalmente las grandes catedrales, hay que señalar que, en un
primer momento, seguirá apareciendo la tribuna, que más tarde se irá
modificando en su estructura, para finalmente desaparecer por completo y ser
sustituida por una estrecha galería de servicio llamada triforio. Se configura
así una estructura interna tripartita formada por las arcadas inferiores, el
triforio, cegado o abierto al exterior, y el claristorio, cada vez más
importante, donde se localizan las grandes vidrieras. Todo este complejo sistema
constructivo debía estar necesariamente reforzado en el exterior con
contrafuertes, en los que descansan los arbotantes. Estos son arcos o tirantes
de piedra que arrancas en el exterior del edificio donde se produce la carga de
la bóveda de crucería y transmites el empuje de esta a un contrafuerte
exterior, cumpliendo además la función de ser canales por donde bajan las aguas
del tejado. Sobre los contrafuertes aparecen los pináculos. Algunos
historiadores consideraron durante cierto tiempo que los pináculos tenían una
simple función decorativa, pero hoy podemos afirmar que su función es la de
ejercer una fuerza vertical que neutralice los empujes laterales transmitidos
por los arbotantes a los contrafuertes. De cualquier forma, la profusión de
contrafuertes con sus pináculos contribuyen a la decoración exterior del
edificio y dan ese aire ascendente propio del estilo gótico. Las gárgolas
también tenían una función muy clara, ya que servían para eliminar el agua
evitando que esta pudiese deteriorar..las cubiertas. Las gárgolas toman las
formas más fantásticas de las que es capaz de crear la imaginación del artista.
Los elementos técnicos y estructurales antes mencionados se orientan en función
de los que son los dos elementos más importantes del gótico y que, de alguna
forma, permiten explicar a los demás: el interés por la elevación y la
luminosidad de los edificios. El edificio gótico es estilizado y de gran
altura, invitando al creyente a elevar su mirada al cielo. Esta tendencia a la
verticalidad irá creciendo a medida que pase el tiempo y exista un mayor
dominio de las técnicas constructivas. Por ello, las primeras catedrales, más
pesadas y horizontales, darán paso a edificios más esbeltos y livianos. El
sistema seguido es el hasta ahora comentado: La bóveda concentra los empujes en
los nervios y éstos transmiten a las columnas -a veces columnillas colocadas a
contralecho-; pero éstas sólo pueden soportar esfuerzos verticales. La
componente horizontal de los empujes de la bóveda ha de ser resistida por los
arbotantes que progresivamente van transmitiendo los empujes tanto de la bóveda
como del viento a los estribos y botareles que se equilibran con peso : los
pináculos. Por tanto, el origen de todo este sistema estructural reside en la
bóveda de crucería que ordena y condiciona en cascada todos los elementos
estructurales que intervienen en las construcciones góticas. Los elementos que
mayor cantidad de materia necesitaban - y por tanto mayor porcentaje de
participación en los costes globales de la obra de fábrica - eran justamente
los estribos o botareles que equilibran los empujes horizontales de los
arbotantes por medio de la adición de masa pesante. En el gótico consiguieron
desarrollar leyes de construcción empíricas que se podían entender por medio de
relaciones entre las partes de los elementos que intervienen en el proceso
constructivo. Igualmente, la conversión de la catedral como la nueva “Jerusalén
celeste”, llevará a la sustitución de los muros por vidrieras que permiten el
paso de una luz coloreada que ofrece un aspecto especial, sagrado, al interior
de los edificios. Las propias vidrieras tendrán un sentido religioso al filtrar
a través de sus imágenes sagradas la luz exterior. Y es que, para los siglos
XII y XIII, la luz era la fuente y la esencia de toda belleza visual. Fue la
divulgación de la filosofía neoplatónica y la vinculación que establece esta
filosofía del concepto de Dios con el ámbito de la luz, la que tendrá una mayor
repercusión en la nueva arquitectura. En efecto, Dios es como la luz, capaz de
traspasar los cuerpos sólidos sin romperlos (caso del cristal), de ser fuente
de vida, y de ser también principio y motivo de alegría y felicidad. La idea,
difundida especialmente a través de los escritos del abad Surger, tampoco era
completamente nueva, porque ya el Pseudo-Dionisio el Aeorpagita la había
utilizado con la misma intención mucho antes. Por poseer luminosidad se
consideran hermosas a las estrellas, al oro y a las piedras preciosas. En la
literatura filosófica de la época y también en la épica cortesana los términos
"lúcido", "luminoso" y "claro" son los adjetivos
que se utilizan con más frecuencia para describir la belleza visual. Esta
preferencia estética se ve intensamente reflejada en las artes decorativas de
la época, que se deleitan en la vistosidad de objetos relucientes materiales
brillantes y superficies pulidas. La aparición de la vidriera, movida por la
asombrosa idea de sustituir los muros opacos por otros transparentes, refleja
este mismo gusto. Para el pensador medieval la belleza no era un valor
independiente de los demás sino más bien el resplandor de la verdad, el brillo
que despide la perfección ontológica, y esa cualidad de las cosas que indica
que tienen su origen en Dios. Estas últimas reflexiones nos acercan al sentido
y los orígenes del propio arte gótico. Algunos autores subrayarán la
importancia de las innovaciones técnicas (bóveda de crucería, arbotantes,…) y
su carácter funcional como elemento explicativo a partir del cual se crea toda
una estética novedosa (Se pone el acento en la técnica, los procedimientos de
construcción y sus condicionamientos formales; la forma de los edificios, su
evolución, están muy ligadas al desarrollo lógico de los elementos
constructivos); para otros, en cambio, las nuevas necesidades plásticas son la
causa de estas invenciones y no al revés, es decir, la necesidad de abrir el
muro para conseguir más iluminación era la causa del recurso funcional a la
bóveda de crucería. Relacionado con ello, algunos autores explican las relaciones
entre el sistema de pensamiento escolástico, dialéctico, y el sistema de la
arquitectura. Una summa (clarificación de todo el conocimiento humano y
universalidad enciclopédica) teológica, una totalidad como la catedral (engloba
todo el conocimiento de la época en sus estructuras, vidrieras o esculturas).
Igualmente la perfecta separación entre las partes y su combinación entre sí,
la utilización de la geometría al servicio del proyecto divino, etc.
Finalmente, se subraya igualmente la influencia del contexto cultural e
histórico vivido con el renacimiento urbano, el desarrollo artesanal y
comercial, la expansión de las monarquías feudales (promotoras de buena parte
de las grandes catedrales) o el crecimiento de los cabildos catedralicios a la
par que la propia ciudad, para la cual la catedral es símbolo de la prosperidad
material vivida. La catedral gótica La ciudad gótica medieval significa y
simboliza la liberación de la misma, de los poderes vigentes en el mundo rural:
los señores feudales y los monasterios o abadía, quienes ejercían unos derechos
y un poder subsiguiente sobre todos territorios y las personas existentes bajo
sus respectivas jurisdicciones. Las ciudades se ponen preferentemente bajo la
protección del rey y éste a su vez las utiliza para controlar o contrapesar el
poder de ciertos señores feudales. Las ciudades se organizan autónomamente.
Surgen las universidades y los comerciantes se instalan definitivamente debido
a sus ventajas fiscales. Surge la burguesía. Es en este momento cuando se
necesitan edificaciones que representen el poder de la ciudad, aprovechando la
institución de nuevas diócesis o para dar cobijo a los crecidos cabildos
catedralicios con toda la carga litúrgica que esto necesitaban (la catedral,
imagen del poder de los obispos, quienes gracias a la burguesía podían eclipsar
ya a los monasterios). Es en este ambiente donde nacen las catedrales urbanas.
De esta forma, a la vez que durante el Gótico se construyeron muchos edificios
de carácter civil, algunos de ellos tan hermosos como el Palacio de los papas
de Aviñón, sobre todo, se hicieron edificios religiosos y, en concreto,
catedrales, las cuales se distinguían por su altura del resto de las
construcciones urbanas. Las catedrales surgieron como centro espiritual y sociológico
de la ciudad medieval, en cuya construcción participaron todos sus miembros,
desde el primer patrocinador; el obispo, incluyendo al cabildo y la monarquía,
hasta la nobleza, la burguesía y el pueblo llano , que se empeñaron en
convertirla en realidad, aunque tal empresa exigiera muchos años, generalmente
siglos. Muchas de ellas custodiaban importantes reliquias que reportaban
grandes beneficios económicos en forma de generosas limosnas. Por lo general,
las catedrales se construían en lugares en los que ya había existido otro
edificio con anterioridad, ya que durante la Edad Media el lugar elegido para
la ubicación de un edificio es algo primordial. La planta de la catedral es de
cruz latina con tres o cinco naves entre las que la central sobresale en altura
por encima de las laterales. Cuando esta diferencia está muy acentuada estamos
ante edificios “ad triangulum”, sin embargo, cuando la diferencia no es muy
pronunciada hablaremos de tendencia “ad quadratum”. Las naves laterales se unen
por detrás de la central creando la girola en torno a la cual se hallan las
capillas radiales. La planta simboliza la crucifixión de Cristo y los pilares
del crucero a los evangelistas. En los pies existen dos torres que flanquean la
fachada con tres portadas decoradas. En ocasiones también se advierte la
existencia de portadas monumentales en los brazos del crucero. En la parte
central de este último se ubica el cimborrio que se remarca en altura con una
aguja, algunas de ellas bellamente caladas. Las fachadas adquieren un gran
desarrollo no sólo la principal sino también las dos del crucero. Forman paños
rectangulares donde la decoración se extiende ampliamente rebasando las
portadas. La fachada principal está apoyada en torres laterales formadas por
pisos de masa hueca y rematadas con terraza o con un cuerpo apiramidado llamado
chapitel. También sobresalen campanarios y cimbórrios siempre rematados con las
agujas de los pináculos Bajo el tejado hay cornisas de arquería y rosetones.
Las portadas se colocan entre los grandes contrafuertes de las fachadas, son
abocinadas como las románicas pero se multiplican las arquivoltas y estatuas de
las jambas. Las portadas de las catedrales eran, al mismo tiempo que un método
de divulgación de la doctrina cristiana, el escenario en el que tenía lugar la
representación de misterios y autos sacramentales. La luz, queda dicho,
desempeña un papel, fundamental en el arte gótico puesto que simboliza la
presencia divina y penetra a través de las vidrieras realizadas con fragmentos
de vidrios de múltiples colores. El rosetón (con doble significado, aludiendo
al sol, símbolo de Cristo, y a la rosa, símbolo de María), situado a los pies
de la iglesia, es un gran vano de forma circular que permite el paso de luz
coloreada y contribuye a crear un ambiente de religiosidad, que sitúa al
creyente en un mundo celestial, en la Jerusalén celeste. La arquitectura civil
Como ya hemos comentado, el desarrollo comercial y artesano significó un
aumento del crecimiento urbano y del peso de la ciudad que creó nuevas
necesidades y amplió otras. Estas nuevas necesidades provocaron la aparición de
una arquitectura civil funcional que se convertía, al tiempo, en imagen
representativa y simbólica de los burgos. Son, por tanto, las regiones europeas
de mayor vida artesanal las que primero ven nacer y consolidarse una
arquitectura civil de prestigio. La arquitectura civil se caracteriza por la
diversidad de edificios y tipologías. Entre los de carácter representativo
convendría señalar los ayuntamientos. Símbolo de las libertades ciudadanas ,
suelen ser edificios sencillos cada vez más decorados (Flandes, Italia). En
ellos destaca la sala del concejo y, en ocasiones aúnan las funciones
mercantiles (mercado, almacén y negociado mercantil), jurídicas y
administrativas, mientras que en otros se separan. Los mercados y las lonjas
tienen su origen en las loggia italianas, pórticos donde se llevaban a cabo las
transacciones comerciales y que fueron sustituidos por edificios con grandes
salones. De las lonjas, podemos destacar las de la Corona de Aragón (Palma,
Valencia, Barcelona). Las viviendas urbanas son edificios rectangulares
organizados alrededor de un patio central desde donde se accede al primer piso.
Otras construcciones de carácter civil son las puertas y murallas, de carácter
defensivo, las atarazanas (grandes salas longitudinales para la construcción y
reparación de barcos) y los hospitales. Éstos, con une esquema heredado del
monasterio, están constituidos por una sala rectangular con cubierta de madera
y por un altar o capilla al fondo, para que los enfermos puedan asistir a las
ceremonias religiosas.
ARQUITECTURA GOTICA FRANCESA.
Gótico primitivo En Francia, durante la primera mitad
del siglo XII, la bóveda de crucería apareció esporádicamente en cierto número
de iglesias. Sin embargo, la fase que iba a conducir a la construcción de las
grandes catedrales francesas comenzó en 1137, con motivo de la construcción de
la girola de la iglesia abacial de Saint-Denis, panteón real en las afueras de
París y considerada por casi todos como la primera construcción gótica. La
significación de la abadía para la monarquía era enorme (construida sobre el
sepulcro de San Dionisio, patrón de Francia), pero lo fue aun más desde que se
hizo cargo de ella el abad Suger. Amigo de infancia de Luis VI y regente
durante la minoría de edad de su hijo Luis VII. La remodelación de la iglesia,
fundamentalmente de su pórtico y cabecera, es expresión del pensamiento
teológico y de la teoría política del influyente abad, que transmitió esas premisas
intelectuales al arte producido en el norte de Francia en el siglo XIII. La
afirmación de que “Dios es luz” por parte de Dionisio el Aeropagita y su
formulación de una jerarquía mística le sirvieron a Suger para hacer del
esplendor lumínico el ideal estético en todas las artes y para trasladar al
plano terrenal, con el fin de subrayar la grandeza del rey y su derecho divino,
la ordenación celestial. En el deambulatorio de Saint-Denis, las finas columnas
que sustentan las bóvedas de crucería y la ausencia de muros divisorios entre
las distintas capillas radiales proporcionó un nuevo sentido de espacio
continuo, fluido, que anticipaba las creaciones posteriores. La luz penetraba
por los nuevos vanos abiertos y permitía ver el destello de las reliquias de San
Dionisio. Saint-Denis fue el modelo para la primera de las grandes catedrales,
Notre Dame de París, I, II y III (comenzada en 1163), así como para un periodo
de experimentación orientado a la desmaterialización del muro por medio de la
apertura de grandes ventanales traslúcidos. El añadido de un cuarto piso en los
alzados interiores incrementó la altura de forma vertiginosa. Este piso
adicional, denominado triforio, consiste en un estrecho pasadizo con arquerías
situado entre la tribuna que se halla sobre las naves laterales y el nivel de
los ventanales superiores (claristorio). Las catedrales francesas de Laon y
Noyon también corresponden a esta primera etapa. Gótico clásico La fase
experimental del gótico temprano se resolvió finalmente en la catedral de
Chartres (comenzada en 1194). Eliminando la tribuna del segundo piso heredada
del románico, pero manteniendo el triforio, recupera la sección longitudinal de
tres pisos o niveles. En su defecto se gana altura a través de un amplio
claristorio o piso de ventanales, nivel de las arquerías, que proporciona una
luz casi vertical. Cada vano se organiza mediante una estructura geminada,
dividido por un parteluz y decorado con motivos de tracería como tréboles,
óculos o cuadrifolios. La catedral de Chartres sirvió de modelo para las
siguientes catedrales góticas. Este periodo del gótico clásico culminó en la
catedral de Reims (comenzada en 1210). Con sus equilibradas proporciones, Reims
representa el momento clásico de serenidad y reposo en la evolución de las catedrales
góticas. La tracería calada, característica de la arquitectura gótica tardía,
fue utilizada por el primer arquitecto de Reims. En las placas primitivas de
tracería, como en los ventanales de Chartres, el muro de mampostería esta
perforado por una serie de aberturas. Por el contrario, en la tracería calada
cada ventana se subdivide en dos o más arcos apuntados por medio de finas
columnillas de piedra llamadas parteluces, y en la parte superior aparece un
diseño que produce el efecto de un recortable. Reims sigue el esquema general
de Chartres, pero otra solución del gótico apareció en la gran catedral de
cinco naves de Bourges (comenzada en 1195): en lugar de un crecido cuerpo de
ventanas como en Chartres, el arquitecto de Bourges redujo el claristorio en
favor del cuerpo de arquerías y del triforio. En torno a 1220, la nave de la
catedral de Amiens retomó el sentido clásico y ascensional de Chartres y Reims,
enfatizando la verticalidad y la estilización de los pilares. Esta catedral,
levantada entre 1220 y 1279, con una nave de 133 metros de longitud, 14,50 de
anchura y 42 de altura, apeada en pilares cilíndricos con columnillas adosadas,
constituye el monumento capital del primer gótico y supuso la transición hacia
la más elevada de las catedrales góticas francesas, la catedral de Beauvais. En
ella aparece un gigantesco piso de arquerías (derivado de Bourges) bajo un piso
de ventanales del mismo tamaño, que permite alcanzar la altura sin precedentes
de 48 metros. Gótico radiante o “rayonnante” La catedral de Beauvais se comenzó
en 1225, un año antes de que Luis IX de Francia ascendiese al trono. Durante su
largo reinado, de 1226 a 1270, la arquitectura gótica entró en una nueva fase
denominada radiante o rayonnant. El término rayonnant deriva de los elementos
radiales, como los de una rueda, que conforman los enormes rosetones
característicos de este estilo. La altura dejó de ser el principal objetivo, y
en su lugar se extremó la desmaterialización del muro reduciendo el espesor de
la mampostería, extendiendo los ventanales y reemplazando el muro exterior del
triforio por vanos de tracería. Los muros de este periodo radiante asumieron el
carácter de membranas traslúcidas. Todas estas características del gótico
radiante fueron incorporadas en la primera empresa importante llevada a cabo
durante esta nueva fase, la reconstrucción (comenzada en 1232) de la iglesia
abacial de Saint-Denis (I, II). De la primitiva estructura sólo se preservaron
el deambulatorio y la fachada principal. Sin embargo, el espíritu rayonnant
está mejor representado por la Sainte-Chapelle (I, II) , la espaciosa capilla
palatina construida para Luis IX entre 1242 y 1248, en la Île-de-la-Cité, en el
centro de París. Los inmensos ventanales, que se elevan casi desde el nivel del
suelo hasta el arranque de las bóvedas, ocupan la totalidad del espacio entre
los haces de columnas, transformando de este modo la capilla en una robusta
armadura pétrea recubierta por superficies acristaladas por donde se filtra la
luz a través de vidrieras multicolores. En la evolución de la arquitectura
gótica, el progresivo aumento de los vanos hizo posible la creación de un
ambiente interior sacralizado y simbólico a través de la luz coloreada que
pasaba a través de las vidrieras. Los colores dominantes fueron el azul oscuro
y el rojo rubí brillante. En las ventanas de las capillas subsidiarias y de las
naves laterales se dispusieron pequeñas vidrieras en forma de medallones, que
ilustraban episodios bíblicos y de la vida de los santos. Su proximidad con
respecto al observador permitía la contemplación de sus detalles. Cada una de
las ventanas del claristorio, por otro lado, estaba ocupada por enormes
vidrieras con imágenes monumentales, perceptibles desde el suelo. A partir del
último tercio del siglo XIII la mística oscuridad se fue disipando, a medida
que la técnica de la grisalla —cristal blanco decorado con dibujos en gris— se
fue combinando con los paneles de colores, cada vez más vivos y luminosos.
Gótico flamígero La última fase de la arquitectura gótica francesa recibió el
nombre de gótico flamígero o “flamboyant”, nombre derivado de los paralelismos
entre los motivos de la intrincada tracería curvilínea y la forma de las
llamas. La profusa decoración del estilo flamígero se localiza generalmente
alrededor de los vanos exteriores. El interior de las iglesias emprendió un
proceso de simplificación basado en la eliminación de obstáculos visuales, como
los capiteles sobre soportes verticales. El interés estructural se concentró en
las bóvedas, cuyos nervios, terceletes y ligaduras conformaban una tupida red
de complicados diseños. La arquitectura flamígera se origina en la década de
1380 con la obra del arquitecto cortesano francés Guy de Danmartin. Sin embargo
el estilo no se consolidó hasta la conclusión de la guerra de los Cien Años en
1453, momento en que tuvo lugar el resurgimiento de la actividad constructiva
en toda Francia. El auge de la arquitectura flamígera se produjo entre el final
del siglo XV y el primer tercio del siglo XVI en la obra de Martin Chambiges y
su hijo Pierre, autores de una serie de portadas entre las que cabe citar la
fachada occidental de la catedral de Troyes y las fachadas de los transeptos de
Senlis y Beauvais.
ARQUITECTURA GOTICA EN LA PENINSULA IBERICA.
Protogótico. En los reinos españoles, además de las
experiencias cistercienses, en las que, sobre un modelo de edificio que es
plenamente románico, se fueron ensayando formas de construcción góticas, es
decir, arcos apuntados y bóvedas de crucería, existe una primera generación de
edificaciones religiosas que preparan el terreno a lo que sería la eclosión del
gótico de estilo francés. A esta generación pertenecen la llamada “Escuela del
Duero”, con iglesias parcialmente románicas de bóvedas gallonadas e
incorporación ya del arco apuntado (Zamora, Salamanca y Toro). Influencias
francesas se apreciarán en edificios como la iglesia de San Vicente y la
catedral de Ávila, así como el Pórtico de la Gloria, con bóvedas nervadas, lo
mismo que la catedral de Cuenca. Pero todas estas construcciones son casi por
completo románicas, y no hicieron más que adelantar algunos elementos aislados
del gótico, sin compartir sus esquemas generales ni, mucho menos, sus bases
espirituales y estéticas. A partir de aquí hemos de hablar de una gran heterogeneidad
dentro del gótico peninsular, debido a la convivencia de varios reinos
cristianos (Portugal, Castilla y Aragón) que reciben influencias diferentes que
condicionan su arquitectura. Ello será muy evidente en Castilla con la Francia
de los Capeto y, en el caso aragonés, y debido a sus relaciones políticas y
comerciales, con la zona italiana y del sur de Francia. A ello se suma que el
diferente desarrollo económico y político de los distintos territorios
condición sus empresas constructivas, que en el caso castellano se extienden de
forma más homogénea desde el siglo XIII, si acaso con un cierto estancamiento
en el XIV, y que en el caso catalán se ve impulsado con fuerza a partir del XIV
y en Valencia a partir del siglo XV. Gótico del siglo XIII. Los modelos
franceses llegaron a España de la mano de Fernando III en la tercera década del
siglo XIII y dieron lugar a catedrales que, como las de Burgos, Toledo y León,
representan la fase clásica de este estilo en nuestro país, el momento en que
más fielmente se sigue el modelo galo. A ello contribuyó sin duda la presencia
de sus obispos (el caso de Ximénez de Rada en Toledo y Mauricio para Burgos) en
París, donde pudieron establecer los contactos necesarios para llevar a sus
sedes a los arquitectos y a los equipos que se encargarían de ambas
construcciones. Se introducen las formas el clasicismo gótico y se imitan los
modelos franceses. Las obras más importantes son: •Catedral de Burgos. Se
inicia en el 1221 conforme a los modelos cistercienses, pero en 1245 se
modificó el proyecto siguiendo el gusto francés. En ella trabajó el maestro
Enrique (?-1277), quien también intervino en la catedral de León. Posee una
planta de cruz latina de tres naves, mientras que el crucero tiene una sola. La
cubierta la forman sencillas bóvedas de crucería y los tramos que presentan
mayor complejidad son aquellos que fueron reconstruidos en el siglo XVI. Los
ejemplos franceses que más influencia tuvieron en su construcción fueron
Coutance (planta y abovedamiento) y Bourges (alzado), mientras que la
utilización de dobles arbotantes nos remite a Saint-Denis. La fachada que sigue
el esquema de las iglesias francesas con tres cuerpos y tres calles y con
abundante decoración de hornacinas y esculturas. •Catedral de León. En León se
construye una catedral en 1255 por mandato del obispo Martín Fernández dentro
de un gusto plenamente francés. No en vano es considerada la más francesa de
todas nuestras catedrales. Su creador fue el maestro Enrique, segundo
arquitecto de la catedral de Burgos, que será sucedido por Juan Pérez. El
modelo que sigue en planta es el de Reims (basilical de tres naves muy altas),
al tiempo que para la organización del alzado, el punto de referencia elegido
fue Chartres, siendo la mayor parte de las bóvedas cuatripartitas. En ella es
posible apreciar un estrecho triforio, elemento que se irá atrofiando con el
paso del tiempo hasta terminar desapareciendo. Sus vidrieras invaden el espacio
que durante el Románico ocupó el muro y convierten al edificio en una inmensa
urna de cristal, en la que la luz inunda el espacio y desdibuja los contornos.
•Catedral de Toledo. Es la que menos se ajusta a los modelos franceses. La
catedral de Toledo, otro de los grandes hitos de la arquitectura gótica
española, se inició en 1226 cuando el rey Fernando III y el obispo Rodrigo
Jiménez de Rada pusieron la primera piedra en el mismo lugar en el que había
existido una iglesia construida por Recaredo. Se cree que el verdadero artífice
de esta catedral fue Petrus Petri. La planta, de cinco naves, es muy similar a
la de Bourges y a la de Notre-Dame de París por su doble girola formada con
tramos triangulares y rectangulares que facilitan la distribución de los
empujes y permite abrir mayor número de capillas (de modo semejante se solventó
el problema de cubrición de este espacio en la catedral de Le Mans). En esta
catedral se deja sentir la huella musulmana, tal y como lo demuestran los arcos
polilobulados entrecruzados en el triforio de la girola y cierta decoración
geométrica de tendencia también árabe-mudéjar. Gótico del siglo XIV. Durante el
siglo XIV, en Castilla prosigue la construcción de las grandes catedrales
iniciadas en la centuria anterior. El maestro Rodrigo Alfonso inicia el
claustro de Toledo y se comienzan las catedrales de Palencia y Oviedo. El foco
artístico durante este siglo se desplazará a Levante, zona geográfica en la que
encontramos lo que se ha denominado Gótico levantino, que en el siglo XIV
presenta acusadas diferencias con respecto al Gótico del siglo XIII. En Levante
son muy frecuentes los edificios ad quadratum, en los que la diferencia entre
las naves laterales y la central está muy poco acentuada. Los arquitectos del
momento tienden a suprimir el crucero y a colocar las capillas entre los
contrafuertes. Los ventanales experimentan un menor desarrollo y los arbotantes
pierden importancia. Se busca una contemplación total y unitaria del espacio,
para lo que se adelgazan los pilares, muchas veces octogonales. Se tiende a la
horizontalidad y no tanto a la elevación, con un carácter menos esbelto y
ligero al exterior. Son edificios sobrios y simples, con poca decoración, que
deben, en parte, estas características a la arquitectura cisterciense que tanta
trascendencia tuvo en Cataluña y a influencias del sur de Francia e Italia. En
1298 se inician las obras que llevarán a la construcción de la catedral de
Barcelona. El edificio posee tres naves, girola, crucero y capillas entre los
contrafuertes. Bajo el presbiterio se halla la cripta con los restos de santa
Eulalia. No se sabe con exactitud quién trabajó en esta obra, pero se cree que
colaboró activamente en ella el arquitecto real Beltrán Riquer. Siguiendo el
ejemplo de Barcelona, se realizará un buen número de edificios como la catedral
de Girona, iniciada en el año 1312. Como casi todos los edificios religiosos de
la Edad Media, se comenzó a construir por la cabecera y bajo los planteamientos
de un edificio de tres naves inspirado en la catedral de Barcelona, pero una
vez que se concluyó la cabecera, prosiguió la construcción como si de un templo
de una única nave se tratase: La Colegiata de Santa María del Mar (también en
Barcelona) es otro bello ejemplo del Gótico catalán, cuya traza primitiva se
atribuyó durante un tiempo a Jaime Fabre, aunque hoy sabemos que el maestro de
obras debió de ser Berenguer de Montagut. Es una iglesia de tres naves, las
laterales casi a la misma altura que la central, con pilares estilizados y de
sección octogonal. Estas características contribuyen a crear un espacio
interior diáfano y dilatado, que podemos abarcar en su totalidad con tan sólo
con una mirada. En Palma de Mallorca se construyó la catedral sobre una antigua
mezquita. La planta rectangular está dividida en tres naves y una cabecera
cuadrangular. La luz entra a través de un gran, rosetón en la cabecera. En el
exterior, los contrafuertes, rematados en pináculos, se alinean rítmicamente.
Igualmente interesante es la catedral de Manresa, puesta bajo la advocación de
santa María de la Aurora. En este edificio la nave central es sensiblemente más
ancha que las laterales, mientras que estas se funden con las capillas
construidas entre los contrafuertes. Durante el siglo XIV se construyó un buen
número de edificios civiles, en los que no sólo se evidenciaba el poder de la
realeza y de los nobles, sino también el de la propia ciudad. Son, por lo
general, amplios espacios de una sola nave bajo cubierta de madera y arcos
diafragma. Dentro de la arquitectura civil del siglo XIV destaca el Salón del
Tinell del palacio real de Barcelona, mandado construir por Pedro el
Ceremonioso y el Salón del Ciento en el ayuntamiento municipal de Barcelona,
obra de Arnau Bargués. Las atarazanas, espacios dedicados a la construcción y
reparación de los barcos, constituyen otro buen ejemplo de lo que fue la
arquitectura civil en este siglo. En ellas se vuelven a utilizar los arcos
diafragma y la madera como elementos esenciales de cubrición. Las más
interesantes son la de Barcelona y la de Valencia. Para cerrar este apartado
dedicado a la arquitectura española durante el siglo XIV, es necesario hacer
referencia a una de las más bellas fortificaciones del momento: El Palacio de
Bellver de Palma de Mallorca, residencia real que se organiza en torno aun
patio circular de dos pisos con finas arquerías. Gótico del siglo XV. En este
momento el gótico alcanza su plenitud en España tanto en el campo religioso
como en el civil. Se funden la tradición del arte hispano musulmán con las
estructuras góticas flamígeras y el arte propagandístico de los Reyes
Católicos., dando lugar al estilo isabelino o gótico florido. Las
características más importantes son: - Sencillez constructiva, simplificación
de las plantas (sin girola en ocasiones) que tienden al modelo de salón y
complicada decoración. - Se complican las cubiertas con grandes bóvedas
estrelladas. - Se utiliza el arco conopial y mixtilíneo. - Los pilares, que se
adelgazan, se llenan de nervaduras y también se utilizan pilares retorcidos. -
Es frecuente la decoración a trépano, calando la piedra a modo de encaje. - La
decoración tiende a cubrir la estructura arquitectónica; fachadas, ventanas,
arcos,... - Los temas en la decoración son heráldicos, vegetales, cordones
franciscanos, cadenas, puntas de diamantes, conchas, medias bolas, rosetas,
yugos y flechas, caracteres epigráficos (efes e íes),... Hasta la época de los
Reyes Católicos la arquitectura se mantiene bastante clara de formas y con poca
decoración, pero pasada esta primera etapa se llega a un desarrollo de la
decoración pocas veces igualada. Las obras más importantes son: •Catedral de
Sevilla. Comienzan las obras en 1402 sobre el emplazamiento de la antigua
mezquita. Tiene planta de salón de cinco naves con capillas entre
contrafuertes. La bóveda es de crucería simple salvo en el crucero que se
recarga decorativamente. Es el templo mayor de España. Dentro del estilo
Isabelino destacan los siguientes autores: •Juan Guas. Trabaja en San Juan de
los Reyes (Toledo) y en el Palacio del Infantado (Guadalajara). Formado con
Hanequín de Bruselas, introductor de las formas flamencas. En él se funde el
Gótico flamígero con los elementos, soluciones y formas mudéjares, dando origen
al estilo Hispano-flamenco. En 1475 comienza a trabajar para la familia de los
Mendoza construyendo el Palacio de Manzanares el real (Madrid) y el del Infantado
en Guadalajara. Una de sus obras más importantes es la iglesia de San Juan de
los Reyes (Toledo), proyecto que no llegó a concluir y que fue continuado por
Simón de Colonia y Antón y Enrique Egas. Este edificio tiene una sola nave con
capillas entre los contrafuertes, un extraordinario cimborrio en el crucero y
un coro a los pies. Su claustro es uno de los más bellos de la arquitectura
gótica. Consta de dos pisos, en el de abajo se emplean arcos apuntados y en el
de arriba mixtilíneos. Está decorado con elementos vegetales, geométricos y
epigráficos. •Juan de Colonia. Realiza las agujas caladas de la catedral de
Burgos. Su hijo, Simón de Colonia, realiza la Capilla del Condestable en la
catedral de Burgos con bóveda estrellada y calada en su parte central. En
Valladolid construye las fachada-retablo de San Pablo. • En Valladolid se
construye la fachada-retablo del colegio de San Gregorio con una complicada y
rica decoración.. Edificios civiles. Destacan las lonjas destinadas al comercio
como la de Valencia y la de Palma de Mallorca. Son amplias salas con bóvedas de
crucería sobre un esbelto soporte de fuste helicoidal. También es importante la
Casa de los Picos en Segovia. Gótico del siglo XVI Hay que señalar la
pervivencia del gótico hasta el primer cuarto del siglo XVI. Las obras más
importantes de esta etapa son la catedral nueva de Salamanca y la catedral de
Segovia. ESCULTURA ESCULTURA GÓTICA Características generales de la escultura
gótica La escultura del Gótico experimenta un profunda evolución que viene
marcada, en primer lugar, por su progresiva independización de la arquitectura.
De este modo, alcanza un mayor volumen, emerge de la misma, mientras que
durante el Románico, la escultura aparece acomodada en la fachada y
absolutamente sometida a ella. A partir de aquí, y a lo largo del gótico para
culminar en el Renacimiento acabaría por asumir su papel como una de las artes
mayores. Ya desde el pórtico de Saint-Denis las esculturas que forman parte de
las portadas monumentales pertenecen a otra categoría: son estatuas exentas,
situadas en un nicho y cubiertas con doseles. Aunque no deben separarse, por su
función simbólica, del conjunto, ya no forman una unidad indivisible con el
marco arquitectónico como ocurría en el románico. No obstante, la escultura
seguirá, en su mayor parte, siendo monumental, es decir, estará ligada a la
arquitectura durante todo el siglo XIII. Para algunos autores, en esta
“liberación” escultórica tienen mucho que ver los cambios sociales y la
decadencia de las relaciones feudales y de dependencia, aun más en el marco
urbano, mucho más libre e independiente, que comienza a reivindicar el papel
del individuo (“la figura exenta”). En un segundo aspecto, el cuerpo humano se
representa de un modo más naturalista, con una mayor fidelidad a la realidad.
Frente a la figuración conceptualizada del arte románico que ponía el mensaje,
la expresión, por encima de la forma, el arte gótico recuperaba, después de
muchos siglos, el afán por lograr el parecido entre las formas naturales y las
formas artísticas (realismo y detallismo que se manifestaba en los propios
ropajes de los personajes, vestidos a la época, para reflejar su cercanía al
espectador), y lo hacía, al igual que una parte importante del arte
grecorromano, reduciendo la naturaleza a un ideal, renaciendo lo que hoy
entendemos por “belleza”. En este sentido, el canon es ahora más estilizado y
los rostros intentan reflejar los sentimientos, al tiempo que los personajes se
miran y se sonríen entablando un diálogo (“sacra conversazione”). Esta opción
estética tenía su base en las escuelas catedralicias desde las que, sobre todo
Santo Tomás de Aquino, basándose en la filosofía de Aristóteles, defendían lo
sensible como fuente de conocimiento. Pero, al mismo tiempo, había quienes mantenían
la teoría de los neoplatónicos de que hay una “idea general” (los
“universales”) en y antes de lo particular, que tuvo como consecuencia el que
se tendiera a representar cada ser, humano, animal o vegetal, según un tipo
ideal. Como resultado de ambas corrientes de pensamiento el mundo material dejó
de ser fuente de pecado, y surgió un interés por el mismo que culminaría con el
amor franciscano por la naturaleza más sencilla. En escultura se expresó en los
rostros y actitudes de los personajes, a través de una serenidad, gracia y
amabilidad nuevas. Para terminar diremos que la tendencia al naturalismo, a
pesar de que tiene un carácter propio, buscó sus modelos artísticos en la
Antigüedad y, en concreto, en la escultura romana (“Visitación” de Reims) o en la
pintura bizantina, provocando en este último caso un marcado amaneramiento,
manifestado en ritmos curvilíneos y expresiones más cortesanas que religiosas
(“Maestro de los Ángeles” de Reims). Los temas comienzan a sufrir algunas
variaciones. Se siguen representando en las portadas Cristos en majestad que
muestran las llagas de su Pasión. Pero el Cristo, rodeado de la Virgen y san
Juan, se ha convertido en un ser más próximo a los hombres y a su sensibilidad,
menos alejado de la humanidad que el Cristo románico. Ese Dios todopoderoso y
justiciero que se impone por el temor tiende a desaparecer. Será pues el
“Cristo de la pasión” el protagonista de la escultura (de hecho, se constata un
mayor interés por el Nuevo Testamento, y más concretamente por los Evangelios,
que antes). Y es que los cruzados dieron fe de la humanidad de Cristo, vieron
el lugar donde nació y aquellos en los que padeció el martirio y fue enterrado.
La Iglesia, frente a las herejías que negaban la naturaleza humana de Cristo,
insistió en su linaje humano (con el tema del “árbol de Jesé”), presentó a la
Virgen como su madre biológica y mostró su sufrimiento físico. El tema de la
Encarnación, fundamental para la doctrina de la Iglesia, se expresó a través de
la “Anunciación”, la “Natividad” o la “Última Cena”. Pero Cristo fue entonces
sobre todo el dios crucificado, cuyo evidente dolor debía mover a la piedad de
los fieles. Relacionado con el nuevo papel de la Virgen en la vida de Cristo,
la mujer experimenta una importante revalorización: deja de ser símbolo del
pecado para convertirse en fuente de inspiración y también, sobre todo al
principio, en reflejo de un mundo utópico que huye del dolor y sufrimiento. Por
un lado, se repiten los temas marianos como la Asunción, Anunciación, Desposorios
o Coronación de la Virgen, y por otro, se la interpreta como personificación de
la Iglesia. Será frecuente encontrarla en la escultura exenta con el Niño Jesús
en los brazos, en el parteluz de una iglesia, no como simple trono de Dios,
sino como madre que entabla un diálogo con su hijo, que emana dulzura y
sensibilidad. En la escultura exenta se repiten los esquemas generales y así,
sus dos temas principales son el Cristo crucificado y la Virgen con el Niño. El
crucificado del Gótico se sujeta a la cruz con tres clavos y no con cuatro como
se hacía durante el Románico, y comienza a dar muestras de sufrimiento
adquiriendo una dimensión más humana. En lo que se refiere a la Virgen, su
representación como Madre de Dios (“Theotokos”), en la que ésta es casi una
excusa para representar a Jesús a modo de trono (pues ambos no mantienen
ninguna comunicación, representándose a Jesús en su naturaleza divina, y no
como niño dependiente de su madre), es sustituida por una Virgen sentada, o de
pie, en ocasiones ya sola (la devoción a María se había multiplicado y por
ejemplo todas las grandes iglesias de la época estaba dedicadas a “Nuestra
Señora”), con el niño cogido con un brazo. Jesús se manifiesta ya en su
naturaleza humana, y no divina, y se presenta como un niño atento a su madre y
en una actitud de comunicación con ella, ambos juegan o se acarician, lo que, a
la vez permite un mayor juego formal frente al estatismo del románico. Por otro
lado, los santos hicieron de forma masiva su aparición, sobre todo en los momentos
finales del gótico en retablos pictóricos y escultóricos o bien en esculturas
exentas. Los libros sobre la vida de los santos (Leyenda áurea de J. Da
Voragine) se extendieron por toda Europa y los fieles podían reconocer a cada
uno por sus atributos o fisonomía, generalmente referidos a su martirio. Estos
son los protectores del hombre, los emisarios de Dios para con la humanidad. En
los momentos finales de la Edad Media se impone la costumbre de dar culto a los
santos: todo el mundo, hombres y ciudades, debían hallarse bajo la advocación
de un santo patrón. Esta devoción provocará una fuerte demanda, sobre todo en
el campo de la escultura. Finalmente señalar que la temática derivada de los
bestiarios cedió paso paulatinamente a otros temas extraídos de la paganidad y
cargados de naturalismo simbólico, como los meses, las virtudes y los vicios,
los signos zodiacales, e incluso temas de representaciones históricas de
carácter simbólico. En este sentido, en una época de oposición entre Papado y
poder civil, la realeza bíblica es utilizada como instrumento pedagógico, con
el fin de representar a los reyes de los siglos XIII al XV como descendientes
temporales de la realeza del Antiguo Testamento (las galerías de los reyes son
una constante en las principales portadas catedralicias francesas), a la vez
que aboga por la armonía que debe existir entre el gobierno secular y el
espiritual. Los materiales que el artista del gótico utiliza son: la piedra de
diversos tipos, para la imaginería exterior; la madera policromada, para
imágenes exentas, retablos, sepulcros y la sillería de los coros; y mármol y
alabastro, utilizados frecuentemente en los conjuntos sepulcrales y
ocasionalmente en retablos. Digamos también que toda esta escultura aparece
pintada, no sólo la de madera, sino también la hecha en piedra o alabastro,
acentuando con ello sus rasgos de realismo. En cuanto a su localización, la
escultura está presente en las fachadas de las iglesias, en los retablos de los
altares, en las sillerías de los coros y en los sarcófagos. En el siglo XIII,
destacará especialmente la escultura ubicada en las fachadas de los templos,
sobre todo en las puertas, siguiendo registros horizontales unas veces,
alineadas al arco otras, o adosadas a las columnas. El pórtico estará repleto
de esculturas, como queriendo adueñarse del feligrés antes ya de su entrada en
el templo; en las portadas se presentan los grandes motivos espirituales,
culturales y sociales de la época. Cabe reseñarse igualmente el enorme
desarrollo que nuevas tipologías van a experimentar, sobre todo a partir de la
Baja Edad Media: relieves sobre púlpitos, sobre puertas, la escultura
funeraria, los coros, etc. Finalmente comentar que la escultura seguirá siendo,
como en el románico, un arte mayoritariamente anónimo. Sin embargo, la
excelencia de algunos escultores hizo que incluso se conocieran sus nombres,
sobre todo en el periodo final con nombres como Claus Sluter, Gil de Siloé o
Pere Johan. Evolución de la escultura gótica Gótico primitivo La escultura
siguió el precedente románico, con una amplia difusión de imágenes cuyo fin era
adoctrinar a los fieles en los dogmas de la fe religiosa y decorar las fachadas
de las catedrales. La escultura de los siglos XII y principios del XIII tuvo un
carácter predominantemente arquitectónico. Las figuras más destacadas son las
estatuas colosales de las jambas (pilastras laterales) de las portadas y las de
los parteluces de los vanos de entrada. Dichas estatuas-columna representan la
transición entre el románico final y el gótico primitivo, como se observa en el
famoso pórtico de la Gloria (fachada occidental) de la catedral de Santiago de
Compostela (España, último tercio del siglo XII), donde apóstoles y profetas se
hacen eco del nuevo sentido naturalista idealizado, a la vez que expresan sus
sentimientos y empiezan a entablar lo que se denomina “sacra conversazione”. En
Francia cabe reseñar las estatuas-columna de la fachada occidental de la
catedral de Chartres, que datan aproximadamente de 1155. Las estatuas del
pórtico Real de Chartres poseen unas proporciones y un sentido del volumen que
revelan un naturalismo ajeno al mundo románico. Sin embargo, las
estatuas-columna no eran las únicas manifestaciones escultóricas figurativas de
las portadas, que seguían un rico y elaborado programa iconográfico centrado en
los altorrelieves del tímpano, arquivoltas y en menor medida, en los dinteles
de las puertas. En los parteluces, solían aparecer estatuas de la Virgen,
Cristo o algún santo relacionado con la iglesia catedralicia. En torno a 1180
la estilización románica evolucionó hacia un periodo de transición en el que
las estatuas comenzaron a asumir una serie de rasgos naturalistas como la
gracia, elegancia, solemnidad, sinuosidad y libertad de movimientos. Este
estilo ‘clasicista’ culminó en la primera década del siglo XIII en las series
de esculturas de las portadas de los transeptos norte y sur de la catedral de
Chartres. De todos modos el término clasicista debe ser matizado, debido a la
diferencia esencial que existe entre las figuras góticas y las del auténtico
estilo clásico antiguo. En la figura clásica, sea estatua o relieve, puede
apreciarse un cuerpo completamente articulado debajo y por separado de sus
ropajes, mientras que en la gótica no existe tal diferenciación. Lo que puede
apreciarse del cuerpo es inseparable de los pliegues de la vestimenta. Gótico
clásico La organización de las portadas continúa siendo, en esencia, la misma
que durante el Románico. En los tímpanos, durante el siglo XIII los temas se
distribuyen en registros perfectamente separados, mientras que, con el paso del
tiempo, esta separación se va a ir rompiendo y se crea una cierta confusión
espacial. Estas grandes portadas serán las principales obras registradas
durante este periodo y tienen a Francia como principal ejemplo,
fundamentalmente en torno a las portadas de Reims y Amiens. Los
convencionalismos en el tratamiento de los pliegues fueron reemplazados por
volúmenes más sólidos y naturales en un proceso que comienza en torno a 1210
con la portada de la Coronación de la catedral de París, y que continúa después
de 1225 en las portadas de la catedral de Amiens. A partir de 1240 ya se
aprecian en la fachada occidental de la catedral de Reims y en las estatuas de
los apóstoles de la Sainte-Chapelle de París los pliegues pesados y angulosos,
profundamente esculpidos en forma tubular, característicos de la escultura
gótica posterior. Al mismo tiempo las estatuas se liberaron del soporte
arquitectónico. Es el periodo clásico de la escultura gótica. En esta línea
destacarán los conjuntos de la Visitación y la Anunciación en la fachada
occidental de Reims, o la imagen del “Beau Dieu” de Amiens. En las mencionadas
estatuas de Reims se consolidó el típico rostro de las figuras góticas: forma
triangular, mentón destacado, ojos almendrados y una marcada sonrisa. Al mismo
tiempo se inició la representación de posturas y gestos amanerados, que
resultan de una síntesis entre las formas naturalistas, la elegancia cortesana
y una delicada espiritualidad. Gótico final París había encabezado el arte y la
cultura europea desde 1230. Sin embargo, tras los estragos de la peste y el
estallido de la guerra de los Cien Años a mediados del siglo XIV, París perdió
la supremacía y se convirtió en uno más entre los numerosos centros artísticos
que florecieron en este periodo. El siglo XIV trajo consigo nuevas formas de
devoción popular que provocaron la proliferación de capillas privadas,
escenario del gran desarrollo de la escultura en este siglo y el siguiente. Los
nobles y los burgueses venidos a más que persiguieron los ideales
aristocráticos, quisieron asegurarse la salvación de su alma, por una parte, y
la persistencia de su memoria en este mundo, por otra, construyendo suntuosos
sepulcros dentro de las iglesias. Y aunque en un principio la tendencia al
arquetipo impidió el retrato, pronto la vanidad llevó al retrato funerario. El
propietario del sepulcro fue representado en vida, a veces recostado y hasta
sentado, y fue muy frecuente que a su alrededor, en las paredes del ataúd de piedra,
o en el muro al que a menudo se adosaba, se plasmaran escenas relativas a sus
funerales, ceremonia por la que se medía la importancia del personaje. Pero las
capillas privadas, dedicadas fundamentalmente al culto funerario, tuvieron
también la función de oratorio privado. En el reducido espacio de la capilla
era más fácil la concentración que en las grandes naves y, sobre todo, era
posible acercarse a las imágenes de devoción y a los retablos, que infundía en
los fieles amor y piedad. Estos sentimientos, amor y piedad, son los que
dominan la religiosidad delos siglos XIV y XV. Frente a la majestuosidad de las
imágenes sagradas de siglos anteriores, los protagonistas de la historia
cristiana se humanizan, gozan y sufren, mueren y triunfan. En esta línea se
situó la escultura gótica en el norte de Europa, que se mantuvo ajena al
protorrenacimiento italiano. La escultura del gótico final francés se
desarrolló sobre todo en Borgoña. En torno al 1400 en la corte de Felipe el
Atrevido en Dijon destacó la figura de Claus Sluter, que introdujo la
sensibilidad realista de los Países Bajos en Francia. Renunciando a los modelos
estilizados y a las afectaciones del siglo XIV, Sluter envuelve a sus figuras
en voluminosos plegados. En los personajes que acompañan el sepulcro de Felipe
el Atrevido (comenzado en 1385, Museo de Bellas Artes, Dijon), ofrece un amplio
repertorio de expresiones que contribuyen a enfatizar la evocación de tristeza
y dolor. En las estatuas de los profetas que rodean el Pozo de Moisés (1395-1403,
cartuja de Champmol, Dijon) transformó a los personajes del Antiguo Testamento
en patriarcas flamencos, cuya representación naturalista se funde con un
sentimiento de grandeza espiritual. Tras la muerte de Sluter, en 1406, su
influencia se difundió por el sur de Francia, España y posteriormente Alemania.
LA ESCULTURA GOTICA EN LA PENÍNSULA.
Evolución de la escultura. Siglo XIII. Como se ha
afirmado, la transición a la plástica gótica la marcaron obras como el Pórtico
de la Gloria, el pórtico de la catedral de Orense o la Cámara Santa de Oviedo
en las que se preludian las característica de este nueva plástica. Pero será a
partir del segundo cuarto del siglo XIII cuando se introduzcan las formas de la
escultura francesa a través de las intensas relaciones políticas y culturales
que la monarquía española estableció con la francesa. En el siglo XIII
destacaron dos talleres en torno a las catedrales de Burgos y León. En Burgos
destacan: - La puerta del Sarmental, con temas como el Pantócrator, los Evangelistas
escribiendo. sobre pupitres, los apóstoles en el dintel y los ángeles y reyes
músicos en las arquivoltas. En ella se pueden apreciar claras influencias de
las portadas del transepto norte de la catedral de Reims. - Puerta de la
Coronería o de los Apóstoles con el tema del Juicio Final. - Puerta del
claustro. En la portada del claustro de esta misma catedral encontramos una
escena de la Anunciación, en la que el ángel sonriente muestra un gran parecido
al ángel anunciador de Reims. Adosadas al muro norte de este claustro se
colocaron imágenes de diferentes monarcas entre las que sobresalen las de
Alfonso X el Sabio y de su esposa doña Violante. En todas estas obras
observamos mayor naturalismo, elegancia en el ropaje, diálogo, comunicación de
sentimientos y composiciones escénicas con movimiento. En León también es
importante la fachada occidental de la catedral con el tema del Juicio Final.
En el tímpano aparece la imagen de cristo mostrando las llagas. En el dintel,
el peso de las almas y como los condenados son conducidos a grandes calderas,
al paso que los bienaventurados son congregados para llevarlos a la Gloria
eterna, en las arquivoltas, ángeles y la resurrección de los muertos y en el
parteluz aparece la Virgen Blanca, de rostro dulce y sonriente, que sujeta
entre sus brazos al Niño Jesús. En esta etapa también son importantes las
tallas que representan a la Virgen con el niño, expresando comunicación y
diálogo, y los grupos del Calvario o Descendimientos como el de Las Huelga
(Burgos). Siglo XIV La escultura gótica evoluciona paulatinamente hacia un
mayor naturalismo, en el que la captación de lo anecdótico y de los detalles
menos trascendentes, la representación de los sentimientos y de la expresión de
los mismos, comienzan a cobrar mayor importancia. La escultura se hace más
narrativa y se despierta un creciente interés por los nuevos temas, que
incluían la vida de los santos. El principal foco de interés es la Corona de
Aragón, si bien esto no implica que en otros lugares como Castilla, Asturias, León,
Extremadura, Murcia, Andalucía y el País Vasco no sigan apareciendo importantes
muestras de escultura. En Toledo, durante este siglo, se realiza la Puerta del
Reloj dividida en fajas en las que se narran diferentes escenas de los
Evangelios. En Alava la escultura está representada por la portada de la
catedral de Santa María en Vitoria que, al igual que Puerta del Reloj, se
dividen en bandas horizontales en las que se narran pasajes de la infancia de
Jesús y la glorificación de la Virgen, la cual vuelve a aparecer en el
parteluz. En esta portada, los elegantes personajes se desenvuelven con
libertad y desahogo en el marco en el que se encuentran. En Navarra, en la
catedral de Pamplona, junto con otras obras promovidas por el obispo Arnaldo de
Barbazán, se lleva a cabo la puerta Preciosa, composición escultórica dedicada
a la Virgen. En ella es posible advertir una gran belleza formal en el
tratamiento de los paños, elegancia, suavidad, idealización, mesura y una gran
habilidad a la hora de agrupar a los personajes. En el siglo XIV se produce el
despertar de la escultura catalana, en la que influyen no sólo Francia, sino
también Italia, de la que se aprende un modelado más suave en el tratamiento de
los paños, e Inglaterra. En Girona y para la iglesia de San Juan de las
Abadesas se realizó el retablo de la Virgen Blanca en el centro se encuentra
una imagen de la Virgen en bulto redondo y a los lados escenas evangélicas.
Siglo XV Es el momento culminante de la escultura española por la abundancia de
obras y por su calidad. La nota más característica es la influencia del
realismo borgoñón que se manifiesta en el modo de naturalista de interpretar
los rostros, que desembocó en ocasiones en auténtico patetismo o bien de
melancolía, y en los pliegues de las vestiduras. Esta influencia se debe a la
llegada de artistas alemanes y flamencos a España. Por otro lado, se debe
mencionar la gran importancia que van a comenzar a tener los retablos (de
madera dorada y policromada, ocupando su predela o banco y sus cuerpos y calles
numerosas imágenes y relieves con temas religiosos) y las sillerías de coro (se
realizaban en madera de nogal sin policromar, repartiéndose la decoración por
los respaldos y brazos). Durante este siglo, y por influencia borgoñona
primero, y germana más tarde, se acentúa el naturalismo que llegó a desembocar
en ocasiones en auténtico patetismo. En muchos de los rostros hace acto de
presencia la melancolía. Nos encontramos ante uno de los momentos más
importantes de la escultura gótica. En Navarra eran manifiestas las influencias
borgoñonas y concretamente la de Claus Sluter, como demostró uno de los
artistas más representativos de esta zona, Johan Lome de Tournai. Su obra más
conocida, y además la más importante, es el sepulcro de Carlos el Noble y su
esposa Leonor en la catedral de Pamplona, en la que la manera en que unos
monjes ocultan sus rostros bajo la capucha y los dramáticos gestos de dolor de
otros, son prueba del conocimiento del trabajo de Sluter en la tumba de Felipe
el Atrevido. Uno de los escultores más activos de Cataluña fue Pere Johan,
autor del medallón que contiene la representación de san Jorge en el Palacio de
la Generalitat de Barcelona. El Reino de Castilla es el foco en el que se hacen
más evidentes las influencias borgoñona y flamenca. En Burgos nos encontramos
con dos excepcionales creadores: Juan de Colonia y Diego de Siloé. Siloé era
especialista en madera y alabastro, material este último que trabajaba con
extremo cuidado y con un gran virtuosismo técnico. El retablo de la Cartuja de
Miraflores es la obra que mejor representa su modo de trabajar la madera. En el
centro de la composición se encuentra Cristo crucificado sujeto por el Padre y
por el Espíritu Santo, alrededor los Padres de la Iglesia y escenas de la
Pasión. De semejante calidad es la fachada del Colegio de San Gregorio de
Valladolid, obra que ha suscitado entre algunos especialistas la duda en cuanto
a su atribución, ya que muchos consideran que es de Juan de Colonia y no de
Siloé. Escultura funeraria y exenta Durante la Edad Media se produjo un
acrecentamiento del interés por la muerte, lo que va a ir ligado al deseo de
algunos miembros de la nobleza y de la jerarquía eclesiástica de enterrarse en
el interior de los monasterios, iglesias o catedrales. A partir del siglo XIII
se comienza a generalizar entre los pertenecientes a estos estamentos un
profundo deseo de autoafirmación, que hace que se represente la propia efigie
sobre el sepulcro. Este podía ser exento o bien adosado a la pared, cobijándose
bajo un arco denominado “arcosolio” que se recubría con los motivos
decorativos. En la parte frontal del sepulcro podemos encontrar diferentes
temas: la Crucifixión, la Gloria de Cristo en majestad, la Epifanía, el alma
del difunto siendo transportada por los ángeles y la liturgia del entierro. Al
siglo XV pertenecen, por ejemplo, el sepulcro de Gómez de Carrillo de Albornoz
en la catedral de Sigüenza y el de don Martín López de Arce conocido como «el
doncel», también en Sigüenza. En este último, el difunto no aparece yacente
sino recostado sobre un haz de heno, como símbolo de la fugacidad de la vida, y
leyendo un libro, posiblemente una de las actividades que debió practicar en
vida. A sus pies, un siervo y un león aluden a la fidelidad. Una de las
esculturas funerarias más importantes de nuestro país es el sepulcro de Juan II
y su esposa Isabel de Portugal, que se encuentran en la Cartuja de Miraflores,
los cuales yacen en una cama con forma de estrella de ocho puntas. En esta
obra, la habilidad y la destreza en la ejecución son verdaderamente asombrosas.
La escultura exenta estuvo representada por los crucificados y las Vírgenes con
el Niño. Entre los crucificados debemos citar el Cristo de las Batallas en la
catedral de Palencia, cuyo cuerpo dolorido descansa sobre una cruz de gajos.
Cristo, por su sufrimiento, es más hombre que Dios, no triunfa sobre la muerte
sino que padece para alcanzarla. Entre las vírgenes se encuentra la de la
catedral de Toledo, conocida como la Virgen Blanca, singular por la influencia
francesa que muestra. Sonríe al tiempo que el Niño toca su cara con un gesto de
dulzura. El artista consigue expresar una bella relación entre madre e hijo en
la que predomina la ternura. PINTURA LA PINTURA GÓTICA Introducción. Elementos
generales La arquitectura gótica, con su afán de reducir al máximo la
superficie de muro, que sustituyó por vidrieras, hizo que la pintura mural, la
modalidad pictórica que había tenido una mayor difusión durante el románico,
quedara relegada a la decoración de estancias palaciales (yeso donde la
parquedad de medios económicos o el clima hacían que se prefiriera a los
tapices) o de edificios eclesiásticos de órdenes poco amigas de la ostentación.
Sobre todo en los siglos XIV y XV, la pintura, al igual que la escultura, se
independizó del marco arquitectónico, abriéndose el camino al triunfo de la
pintura de caballete. La clientela del arte de la Alta Edad Media estaba
compuesta por comunidades, fundamentalmente religiosas; en la Baja Edad Media,
los clientes, o al menos los comitentes, eran casi siempre particulares, razón
por la que entraron en juego el gusto o las preferencias estéticas
particulares, así como referencias a las condiciones de la vida social de
quienes encargaban las obras. Aunque algunos artistas trabajaban en sus talleres
y luego ofrecían lo pintado como una mercancía más, las obras pictóricas más
importantes obedecían a encargos de la realeza, la aristocracia, los altos
eclesiásticos, que emulaban a los príncipes, la alta burguesía, que,
igualmente, se convirtió en patrona de las artes sólo cuando pretendía ascender
socialmente, y, por último, las corporaciones profesionales urbanas o gremios.
Los pintores, por tanto, agrupados a su vez en gremios artesanales, disfrutaban
de escasa libertad a la hora de producir sus obras, pues se obligaban por
contrato a obedecer las indicaciones de sus clientes (“donantes” o
“comitentes”) e incluso dependían de los más adinerados de ellos como parte del
servicio doméstico. No obstante, y a pesar de que eran considerados y se consideraban
ellos mismos artesanos, podían llegar a salir del anonimato. Muchos eran a la
vez pintores y escultores, especialmente en los siglos XIII y XIV. Y eran,
salvo raras excepciones, laicos. La pintura, ejecutada para una clientela
dominada por los valores cortesanos y caballerescos que se habían difundido por
medio de la literatura desde el siglo XII, se vio grandemente influida por el
ideal, no sólo social, sino también estético, en boga. En ciertos círculos, la
omnipresencia del mismo condujo a una laicización muy notable, que se aplicó
también a las escenas religiosas, transformadas, por el contacto con la vida
cortesana, en ceremonias sociales en las que tomaban parte personajes
suntuosamente vestidos, de enorme elegancia en las actitudes. Pero, al mismo
tiempo, la religiosidad, como ya apuntamos a propósito de las imágenes
escultóricas, evolucionaba desde la decadencia del intelectualismo escolástico
hacia valores más populares y sentimentales. Se trataba de un cristianismo
verdaderamente sentido, tendente al misticismo, a la fe por la vía del amor y
no de la razón (se llegó a afirmar la irracionalidad del dogma). Esa
religiosidad tuvo también sus ecos en la pintura, con temas cada vez más cerca
de lo patético y más influidos por el teatro religioso, promovido especialmente
por las órdenes mendicantes. La aceptación en las artes figurativas del mundo
material que se había producido ya en el siglo XIII, siempre condicionada por
la reducción de la multiplicidad a un orden, a un esquema geométrico, evolucionó,
gracias en parte a las teorías de Guillermo de Ockham y a la libertad del
conocimiento científico que éste favoreció, hacia un realismo auténtico en el
que cabía la representación de lo particular. El retrato, incluso, empezó a
desarrollarse a causa de la inclusión de los donantes en las pinturas
religiosas. Relacionado con ello, hemos de decir que la pintura medieval no fue
solo una analogía de lo trascendental (un mero instrumento al servicio de Dios)
sino en cierto modo también una reproducción del mundo, incluso del profano.
Este progresivo mayor interés por la contemplación de las cosas singulares y la
reflexión sobre la realidad es evidente en el debate de los universales, que se
mencionó al hablar de la escultura. La postura nominalista, que subrayaba que
lo único existente eran los seres individuales, se relacionaba con la filosofía
aristotélica y la valorización de la naturaleza y la vida cotidiana. Así,
aunque en ocasiones las figuras y su ordenación respondan a modelos
tradicionales, lo diferente será la tendencia a la individualización (aunque
sea un coro de ángeles rodeando a una virgen o una muchedumbre en un juicio
final). Se pueden diferenciar fisonomías, los movimientos del cuerpo se
desprenden de un esquema uniforme y se vuelven más complejos. Para Santo Tomás
la obra de arte era un reflejo del mundo físico que, a su vez, había de
considerarse como una metáfora del cosmos divino. Este interés por la
naturaleza se observa en la misma interacción religiosidad-vida cotidiana que
introduce nuevos géneros pictóricos: entre los pies de los santos empiezan a
brotar unas flores titubeantes; en la anunciación llama la atención un
candelero y un lirio. Los detalles naturales se van abriendo paso, las
naturalezas muertas se multiplican (culminando en la pintura flamenca), y
aunque estas poseen un indudable valor simbólico también se han convertido en
un conjunto estéticamente independiente. La pintura de paisaje empezó a abrirse
paso en obras como la huida a Egipto; las figuras humanas se fueron haciendo
más pequeñas en relación al paisaje (en el XV ya puede hablarse de paisaje con
santos en lugar de al revés). No se había alcanzado sin embargo el
Renacimiento. El historiador Huizinga dice que van Eyck o Sluter siguen siendo
góticos, no renacentistas, y es cierto que aunque el uso de la luz para
subrayar la corporeidad es una innovación visual, la organización de los
objetos representados sigue siendo tradicional. En el políptico de Gante de van
Eyck cada grupo de figuras se organizan siguiendo principios simbólicos y
ornamentales, no reales. El aislamiento de la figura de raíz románica sigue
pues dominante. La estructura ornamental no unía, sino que separaba unas partes
de otras, para subrayar la sucesión de la lectura. La reproducción pictórica
parecía orientarse por el metaforismo del lenguaje: un texto se expresa en
forma de narración plástica. Aun así, otros hablan al final del periodo, y
refiriéndose sobre todo a Flandes, de un “prerrenacimiento septentrional” pues
muchos cuadros presentan innovaciones junto con elementos tradicionales y es
difícil deslindar claramente, la transición es continua. El placer de vivir que
expresaba la cultura cortesana se complementaba con el horror y, a la vez, la
fascinación que ejercía sobre ella la muerte. El esqueleto, imagen de la
vanidad (vanitas) de la vida mundanal, y los temas con él relacionados, fueron
variando de carácter a medida que se afirmaba la alegría vital. El ejemplo
moral se tiñó de rechazo a la muerte, de terror. Temas como la Danza Macabra o
el Triunfo de la Muerte son ejemplo de ello. De forma resumida, y aunque en
pintura gótica es más difícil hablar de características generales, ya que se
suele analizar las diversas escuelas y tendencias, podemos señalar las
siguientes: - Las técnicas empleadas son variadas según los soportes: temple y
óleo, en pintura sobre tabla, y el fresco en las pinturas murales. - El dibujo
tiene una gran importancia: delimita formas, marca modelados, crea ritmos
compositivos. - Importancia del modelado, desde tonos planos al juego de
contraluces - La luz contribuye a destacar el volumen, pero en general no es
una luz real y puede tener contenido simbólico - El color es un elemento clave,
se utiliza en gamas ternarias, con frecuencia es un colorido irreal lleno de
contenido simbólico (dorados) - El interés por la perspectiva también
evoluciona, aparece la preocupación por el espacio pictórico a partir del siglo
XIV, con los pintores italianos y el gótico internacional - La composición
tiene muy en cuenta el eje de simetría, con los elementos orientados hacia el
centro teórico del cuadro. - Las formas de expresión reflejan un nuevo ideal
estético hacia un naturalismo idealizado individual y expresivo, al igual que
en la escultura. - La temática religiosa, y en menor escala también la profana
- Tiene un carácter narrativo y finalidad didáctica y devocional.
EVOLUCIÓN DE LA PINTURA GÓTICA
La evolución de la pintura gótica se realiza en cuatro
etapas que reflejan la evolución y la personalidad de los artistas: El Gótico
Lineal. El arte de la miniatura (mitad del XII-mitad del XIV) Durante el siglo
XIII buena parte de los ejemplos pictóricos más destacados se encuentran en las
páginas de los libros. A medida que el sacerdocio perdía poder y la devoción se
individualizaba, comenzaron a copiarse salterios (recopilación de los Salmos)
no litúrgicos, y, después, Biblias moralizadas y libros de horas (con las
oraciones apropiadas para cada hora del día), todos ilustrados con miniaturas
por pintores casi siempre laicos que no formaban ya parte de los scriptoria
monacales, sino que tenían sus talleres en las ciudades. Las ilustraciones, que
tuvieron en un principio una finalidad aleccionadora, fueron imponiéndose a los
textos, hasta el punto de que los libros más ricamente decorados se encargaban
y se atesoraban básicamente por su valor artístico, lo que no significa que
dejara de dárseles el uso para el que estaban destinados. Si bien la miniatura
fue un arte muy extendido, existieron ciertos momentos y ciertos lugares en los
que tuvo un especial brillo. El primer brote importante tuvo lugar primero en
Inglaterra y después en el norte de Francia, con influencias mutuas, durante el
siglo XIII. Es el llamado Channel Style (“estilo del Canal”), que se engloba en
lo que se ha llamado “Gótico lineal”, un estilo más bien rígido, plano e
idealizado, que muestra la influencia de la pintura bizantina, bastante cercano
a la modalidad representativa que predomina en las vidrieras de la misma época,
con escenas cobijadas por elementos arquitectónicos, escasa o nula ambientación
espacial, tonos planos y abundancia de fondos dorados. En España el arte de la
miniatura vivió un episodio importantísimo en la corte de Alfonso X “el Sabio”,
que reunió a traductores, copistas y pintores para producir, aún dentro del
gótico lineal, una serie de manuscritos excepcionales tanto por su contenido,
de talante cosmopolita y culto, como por su forma. En el scriptorium
patrocinado por este rey en la segunda mitad del siglo XIII, se componen, entre
otros, las Cantigas de Santa María, que, suponen un esfuerzo gigantesco de
creación iconográfica. En el siglo XIV, fundamentalmente en su primera mitad,
perduró el desarrollo de esta tendencia con artistas como el maestro Jean
Pucelle, que fue también orfebre y marcó una importante cesura en la miniatura
gótica francesa con obras maestras de delicadeza decorativa, como “el Libro de
horas de Juana de Evreux”, en los que las figuras escapan al marco y se
insinúan preocupaciones espaciales adquiridas probablemente a través de la pintura
sienesa del Trecento. Con el gótico internacional (que se definirá más
adelante) la miniatura se hizo, más que nunca, cortesana. En la Francia de la
segunda mitad del siglo XIV, los personajes más importantes de la corte,
encargaron libros de horas en los que cada página iluminada muestra el mismo
detalle, el mismo cuidado y la misma calidad que la pintura sobre tabla
contemporánea, si no más, como puede comprobarse en las impresionantes
composiciones de los hermanos Limbourg, autores de “Las bellas horas” y “Las
muy ricas horas del duque de Berry”. El estilo “italo-gótico”. El Trecento
italiano (segunda mitad del XIV) Italia, durante la Baja Edad Media, se mantuvo
un tanto al margen de las corrientes dominantes en el continente europeo. Su
arquitectura no participó más que muy lateralmente en la formulación clásica
del gótico francés y sus escultores más destacados ignoraron las modas
imperantes en otros lugares para recuperar la herencia romana. En el caso de la
pintura, ocurre que los focos italianos actuaron más como emisores que como
receptores de ondas estilísticas. Así, aunque es cierto que el estilo
internacional tuvo una buena aceptación en Italia y se mantuvo hasta finales
del siglo XV en ciertas ciudades conviviendo con el primer Renacimiento, Europa
se benefició aún en mayor medida de las dos grandes corrientes que se pusieron
allí en movimiento: la bizantinista y la clasicista y volumétrica. En el
llamado “Trecento” se impusieron dos grandes centros artísticos: Siena, que
continuaba la “maniera greca” del siglo anterior de clara influencia bizantina
(se trataba de una pintura plana, de líneas sinuosas y sumamente amanerada,
pero de una calidad destacable, que tuvo gran aceptación por la elegancia y la
amabilidad de sus formas), perfeccionada y no copiada sin más por Duccio y
Simone Martini, y Florencia, con el gran pintor de la Edad Media italiana:
Giotto. La pintura sienesa resulta, frente a la de Giotto y sus seguidores,
mucho más irreal: empleaba los fondos dorados, los colores suntuosos y era
sumamente ceremonial, aristocrática. Las razones estaban en que a sus pintores
(Duccio, por ejemplo), no les interesa tanto la representación de una figura
tridimensional o una reproducción naturalista del objeto pictórico cuanto la
satisfacción de las necesidades estéticas de sus clientes, que preferían
imágenes tradicionales cortesanas. La imagen bizantina es ideal para temas
solemnes como la transfiguración de Cristo o la Madonna presentada por ángeles
(“Majestad”: concepto que definía los retablos o imágenes de devoción que
adornaban lugares públicos). Elementos como el fondo dorado, la alineación
armónica y simétrica de santos y ángeles, la ornamentación cincelada sirven
para reflejar ese orden divino. A pesar de ello, la escuela sienesa recoge sin embargo
elementos que le acercan a Giotto, por ejemplo, y sobre todo en las escenas de
la pasión de Cristo, la representación de espacios más o menos reales donde se
mueven las figuras, cuyos gestos y mímicas también presentan un carácter
diferenciado y cierto dinamismo. Relacionado con ello aparecen otros elementos
comunes, tales como son la individualización de los personajes, lejos ya de los
estereotipos practicados durante el medioevo. A esta individualización
corresponde una mayor expresividad de los rostros y el gesto, lo cual marca la
separación de los tipos bizantinos practicados el siglo anterior, hieráticos,
inmóviles en su dignidad eterna. También se presta mayor atención al cuerpo,
con lo que se consigue una mayor corrección anatómica, más realista, sin
idealizar. Esto implica introducir volumen y modelado en los cuerpos, que
inmediatamente repercute en los objetos que lo rodean y en el fondo, que deja
de ser un panel dorado para llenarse de paisajitos o interiores. En éstos se
practican unas rudimentarias reglas de perspectiva, divergentes, que unifican
escenas de diferentes marcos relacionándolas entre sí mediante puntos de fuga
que sólo operan para las escenas seleccionadas. También se innova en la
temática: la aparición de un poder civil fuerte, como son las repúblicas
mercantiles, demanda unas obras que respalden su imagen del poder. Sus más
inspirados cultivadores fueron Duccio di Buoninsegna, que añadió al hierático
bizantinismo anterior ciertas notas de humanidad, y Simone Martini, que llevó a
su culminación el ideal culto y piadoso de la ciudad. Dentro de la escuela
sienesa, los hermanos Lorenzetti, Pietro y Ambrogio, fueron los que más
ampliamente recogieron la aportación de Giotto. Las pinturas del Palacio
Público de Siena, las alegorías de Buen y del Mal Gobierno, ejecutadas por
Ambrogio Lorenzetti, constituyen uno de los ejemplos más ricos de pintura civil
conservados. En Florencia, Giotto di Bondone acudió a la tradición clásica para
crear un estilo pictórico en el que la investigación sobre la
tridimensionalidad fue el rasgo dominante. Muerto en el año 1337, trabajó en
Padua, Asís, Roma, Rímini, Ravena y Nápoles difundiendo así ampliamente sus
maneras de hacer. Según Cennino Cennini, «tradujo el arte de pintar del griego
al latín, adaptándolo a lo moderno». Es decir, dejó de pintar «a la bizantina»
para fundar una pintura diferente, más sólida, de volúmenes simples y bien
definidos, sobria, tremendamente teatral (las figuras humanas tratan de ser
verdaderas, abandonando esa especia de aura divina que tenían en Siena,
representándose personajes reales, de rostros individualizados, que se
relacionan entre sí y expresan sus sentimientos en el marco de la recuperación
del “individuo” y su “individualidad” -el descubrimiento del individuo no fue un
logro meramente intelectual de los humanistas, sino que vino acompañado de la
pintura, de modo que lo visual y lo conceptual se unieron-), coherente y
comprensible en cuanto a sus relaciones espaciales (en ello seguramente influyó
que fuera, además de pintor, arquitecto y escultor, lo que le fue de gran ayuda
en la representación de fondos arquitectónicos), introduciendo el paisaje y
profundos elementos arquitectónicos o situando a figuras de espaldas, aspectos
que ayudad a sugerir un espacio, recursos en fin que abrirían nuevas vías a la
pintura. Con la figura humana sucede lo mismo y también en ella se trata de
sugerir su tridimensionalidad con la insinuación del volumen lo que implicaba
la necesidad de sombras y gradaciones, por lo que se abandona el color plano
para introducir la gradación tonal de los colores o, por otro lado, el
tratamiento de los ropajes que empiezan a traslucir el cuerpo que llevan debajo
y su movimiento. Su propósito era pues la inserción de las figuras en un
espacio real, que intenta ser tridimensional, y en el que los objetos se
disponen con normalidad permitiendo una percepción completa y lógica de la
escena, y no de forma sucesiva como ocurría anteriormente o en la pintura del
norte de Europa. Su deseo es el de integrar figuras, animales y paisaje en un
espacio homogéneo, de percepción simultánea. Además el esquema de composición
de la obra es extraído de la observación real de la escena y no deudor de un
plan estético previamente dado. La asignación de un espacio de acción a la
figura lo alejó definitivamente de los bizantinos. Se quería implicar al
creyente en la temática sagrada en una nueva relación representación-observador
(integrar la realidad religiosa con el espacio real cotidiano). Las personas
santas del espacio pintado eran accesibles al espectador. Ello significaría el
abandono del esquema bizantino, que pretendía sugerir la cercanía de la fe,
pero que ilustraba a la vez la inaccesibilidad de las personas santas. Ese
estilo natural culminó en Italia a través de los modelos matemáticos en la
perspectiva central (ello permitiría diferenciar entre Fra Angelico y Masaccio
o Uccello, ya renacentistas). Es por ello Giotto considerado el antecedente
directo del Renacimiento posterior. En lo que se refiere a sus trabajos, participó
en la decoración de la iglesia alta de Asís, el centro franciscano de mayor
trascendencia, en el que trabajaron también Cimabue, Simone Martini y Pietro
Lorenzetti. Además, realizó la pintura mural de las capillas de los Scrovegni,
en Padua, y de los Bardi y de los Peruzzi, en la iglesia de Santa Croce de
Florencia. El estilo internacional (finales del XIV, primera mitad del XV) A
partir del año 1350, aproximadamente, las cortes europeas adoptaron de forma
más o menos simultánea un estilo pictórico que no era radicalmente nuevo, pero
que reunía determinadas características que se habían ido gestando antes. La
época se corresponde con el auge de la cultura cortesana a la que hicimos
referencia, dominada por unos ideales literarios comunes, perfectamente
conocidos en cada rincón de Europa, y por unos comportamientos sociales
adaptados a esos modelos librescos. Por doquier se celebraban fiestas y torneos
en los que los nobles lucían sus galas más espectaculares y despilfarraban sus
riquezas. Era una cultura de la ostentación, en la que hasta la guerra se
convertía en un desfile de modelos. Unas cortes y príncipes (o figuras como el
coleccionista duque de Berry) que se rodean de artistas, en un marco de lujo
desconocido hasta entonces, donde el coleccionismo de objetos como manuscritos
iluminados o pequeñas tablas pintadas fáciles de transportar se convierten en
algo frecuente. El ambiente cortesano se trasladó a la pintura, constituyendo
su tema más destacado, pero el estilo internacional no se caracterizaba
simplemente por una temática que, de forma más discreta, ya se había
introducido en la pintura del siglo XIII y de la primera mitad del XIV en los
círculos más refinados. Por ejemplo, en torno a estas cortes surge con fuerza
un nuevo ideal caballeresco, recogido por la propia nobleza cortesana, que
provoca la aparición recurrente de ciertos temas como la lucha de san Jorge
contra el dragón, los héroes de las canciones de gesta, los amores cortesanos,
etc. que determinan la irrupción con fuerza de la pintura profana en la
historia. En esta línea debemos entender la aparición de un nuevo género, el
retrato, por razones obvias. La propia pintura religiosa, aun mayoritaria, va a
recoger estas influencias cortesanas y elitistas aumentando las referencias a
cortes celestiales, o en la multiplicación de las ricas telas en mantos de
vírgenes y santos (por ejemplo, la escena de la “adoración de los magos” va a
ser muy demandada al permitir mostrar los vestidos de gala en sus personajes).
Pero lo que marcó de forma inconfundible al nuevo estilo fue la combinación de
esa temática mundana con la importación de tierras nórdicas de un cierto
detallismo realista en la representación, de considerable corrección, de
figuras y fondos. Este nuevo realismo, más o menos idealizado o amanerado según
las regiones y nunca antes conseguido en la historia del arte, alcanzó sus más
altas cotas de perfección en la pintura flamenca del siglo XV, cuya influencia
se extendió a toda Europa. En este sentido, el nuevo estilo se caracterizó por
la valoración expresiva de lo anecdótico, la estilización de las figuras, el
predominio de las líneas curvas tanto en los pliegues como en las posturas
corporales, la introducción de detalles naturalistas con fines simbólicos, el
empleo del oro que acentúa la elegancia y el refinamiento de la obra y el uso
de una técnica minuciosa. Se acostumbra a situar el punto de partida del estilo
internacional en la corte papal, establecida por Clemente V en Aviñón (1309),
en la que se dieron cita artistas de muy variada procedencia. Allí fue
fundamental la influencia de Simona Martín, la cual, unida a la pintura
cortesana francesa, dio como resultado la síntesis elegante a la que hemos
hecho referencia. A partir de aquí se difundió por todas las cortes presentando
un carácter internacional con diversos núcleos desarrollo (París, Praga, Milán,
Dijon, Colonia, Avignon) Entre los autores más destacados de esta tendencia, a
pesar de que el anonimato siguió manteniéndose, mencionar a Melchor Broederlam,
Jean Malouel o Bernat Martorell en la Península Ibérica. En ellos se
ejemplifica cómo la figura del pintor empieza a ser reconocida y el artista
cortesano empieza a lograr cierta liberación de las reglas del gremio o de los
contratos eclesiásticos. La escuela flamenca (siglo XV y principios del XVI) La
pintura de la llamada “escuela flamenca” se localiza en Flandes a lo largo del
siglo XV, prolongándose incluso en el XVI. Su conceptualización resulta difícil
pues, según algunos autores, no debe ser considerada como arte renacentista
(incluso se puede decir que se desarrolla en posición a los modelos
normalizados clásicos), que ya en esos momentos se está desarrollando en
Italia, pero tampoco se pueden enmarcar como un apéndice de la pintura gótica
simplemente pues huye del carácter místico, evasivo e ideal del estilo
internacional que trataba a la vez, y en una difícil combinación, de acercarse
a la realidad. La relación entre Flandes y Toscana fue breve y cada uno siguió
su ruta por vías divergentes. Los flamencos representaron la realidad divina,
humana y natural a un mismo tiempo, y los toscanos, sobre todo florentinos
perfeccionaron, un sistema de representación artística no subordinado a los
valores religiosos cristianos. Los flamencos, aún con fórmulas nuevas,
estuvieron en armonía con la colectividad nórdica de viva religiosidad. Los Van
Eyck y Van der Weyden demuestran su amor a lo humano pero lo expresan de un
modo íntimo o alusivo a un insondable misterio religioso. Esto les permite no
contraponer lo humano y lo divino y lo conciben en armonía con una
espiritualidad que luego se revelará en la Reforma de Lutero. Estos nuevos
sentimientos religiosos en Flandes, por sus características, pueden llamarse
modernos. Era la forma de acercar lo divino a lo humano. Sus santos e imágenes
tienen el aspecto de seres vivos. Los flamencos trataron pues de humanizar lo
divino mientras que los ítalianos divinizaron lo humano. A los artistas
florentinos les faltó ese aliento colectivo, intensamente religioso, de sus
compañeros de Flandes y a los flamencos les faltó esa rigurosa visión
perspectiva de los florentinos aunque introdujeron técnicas italianas como el
claro-oscuro, la luz atmosférica, los colores no uniformes sino esfumados, y el
sentido del espacio. La separación con la, Edad Media fue en Italia más clara,
audaz y sistematizada que en Flandes. El arte florentino llevó su revolución en
un plano rigurosamente humanista. No sintió la exigencia de representar lo
cósmico ni lo sobrenatural. Para ellos el objeto plástico más bello es el
hombre y el punto creador focal es su ojo. Con este poder creador, el artista
se sitúa a la par de Dios. Sus antecedentes más inmediatos estarían en los
miniaturistas y artistas franceses de los siglos XIV-XV, enmarcados en lo que
se conoció como “Estilo Internacional”, y caracterizados por su detallismo y
minuciosidad. Circunstancias socio-históricas. El desarrollo urbano de las
ciudades flamencas (Bruselas, Gante, Amberes, Brujas, todas ellas dependientes
del ducado de Borgoña) fruto del desarrollo artesanal y comercial favoreció el
crecimiento de una “burguesía” mercantil de gran poder económico que se
convirtió en una de las principales comitentes de las nuevas obras. Esto
condicionaría desde el tamaño de las obras, adaptadas para ser colgadas en las casas
y por tanto de formato pequeño, hasta la temática con el desarrollo del
retrato. Significación e innovación. Lo cierto es que esta nueva forma de
pintura se distinguía por una profundidad de la realidad pictórica que no se
había visto hasta entonces. Rechazaba la seductiva elegancia y los elementos
exageradamente decorativos del estilo gótico internacional, y mientras que con
anterioridad, en las pinturas religiosas del siglo XIV, existía la sensación de
que se le ofrecía al observador la posibilidad de vislumbrar el cielo -o de
poner un insignificante pie en su puerta, dicho en otras palabras-, los
pintores flamencos bajaron lo sagrado a nuestro mundo real. En lugar de
representar una especie de drama superlativo para el cual el mundo servía de
gran escenario, los artistas prefirieron plasmar interiores domésticos de la
vida cotidiana: salones y dormitorios que revelaban las pertenencias comunes de
la existencia humana diaria. En las obras de los pintores del norte encontramos
una creciente reconciliación con el mundo y el lugar que uno ocupa en él.
Materiales y técnicas. Una de las aportaciones decisivas de esta pintura será
la utilización generalizada, que no invención, del óleo (técnica consistente en
disolver los colores en un aglutinante oleoso que se obtiene a partir del
aceite de linaza, de nuez o de aceites de origen animal), pues hasta entonces
se pintaba con temple, técnica que se continuará usando. El soporte es, en
ambos casos, la tabla (habrá que esperar al renacimiento veneciano para ver el
lienzo). Será muy frecuente la asociación de varias tablas a modo de pequeños
altares fácilmente transportables. Surgen así los dípticos y polípticos,
decorados tanto al interior como al exterior (en este caso generalmente
recurriendo a la grisalla que imita el efecto de la escultura). Los más
habituales serán los trípticos, de 3 tablas, sirviendo las laterales de puertas
de cierre. Las ventajas de la nueva técnica se concretarán en la posibilidad de
realizar una pintura más detallista que permite una mejor captación de las
calidades de los objetos. A la vez, permitirá la obtención de colores de una
brillantez excepcional entre los que predominó el rojo, el verde y el azul,
dotando al cuadro de gran luminosidad. Además concederá una gran fluidez a la
pasta y una mayor rapidez de su secado. Finalmente posibilitará la obtención de
veladuras (tintas transparentes que suavizan el tono de los pintado) Artistas.
El sistema de producción artística es heredero de la tradición medieval, con un
sistema gremial donde prima la concepción artesanal frente a la conciencia
individual, fuertemente intelectualizada del coetáneo mundo italiano. Los
pintores, tras un duro y largo aprendizaje, saben pues su oficio y sus obras,
en las que pueden consumir meses o años, son técnicamente perfectas, de una
atención esmerada. Ello sin embargo no significó que muchos de ellos no
tuvieran un amplio reconocimiento y vivieran en la riqueza, reconocidos por los
propios poderes (Jan van Eyck). Temática. Relacionado con lo anterior hay que
decir que la pintura religiosa se vio ensombrecida por la cada vez mayor
importancia de los temas profanos. Entre ellos destacó el retrato, nuevo género
que irrumpió con fuerza ante los deseos de la burguesía flamenca (Matrimonio
Arnolfini). Ello no significó la desaparición de la pintura religiosa que
siguió teniendo un papel preferente pues catedrales, iglesias y monasterios
siguieron siendo los principales comitentes (Político del cordero místico de
San Bavón). En muchas ocasiones se produjo una mezcla de ambos géneros
apareciendo en la obra los donantes de la misma en actitudes orantes (Virgen
del canciller Rollin), algo habitual en pequeños polípticos para oratorios o
casas particulares. Características: La principal característica de la pintura
flamenca es su deseo de representar lo más fielmente posible la realidad, a
todos sus niveles, por cuanto concederá la misma importancia a una persona que
a un objeto. Este reflejará la posición social de los retratados. Esta
predilección por los objetos acabará dotando a cada uno de ellos de un marcado
simbolismo y valor metafórico (matrimonio Arnolfini). Dicho naturalismo les
alejará de la idealización italiana, representando deformaciones o los más
nimios detalles corporales. Relacionado con ello, la minuciosidad se convierte
en una auténtica obsesión: los cabellos de una cabeza o de una piel, las flores
en un rosal, los más pequeños brillos y brocados de una tela,… Estas, por otro
lado, aparecen organizadas en torno a pliegues duros, geométricos (como si
estuviesen almidonadas), manteniendo la impronta del estilo internacional
(Descendimiento). Es una descomposición del mundo en un mosaico de detalles
realistas para volver a ensamblarlo en un espacio homogéneo. Junto a ello se
desarrollará la representación del paisaje, tema casi ignorado en la pintura
medieval. Se conseguirá, de forma intuitiva o empírica, un ilusionismo
paisajístico en el que se insertan las figuras, aún más espectacular que el de
los pintores italianos contemporáneos, muy obsesionados por la perspectiva
geométrica. Casi todas las obras reservan un espacio al mismo pues, aunque se
trate de una escena interior, siempre habrá una ventana a través de la cual se
pueda divisar que, además dota a la composición de profundidad. Característico
será la presencia de una línea de horizonte muy alta o la representación de
paisajes rocosos, inexistentes en Flandes. En lo que se refiere a la
composición, está enormemente elaborada y es fruto de abundantes estudios
previos. Este avance se ve sin embargo algo limitado por el carácter todavía
demasiado estático de las representaciones, la escasa relación de las figuras
(que a veces parecen como petrificadas) y el predominio de los detalles y las
partes sobre el conjunto. Todo ello recuerdos de los estilos anteriores que
hacen aproximar este estilo al gótico. A pesar de ello se asiste al desarrollo
de un nuevo método perspectivo, que no atiende a modelos geométricos ideales
(perspectiva lineal), sino a un conjunto de referencias sensoriales basadas en
la observación empírica. El espacio, los objetos, las figuras, la luz, están
representados desde un punto: el lugar desde el cual el pintor ve la realidad.
Se conseguirá así, como señalamos antes, un ilusionismo espacial que sirve para
localizar a las figuras y objetos. Artistas destacados (completar a partir de
lo comentado sobre sus obras en clase) Primera mitad de siglo. Los precursores:
los hermanos Van Eyck y Roger van der Weyden Jan van Eyck. Es el precursor y
principal miembro de esta escuela. Se estableció en Brujas donde desarrollará
todo su trabajo. En él se encuentran las principales características de la
escuela aunque Jean desarrolló una técnica superior a la de sus compañeros
sobre todo en perspectiva. Su mejor obra es El Retablo de San Bavón, políptico
de doce tablas, donde se resume la pintura flamenca: la perspectiva empírica,
la obsesión por el realismo se transforma en un detallismo extremo (la misma
perfección tiene una figura del primer plano que la hoja de un árbol del
fondo), el dominio del dibujo que ayuda a hacer un estudio de calidades
táctiles, sobre todo en el tejido, la sencilla composición simétrica, el
colorido brillante, el misticismo de la obra… Otra obra destacada es la Virgen
del Canciller Rolin, donde Jan convierte un tema religioso en unos estudiados
retratos, con un protagonismo de paisaje y todo ello dentro de una escena
cotidiana y en un escenario cotidiano y real. El canciller está arrodillado
ante la Virgen y sobre ésta hay un ángel. Al fondo una ventana por donde se
sale a un espacio exterior: un jardín y un fondo dividido en dos por un río. El
detalle es el mismo para el rostro que para la torre campanario del fondo. No
hay profundidad visual porque el dibujo es el mismo, siempre nítido. El detalle
en los vestidos es extremo. La Virgen responde al canon de belleza de la mujer
flamenca y el donante al canon de hombre de negocios, aunque el retrato es real
e individual. Detrás del donante está la ciudad terrena y detrás de la Virgen
la Jerusalén celeste, las dos unidas por un puente con siete arcos que
simbolizan los siete sacramentos. Es el símbolo de la fusión entre lo celeste y
lo terrenal, esa necesidad de comunión espiritual directa sin necesidad de la
Iglesia. Muy conocido es también su El matrimonio de Arnolfini. El cuadro es un
certificado de matrimonio por su simbología. Es el único retrato doble y de
cuerpo entero que conocemos de Van Eyck (a pesar de que fue un magnífico
retratista como certifica su famoso Hombre del turbante). Corresponde a un rico
banquero italiano afincado en Brujas y su reciente mujer. En esta obra el
pintor recurre a una técnica para amplificar el espacio que es revolucionaria:
un espejo cóncavo en donde aparece reflejado el pintor de frente y las espaldas
de los dos retratados. El color es brillante, la textura de los tejidos
perfecta, la nitidez y minuciosidad de todos los objetos es de miniatura. La
composición es sencilla y simétrica, la luz entra por una ventana a la
izquierda pero no selecciona y apenas crea sombras, el espacio es interior y el
estudio de las perspectivas es bueno. Abundan los símbolos. Rogier Van der
Weyden. Influenciado por Campin y Jean Van Eyck, trabajó en Bruselas y destacó
por su habilidad compositiva: las actitudes y los sentimientos se organizan con
un ritmo equilibrado pero dentro de un gran drama religioso. Él toca los temas
más dolorosos de la Pasión, donde presenta una variada gama de expresiones
dramáticas. En esta línea, su mejor obra es El Descendimiento donde vemos sus
principales características: el elemento protagonista es esa expresividad de
sus figuras tendente hacia el dramatismo patético. Es esta expresividad donde
Van der Weyden supera a Van Eyck. Además tiene una concepción monumental de las
figuras. Los fondos son planos pero las figuras son escultóricas, con relieve y
volumen. Usa el color para representar las calidades táctiles dándole al
conjunto un carácter preciosista y brillante. Los rostros son humanos,
individuales, patéticos y con posturas muy expresivas. La Virgen aparece
desmayada con el rostro blanco y en un difícil escorzo. En cuanto a la
composición es algo agobiante porque las figuras ocupan todo el enmarque y
están dispuestas sobre un fondo plano sin espacio ni profundidad. Pero aún así
la composición está estudiada y ordenada repartiendo tres personajes a cada
lado, colocando uno delante y otro detrás de la cruz y compensando toda su
verticalidad con las figuras de Cristo y María. Segunda mitad de siglo. Los
seguidores: Thierry Bouts, Hugo van der Goes, Hans Memling, Gerard David,
Ambrosius Benson, Adrian Isembrandt, Gerardo de san Juan (Gerrit tot Sint
Jans). Van der Goes Es el tercero de los grandes maestros de la escuela
flamenca. Murió joven (1440-1482) y desarrolla la mayor parte de su obra en
Gante. Es el pintor más influenciado por la pintura italiana porque él viajó
varias veces a Florencia y conoció a los protagonistas de la revolución
pictórica que allí sucedía. De él es el Tríptico Pórtinari. Portinari era un
banquero florentino que encargó en cuadro a Van der Goes en uno de sus viajes
por Italia. El tríptico causó gran sensación en Italia, impresionó por su
expresividad y por la perfección que permitía el óleo, desconocido aún allí. En
el panel central vemos la escena de la Adoración de los Pastores, un tema muy
frecuente pero con un tratamiento diferente: todos los rostros son
individualizados, aparecen expresiones de caras populares, pastores de clase
baja y con rostros deformados. Las figuras también gozan de un gran dinamismo,
sobre todo en los mismos pastores. La llegada del siglo XVI. El renacimiento en
Flandes: El Bosco, Joachim Patinar, Peter Brueghel, Quintín Metsys, Jan
Gossaert El Bosco Es el más original de los pintores flamencos. Nació y vivió
toda su vida en una pequeña ciudad holandesa llamada Hertogenbosch y por eso a
é1 se le conoció siempre por Hieronimus Bosch en Holanda y el Bosco en España.
Su ciudad era rural y nada próspera y pervivían en ella las antiguas
tradiciones medievales arraigadas en un mundo rural. Estos miedos ancestrales
son los que pintará El Bosco. Vivió una época de guerras de religión, de
inestabilidad política, de declive económico en el puente entre el siglo XV y
el XVI. El Bosco va a revolucionar toda la temática y la iconografía de la
pintura. Sus imágenes oníricas e irracionales están mucho más cerca de la
vanguardia surrealista del siglo XX que de la pintura renacentista. Pero esta
locura constante en sus figuras le sirve a la vez para criticar y satirizar una
realidad cruda de su alrededor. Detrás de esa locura hay una crítica de su
realidad social. El fuego en la noche es una imagen que se repite una y otra
vez en sus cuadros, como una obsesión, el fuego como el que ardía en las
ciudades de su entorno, pero el fuego también como purificador de todo un mundo
perdido y en pecado. Y es que El Bosco dota a sus cuadros de una moraleja, una
lectura moralista y puritana. Él pertenecía a la secta de Los hermanos de la
vida común y critica su sociedad desde un prisma místico-católico. Todo ese
mundo de Apocalipsis, revuelto y desbaratado no es más que la representación
del subconsciente colectivo de esa masa intrahistórica, con su mundo de
terrores, locuras y supersticiones y amenazas del fin del mundo en la Edad
Media. Técnicamente no es tan innovador. Practica un dibujo preciso y un color
brillantísimo que evoca el mundo de las miniaturas. Pero toda su obra carece de
una elemental composición, de perspectiva, espacio luz y volumen. Sus figuras
son planas. Pero es porque la pintura para él no es más que un medio para
exponer un tema y le interesa más el contenido ético de su obra que el
estético. La colección más importante de boscos está en España, en el Museo del
Prado, porque en los primeros años del siglo XVI los Países Bajos ya eran
propiedad de la corona española y Felipe II era un gran admirador de El Bosco siendo
su principal coleccionista. Hoy toda esa colección se encuentra aquí con obras
como Los siete pecados capitales, Tríptico del carro de Heno, El jardín de las
delicias (su obra culminante) y La adoración de los magos. Otros artistas
flamencos de este periodo y gran importancia serán: Patinir. Es el pintor
flamenco que convierte el paisaje en auténtico protagonista, cambiando además
las llanuras holandesas por paisajes con personalidad propia, con rocas y agua
y una luz que engloba toda la unidad. En la Huida a Egipto es tan importante el
paisaje como la escena principal, la cual casi desaparece dentro de él. Cielo,
Agua y Tierra forman un todo en el cuadro. El paisaje de Patinir es siempre
estático, inmóvil y evocador de un mundo apacible. Peter Brueguel. Es un
maestro del siglo XVI. Recoge el simbolismo del Bosco pero adaptado a un
paisaje real. Hay una concepción dinámica del paisaje, con ondulaciones y una
vitalidad bullente. En la serie Las Estaciones, de donde se extrae Los
Patinadores, las figuras son meros elementos insertos en el concierto total de
la obra. Lo que vive realmente es la Naturaleza y el hombre es sólo una parte
de ella.
Con la denominación de Gótico se referían los artistas del Renacimiento italiano a todas las producciones artísticas de la época medieval. Consideraban que era un arte degenerado, al interpretar mal los godos (los italianos fueron invadidos por ostrogodos e identificaban a todos los pueblos germánicos como godos) las reglas del arte que venían de la época imperial romana. Más tarde, se va a diferenciar el Románico del Gótico y este último término sirve para el arte de los siglos XIII al XV.
A partir de finales del siglos XII hay un desarrollo de las ciudades,
debido a la apertura de rutas comerciales, ferias y mercados. En ellas las
personas pueden eludir los lazos feudales, ya que las ciudades pertenecen al
rey y por tanto sufren unas cargas fiscales menores. La burguesía
adquiere protagonismo político y social y quiere reflejarlo en el
embellecimiento de esas ciudades en continuo movimiento. Es el momento de
esplendor de los gremios, sobre todo los relacionados con la industria textil
en Flandes, norte de Francia, norte de Italia y Alemania renana. Además los
circuitos comerciales relacionados con esta materia son los más rentables.
Surge inmediatamente una herramienta imprescindible, la banca, que financia
operaciones mercantiles y facilita el movimiento de los capitales. El
comerciante y el banquero se convierten en los burgueses más acomodados y como
tales los primeros donantes de las iglesias y promotores del arte.
Las ciudades juegan ahora un papel clave, pues los reyes tratan de apoyarse en
ellas para debilitar el poder de los señores feudales. Se inicia ahora la
convocatoria de Cortes, donde los representantes de las ciudades
aprueban los impuestos para el rey, y este a cambio les concede diversos
privilegios, en especial sobre el gobierno de la propia ciudad.
En el ámbito cultural las lenguas vernáculas desplazan al latín en la
literatura, se fundan las primeras universidades, y gracias a figuras
como Guillermo de Ockham, la escolástica queda reducida a la teología. El
monopolio cultural eclesiástico se rompe por la irrupción de la burguesía.
2. ARQUITECTURA
La arquitectura gótica va a tener una difusión geográfica muy amplia, desde
Tierra Santa hasta América. En algunos lugares de Europa, especialmente en
Inglaterra, continúa a lo largo de casi todo el siglo XVI. Hay una verdadera
obsesión con las matemáticas, consideradas como la ciencia que enlaza Dios y
mundo. Los arquitectos buscan la luz, elevación, sienten horror al macizo. Hacer
perder al muro su función sustentante y de cierre en favor de la vidriera.
Intenta conseguir la máxima elevación la expresar el ansia de Dios.
Los principales cambios con respecto al Románico se dan en la sustentación,
donde se generaliza el arco apuntado, ya usado por musulmanes y en el
románico borgoñón, por su verticalidad ofrece presiones laterales inferiores
que el arco de medio punto. La cubierta se realiza mediante la bóveda de
crucería o de nervios, consistente en la construcción de cuatro arcos
haciendo un cuadrado y otros dos que se cruzan en diagonal. Sobre esta
estructura de seis arcos se cubren los cuatro plementos. A partir de este
esquema inicial se desarrollan la bóveda sexpartita, de terceletas y
estrellada. Al multiplicarse los nervios secundarios de la bóveda se transforma
el pilar, se adelgazan las columnas adosadas al pilar y aparece el
capitel corrido. El contrafuerte se separa del muro y surge el arbotante,
semiarco que deriva los empujes de la parte superior del arranque de la bóveda
de ojiva hacia el contrafuerte. Sobre el contrafuerte se coloca el pináculo
con función decorativa y de contrapeso.
Hay también acusados cambos en planta. Continúa la cruz latina pero el
transepto no se marca al exterior, y en ocasiones la cabecera tiene la misma
anchura que la nave de transepto. Los ábsides dejan de ser semicirculares
y se convierten en poligonales. La nave central se eleva especialmente, aunque
también se da la llamada planta de salón, donde todas las naves tienen la misma
altura. La tribuna, perdida su función, se va convirtiendo en galería o
triforio.
Cambia la decoración del templo, tanto la escultórica del exterior como
la pictórica del interior. La reforma cisterciense rompió la sobreabundancia
decorativa del románico. Hay una decoración geométrica a partir de la
combinación de líneas de los arcos. La decoración vegetal es muy fiel a la
naturaleza y las figuras tienden hacia un mayor naturalismo. Desaparece la
pintura mural al desaparecer el muro, y a cambio se introducen las vidrieras.
La pintura sobre tabla ocupa el espacio de los retablos de altar y la talla
sobre madera destaca en la sillerías.
Cronología
-
Siglo XIII. Gótico pleno. La nave central se divide en tres cuerpos,
superior con las ventanas, el intermedio con la tribuna que se conserva aún y
el inferior formado por dos soportes y arcos apuntados que separan la nave
central de las laterales. Predomina la piedra sobre el vano.
-
Siglo XIV es tiempo de crisis, se detienen las obras en Castilla,
Francia e Inglaterra, al contrario de los Países Bajos y Cataluña. En el tramo
superior de la nave central se abren ventanales alargados desapareciendo la
tribuna que se convierte en triforio. Se multiplica el número de nervios de la
bóveda, y estos recorren el muro hasta los pies del pilar.
-
Siglo XV se ve una interdependencia de escuelas, y se da un
recargamiento decorativo que da lugar al Gótico flamígero. El ventanal ocupa
todo el espacio del triforio. Las ventanas simulan una tracería vegetal más
naturalista que geométrica. Se multiplican todos los elementos que favorezcan
el sentido ascensional. La bóveda se llena de nervios secundarios.
3. ESCULTURA
La característica fundamental de la escultura gótica es el realismo.
Mediante una lenta evolución van desapareciendo los complicados programas
iconográficos y las figuras esquemáticas a favor de una claridad mayor
en la composición, figuras de mayor tamaño y una fantasía menor. Los pliegues
se hacen más naturales y las figuras tienen una esbeltez debida a la ley
del marco que sigue imperando. Hay un regreso a la naturaleza al
representar los animales y vegetales como elementos que aportan riqueza
decorativa. Esto último es debido en especial a la influencia de San
Francisco de Asís (1184-1226): cada criatura de la naturaleza es un reflejo
de la divinidad.
El artista gótico se interesa por lo anecdótico, recupera el paisaje,
individualiza los rostros y por fin en el siglo XV aparece el retrato. Dentro
del espacio arquitectónico continúan los mismos espacios reservados para la
escultura, pero las figuras se desprenden del muro y se hacen de bulto
redondo, quedando dentro de hornacinas rematadas con arcos apuntados y
gabletes. Los tímpanos contienen muy pocas figuras de gran tamaño. En las
arquivoltas las figuras se disponen el paralelo al arco y cada una dispone de
un apoyo y un remate arquitectónico. En el interior de las iglesias los sepulcros
se decoran con la escultura de la persona allí enterrada. También se cubren de
esculturas los púlpitos, pilas bautismales, sillerías de coro, etcétera.
En la escultura exenta sigue predominando la representación del Cristo
crucificado y la Virgen con el Niño. Cristo en la Cruz aparece
sufriente y muerto, desmadejado, recordando a quienes le contemplan el
sacrificio que ha hecho por la salvación de los hombres. La mujer deja de ser
fuente del pecado y la Virgen gana protagonismo, se comunica con su hijo y el
Niño juega con ella. El mensaje se ha humanizado y nos presenta a Jesús como
hombre. En el gótico surge la representación de la Piedad, la Virgen
sosteniendo el cuerpo muerto de Jesús.
PINTURA
Muchas de las características de la escultura sirven para la pintura. Una de
las diferencias principales es que se abandona paulatinamente la pintura mural
y se desarrolla sobre tabla, sobre todo para los retablos de altar. Predominan
los fondos dorados para darle un valor simbólico a la luz y por influencia de
los mosaicos bizantinos.
No se puede hacer una sucesión lineal de estilos en la pintura del gótico,
porque se dan simultáneamente formas diferentes, una vez entre lo que se hace
en Francia frente a Italia, y luego entre Italia y Flandes. Podemos hacer una
división en estilos, que en ocasiones son simultáneos.
-
Gótico Lineal (1200-1330). Caracterizado por entroncar con la pintura
románica tardía, el colorido brillante, la pintura plana, prescindir de los
problemas espaciales, abundancia de obras realizadas en códices y vidrieras y
el sentido narrativo.
-
Ducento (siglo XIII). Relacionado con los talleres bizantinos aún
activos en Venecia o Sicilia. Hay que diferenciar dos tendencias, la maniera
greca más centrada en un a pintura amable que busca agradar al espectador,
y que deriva después en la llamada escuela sienesa, y el italo-bizantino,
que partiendo de la influencia bizantina busca un mayor naturalismo y es
continuado es la escuela florentina.
-
Trecento (siglo XIV). Italia se convierte en el principal referente de
la pintura del momento. La influencia franciscana lleva a la búsqueda del
naturalismo y la expresión de sentimientos. Existe una preocupación por el
espacio con el empleo de puntos de vista que convergen en puntos de fuga fuera
de la composición. También se cuida la anatomía y la expresión de gestos y actitudes.
Existen dos estilos, la escuela florentina con Giotto a la cabeza, con
innovaciones técnicas y estéticas que rompen con el bizantinismo y abren paso
al Renacimiento, y la escuela sienesa, que sigue fiel a lo bizantino y
cuya figura central es Simone Martín.
-
Gótico Internacional (1350-1420). Está directamente relacionado con el
triunfo de la monarquía y la burguesía en estos momentos. Hay un gusto excesivo
por el lujo, la elegancia y la pintura amable. Surge de la fusión de lo que fue
el gótico lineal con la pintura del Trecento llevada a Avignon por Simone
Martín. Valoración de la línea, el movimiento, exaltación cromática derivada de
Siena y un sentido aristocrático francés.
-
Primitivos flamencos (siglo XV). Lo más destacado es el cambio técnico
que supone la utilización del óleo sobre lienzo o tabla. El óleo permite el
retoque que en el temple era imposible. Permite además el detallismo
miniaturista. La clientela es burguesa y aristocrática. El maestro se instala
en una ciudad y no se desplaza de un lugar a otro, hay dos centros principales,
Brujas con Van Eyck y Tournai con Robert Campin. Aparece el retrato individual.
Es característico que en el fondo de la composición se abra un paisaje, generalmente
urbano.
ESCUELAS REGIONALES
4. Francia
En el siglo XII hay un intento por parte de la monarquía de Luis VI de
fortalecer la autoridad del rey. Para ello necesita elementos externos que se
contrapongan con los señores feudales. Hace falta una arquitectura grandiosa,
reflejo de lo que quiere ser la monarquía. Aquí está el origen del gótico. El abad
Suger, consejero real, decide reformar, entre 1132 y 1140, el lugar de
enterramiento de los reyes de Francia: la abadía de Saint Denis. Dispuso
tres pórticos en lugar de uno, correspondiendo cada uno a las tres naves
interiores. Dispone una gran ventana sobre el pórtico central y encima de él el
rosetón. Como elemento de cubierta emplea la bóveda de crucería, con los
nervios bien marcados. También introdujo el arco apuntado, que ya se había empleado
en las construcciones románicas de Normandía e Inglaterra. El espacio que
dejaba libre el muro es ocupado por la vidriera, en la que Suger busca
despertar la mente de los creyentes de las tinieblas mediante la luz.
Las tres principales catedrales francesas de la segunda mitad del siglo XII y
primera del siglo XIII, son punto de partida para el gótico en el resto de
Europa. Se encuentran en el territorio controlado por la dinastía de los
Capeto. Las catedrales de Chartres (segunda mitad del XII), Reims
y Amiens (primera mitad del XIII) tienen tres naves hasta el
transepto, que es saliente y cinco naves en la cabecera con girola, tribuna
reducida al triforio en beneficio del claristorio y empleo del arbotante que
deja el muro como simple cerramiento.
En la segunda mitad del siglo XIII, una obra alcanzará el máximo extremo en la
eliminación del muro, la Saint Chapelle de París, capilla de los reyes
de Francia. Está totalmente cubierta de vidrieras, donde se desarrolla un
programa iconográfico completo del Antiguo Testamento. Suele denominarse a este
estilo como gótico radiante. El siglo XIV será muy escaso en obras
debido a la inestabilidad política y finalmente la Guerra de los Cien Años.
Es en Francia donde tiene más desarrollo la pintura del gótico internacional,
aunque no dispone de maestros de primera fila en el siglo XIV. En los primeros
años siglo XV los hermanos Limburgo son los miniaturistas que trabajan
para el duque de Berry, para quien hacen el Libro de las Muy Ricas Horas del
duque de Berry. Las figuras que aparecen en sus páginas responden al modelo
estilizado y elegante del gótico internacional, mientras los paisajes son ya
escenarios concretos con figuras reales, en lugar de espacio para la anécdota.
Estas obras son muy importantes por el empleo de materiales preciosos como el
pan de oro y el lapislázuli. En los años centrales siglo XV destaca Jean
Fouquet. Viaja a Roma donde trabaja con Fra Angelico. Combina influencia
renacentista italiana con la de los primitivos flamencos. Esta síntesis puede
observarse en el Díptico Melun, donde mezcla detallismo flamenco y
monumentalidad de las figuras italiana, rostro del donante flamenco y rostro de
la Virgen idealizado.
5. Inglaterra
El uso del arco apuntado fue un elemento experimentado en Inglaterra desde la
época de la introducción del románico normando, en catedrales como la de
Durham, acabada hacia 1133. Los primeros arquitectos góticos franceses pudieron
tomar esta experiencia como punto de partida. Es sin embargo en el siglo XIII
cuando puede hablarse propiamente de gótico inglés. Mantiene la longitud de las
naves, introduce un doble crucero y cabeceras planas sin girola, así como una
elevación de las naves no tan exagerada como la francesa. De este gótico
primitivo de la primera mitad del siglo XIII es ejemplo paradigmático la catedral
de Salisbury, donde a las características antes citadas hay que señalar la
separación del especio en dos zonas, una para clérigos y otra para el pueblo.
Esto es influencia de las iglesias conventuales, las más frecuentes en estos
momentos.
Será en Inglaterra donde van a surgir los terceletes y las bóvedas estrelladas.
Se configura así un estilo puramente nacional, como en la catedral de
Winchester, y que alcanzará su máxima expresión en el gótico
perpendicular a partir de la segunda mitad del siglo XIV. Ahora aparecen
las bóvedas de abanico, que aligeran el peso y evitan los arbotantes,
cubriéndose con una profusa decoración de molduras. Como ejemplo podemos citar
la capilla de San Jorge en Windsor.
6. Alemania
La influencia francesa
es muy fuerte. Destacan sus catedrales por la elevación y las torres en la
fachada, muy altas, puntiagudas y caladas. En el XIII la catedral de Colonia
cuyas torres servirán de ejemplo para las que posteriormente se harán en
Burgos. También la catedral de Estrasburgo, siguiendo de cerca los
modelos franceses de Chartres, Reims y Amiens. Desarrollarán la planta de
salón, unificando el espacio interior de las catedrales.
La escultura tendrá un gran desarrollo en los retablos hechos en madera tallada
y policromada. Uno de los principales maestros, en la segunda mitad del XV,
será el austriaco Pacher, que realiza la mayor parte de su obra en el
Tirol y deja sentir ya una cierta influencia renaciente italiana.
En la pintura hay que destacar a Schongauer, en la segunda mitad del
siglo XV. Conservamos el lienzo de la Virgen de las Rosas, pero es mucho
más importante por sus grabados. Servirán como fuente de inspiración a todos
los pintores del siglo XVI. La técnica que emplea es tan depurada, que el
propio Durero querrá aprender con él. Hay influencia del Quatrocento, pero
adapta a la impronta alemana y con arquitecturas góticas de fondo.
7. Italia
Hay una pervivencia de la herencia clásica que desvirtúa mucho las formas
góticas, con lo que los arcos se van a apuntar ligeramente y las ventanas van a
tener un tamaño reducido. Debido a que los municipios tienen una importancia
muy grande en una sociedad donde las ciudades y los burgueses son cada vez más
ricos, predominan más los edificios civiles que en otros lugares de Europa. En
este sentido podemos destacar la Signoría de Florencia, que pese a su
aspecto de fortaleza es el edificio donde reside el poder municipal, o el Palacio
Ducal de Venecia donde la decoración sí recuerda más a un gótico florido.
El edificio religioso más destacado es la catedral de Milán, que reúne,
dada la situación geográfica de Lombardía, las mayores influencias francesas y
germánicas de toda Italia. Iniciada su construcción en 1386, no será consagrada
hasta 1577, por lo que no deben extrañar las ventanas con remates de frontos
triangulares y curvos propios del manierismo. Destaca su alzado de la fachada
triangular, con cinco naves en planta que se van reduciendo en altura desde la
central, además de la abundancia de pináculos.
En el campo de la escultura destaca la familia Pisano. Nicolás Pisano,
en el siglo XIII retorna al clasicismo influido por los sarcófagos y esculturas
romanos, logrando fundir el goticismo con el espíritu clásico. En el Púlpito
del Baptisterio de Siena (1260) hace resurgir la escultura clásica de bulto
redondo. Andrea Pisano, en el siglo XIV, realiza las primeras puertas
del Baptisterio de Florencia. Dentro de un marco polilobulado recorta las
figuras sobre un fondo plano.
En el campo de la pintura distinguimos dos escuelas.
En la escuela de Florencia destacan Cimabure y Giotto. Cimabue
(1240-1302) introduce ya elementos realistas en sus composiciones rompiendo un
poco el hieratismo bizantinizante. Obra principal son los frescos de la
iglesia inferior de San Francisco de Asis donde representa una Virgen con
el Niño y un San Francisco que revela afanes retratísticos. Sus figuras
adquieren ya volumen y se relacionan con su entorno. Giotto (1267-1337)
abandona definitivamente la Amaniera greca@, la forma de componer
influida por el arte bizantino. Es el primer pintor que copia de la naturaleza,
valorando la luz en la matización de los colores y con gran dominio del dibujo.
Preocupación por el espacio y el volumen de las figuras. Desaparecen los
esquemas rígidos para pasar a la utilización de un carácter eminentemente
expresivo en sus obras. Trabajó con Cimabue en Asís. Se le encargan los frescos
de la capilla de la Arena de Padua donde destaca el Abrazo ante la Puerta
Dorada por su naturalismo. En Florencia decora las capillas Peruzzi y Bardi
de la iglesia de la Santa Croce. Los hermanos Lorenzetti (Pietro y
Ambrogio), en la primera mitad siglo XIV, introducen la iconografía de la
Virgen de la humildad, relacionada con la de la leche. En ellas se relaciona el
Niño con la Madre, en una actitud de juego o consuelo. En el descendimiento
muestran la angustia y desesperación de los protagonistas y un Cristo
desmadejado. En la Alegoría del Buen y Mal Gobierno realizan
arquitecturas superpuestas siguiendo esquemas de Giotto y muestran gusto por
los detalles.
La escuela de Siena cuenta con autores como Duccio y Simone Martín. Duccio
(1255-1319), fiel a la tradición bizantina y dominado por la ternura y el
sentimentalismo. Su obra más importante es la Maestá para el altar mayor
de la catedral de Siena. En el anverso la Virgen entronizada con ángeles y
santos en santa conversación. En el reverso catorce temas evangélicos, con la
Crufixión en el centro. Simone Martini (1283-1344), realiza una Maestá
en la cual rompe con la rígida disposición de los personajes en filas
superpuestas para situarlos en una disposición semicircular consiguiendo mayor
movilidad. En el retrato ecuestre de Guidoriccio da Fogliano recorta la
figura sobre un fondo azul de perfil anunciando el Quattrocento. En su Anunciación
insinúa el estilo internacional. Introduce la iconografía del ángel que se
comunica delante de la Virgen arrodillada. El movimiento sinuoso de la Virgen
expresa la ternura propia del arte sienés.
8. Países
Bajos-Borgoña
Igual que sucede en Italia, una floreciente sociedad industrial y mercantil va
a demandar además de edificios religiosos otros de uso civil. Entre los
edificios religiosos destaca la catedral de Amberes, y entre los civiles
podemos citar la Lonja de Ypres. En el siglo XV desarrolla el llamado
gótico flamígero, el más ornamentado de todos.
En el siglo XIV hay en Borgoña una figura capital, Sluter. Es el creador
de una escuela plena de realismo. Su gran obra es la portada de la cartuja
de Champmol y la tumba de Felipe el atrevido de Borgoña. En la
primera aparecen los duques retratados en el momento de ser presentados por sus
santos titulares a la Virgen. La tumba destaca por el cortejo de monjes
plañideros que portan el féretro del duque. Es quizá la obra escultórica más
importante del momento.
Donde es especialmente rico el gótico flamenco es en la pintura, donde llega a
representar una opción válida frente a la renovación que va a suponer el
Renacimiento en Italia. Los primitivos flamencos abarcan todo el siglo XV y
podemos dividirlos en tres generaciones.
a) Primera generación
Robert Campin (1378-1449).
Iniciado en el gótico internacional, será uno de los creadores de la escuela
flamenca. Maestro de Van der Weyden. Crea el retrato de busto de tres cuartos
frente al espectador con un fondo oscuro. Influido por los maestros más jóvenes
como Van Eyck e incluso Van der Weyden.
Juan Van Eyck (1390-1441).
Junto con su hermano mayor Huberto logra perfeccionar la técnica del óleo
añadiendo resinas al aceite de linaza y así aglutina perfectamente pigmento y
aceite. El Políptico de la Adoración del cordero místico de Gante es
obra de los dos hermanos y un compendio de las características del estilo.
Cerrado aparece una Anunciación en la parte superior y en la inferior los
donantes rezando ante Juan el Bautista y Juan el evangelista, que están
pintados como estatuas, y todo enmarcado con arquerías góticas. En el interior
se resume toda la iconografía cristiana medieval para transmitir el mensaje de
que la sangre de Jesús sirve para salvarnos a todos. El Matrimonio Arnolfini
es un retrato de esponsales donde utiliza un espejo convexo para integrar a los
testigos del enlace que están al otro lado del cuadro. Realiza varios cuadros
donde la Virgen y el Niño están con el donante que reza frente a ellos,
compartiendo protagonismo en la escena, como La Virgen del canciller Nicolas
Rolin y La Virgen del canónigo Van der Paele. El detallismo de esta
última llega hasta poder apreciarse lo que está escrito en el libro que
sostiene el canónigo a través de sus lentes que se posan en él. O en el caso
del primero, el detalle extremo de las dos personas que al fondo se asoman para
ver pasar las barcas por el río.
b) Segunda generación
Roger Van der Weyden (1399-1464).
Formado en el taller de Campin y conocedor de la obra de van Eyck. Unió lo
aprendido de estos dos maestros, añadiendo una gran destreza para la
composición y dotar a sus personajes de una espiritualidad que conmueve al
espectador. La tabla del Descendimiento del Museo del Prado es una obra
de juventud, en ella plasma el dolor contenido, la desesperación, el desmayo de
la Virgen y el cuerpo desmadejado de Cristo. Cristo y la Virgen tienen la misma
postura. Los personajes de los lados cierran la composición al inclinarse hacia
el interior.
Dieric Bouts (1420-1475).
Seguidor de Weyden. El Retablo de la Última Cena de Lovaina es una
de sus obras cumbre. Cristo centra la atención de todos los presentes a la vez
que mira de frente al espectador. Todo queda enmarcado en una arquitectura
cerrada.
Hugo Van der Goes (1437-1482).
Profundiza en lo trágico y recibe influencia italiana. Se puede apreciar en su Adoración
de los pastores donde emplea un formato enorme (2,49 x 5,74), inusual en la
pintura flamenca, no así en Italia. Realiza contraposición de llenos y vacíos y
de luz y oscuridad.
c) Maestros fin de siglo
Hans Memling (1435-1494).
Discípulo de Weyden. Su obra es conocida por lo accesible de su mensaje, la
suavidad de las formas y el afán de agradar al cliente. Los desposorios
místicos de Santa Catalina de Brujas está considerada como su obra más
importante. Desarrolla una Asagrada
conversación@, con los personajes
en primer plano (Virgen con el Niño, Juan el bautista, Juan el Evangelista,
Santa Catalina y Santa Bárbara) y detrás en los vanos que deja una columnata,
episodios de las vidas de los santos.
Gerard David (1460-1523).
Recibe la influencia de toda la escuela flamenca anterior. Tendrá importancia
para los pintores renacentistas flamencos. Su pintura tiene un intenso lirismo
y dulzura. En el Descanso en la Huida a Egipto del Museo del Prado representa
a la Virgen en el momento de dar el pecho al Niño.
El Bosco (1450-1516).
Su obra se basa en la iconografía cristiana medieval. El Bosco sacaba a la
superficie un mundo inmerso en el desequilibrio, el contrasentido y el engaño
en donde la angustia, el peligro, el delirio están siempre presentes (M0 Victoria Chico). Sus
obras más importantes están en el Museo del Pradogracias a la afición que por
este pintor flamenco mostró Felipe II. Destacan el Tríptico del carro de heno
y el Tríptico del Jardín de las Delicias. Se caracteriza por la compleja
iconografía, los colores rosados y azules muy marcados y el pequeño tamaño de
sus figuras.
9. Castilla
El gótico entra en Castila por las estrechas relaciones que tiene Fernando III
(1217-1252) con Francia. Durante su reinado se inicia la construcción de las
tres princpales catedrales castellanas del siglo XIII. La catedral de Burgos
consta de tres naves, crucero marcado y numerosas capillas laterales. En la
fachada se sigue el esquema en "H", mezcla de Amiens y Reims. Las
puntiagudas agujas son de Juan de Colonia del siglo XV y el cimborrio de
Vallejo, del XVI. Destaca la capilla del Condestable, del siglo XV por su
bóveda estrellada. La catedral de Toledo la inicia el maestro Martín,
francés, seguido de Petrus Petri. Planta de salón y cinco naves. Destaca la
solución de la girola, con tramos rectangulares y triangulares que dan lugar a
la alternancia de capillas grandes y pequeñas. Contiene la catedral una de las
mejores muestras de la escultura en Castilla del siglo XV, en el Retablo Mayor
y la Sillería de Coro, obra de Rodrigo Alemán, donde introduce temas de
la Guerra de Granada. La catedral de León es obra del maestro Enrique,
en planta copia a Reims, la fachada con rosetón y gablete sigue a Chartres. A
pesar de iniciarse en la primera mitad del XIII, su obra fundamental es de la
segunda mitad, siendo por tanto la más luminosa de las españolas de ese siglo.
Durante el siglo XIV hay un parón en las construcciones debido a las minorías
de edad, guerras civiles y monarcas débiles. Sin embargo, de nuevo en el siglo
XV se desarrolla una arquitectura muy ornamentada debido a la introducción del
gótico flamígero por la entrada de numerosos maestros flamencos. Es un estilo
que va a enlazar con el plateresco. La catedral de Sevilla cuenta con
cinco naves, intervienen maestros flamencos y entra de lleno en el XVI. Es una
de las catedrales más grandes de Europa. Su disposición recuerda a una mezquita
en planta, hay que recordar que se construye sobre el solar de la antigua
mezquita de Sevilla. San Juan de los Reyes en Toledo es un encargo
realizado por la reina Isabel la católica al arquitecto Juan Guas quien
hace también el Palacio del Infantado. De una sola nave con capillas entre los
contrafuertes. Claustro magnífico y cabecera poligonal. Metido dentro del
gótico flamígero con una profusa decoración. También en Toledo el Hospital
de la Santa Cruz obra del arquitecto Enrique Egas. Sigue modelos
italianos en la planta que tiene forma de cruz griega con brazos muy alargados.
En pintura Castilla va a ser un foco secundario frente al catalán. En la
segunda mitad del siglo XIV destaca el italiano formado en Valencia e instalado
en Toledo, Gerardo Starnina. Lleva la influencia florentina a Castilla.
Se le considera responsable del plan general de la capilla de San Blas
en la catedral de Toledo. Completo programa pictórico, siguiendo el ejemplo de
Asís, donde introduce el carácter de Giotto en las arquitecturas y logra unos
excelentes efectos de luz y color. También realiza en la catedral la capilla
de San Eugenio.
La figura más destacada de la escuela castellana del
siglo XV es Fernando Gallego (1468-1507). Formado en Flandes y
relacionado con Van der Weyden y Bouts, desarrolla su actividad en Salamanca y
su entorno. Dibujo detallado e inetrés por captar la expresividad de sus
personajes. Insiste mucho en el dramatismo en obras tempranas como la Crucifixión
del Prado, que sigue muy de cerca los modelos flamencos. Desarrolla un
estilo más personal en la Bóveda del Zodiaco, realizada al fresco para
decorar el techo de la biblioteca de la universidad de Salamanca. Destaca la
libertad empleada en el uso de la iconografía y el abandono del dramatismo
anterior. Realiza hasta su muerte numerosos retablos, en cuyos trabajos se
forma la escuela castellana de la primera mitad del siglo XVI. Resulta una
pintura serena, de suaves veladuras y exquisito dibujo.
10. Aragón
Mientras el gótico castellano tiene unos inicios brillantes en el siglo XIII,
en la corona de Aragón, será el siglo XIV cuando se realizan las principales
obras. La catedral de Gerona se inicia en tres naves, pero se opta por
una sola para evitar la penumbra. Aspecto exterior cuadrado. Predomina el muro
y son menos airosos los pináculos y arbotantes. La catedral de Mallorca
destaca por su enorme altura y anchura, con altísimos contrafuertes en su
costado sur. Tiene el aspecto del armazón del casco de un barco invertido.
Aunque el siglo XV es menos prolífico, destaca la construcción de lonjas como
las de Palma, Valencia, Barcelona y Zaragoza.
Será en el campo de la pintura donde destaque la corona de Aragón, sobre todo
os pintores catalanes. En el siglo XIV destaca la familia Bassa, cuyo taller
inicia Ferrer Bassa (activo 1324-1350) exiliado en Italia en 1321,
aparece en Barcelona en 1324. Su obra más importante es la decoración pictórica
de la Capilla de San Miguel en el monasterio de Pedralbes en Barcelona.
Destaca la Maestá, donde sigue modelos bizantinos, se nota la influencia
sienesa en la Virgen y la de Giotto en el Niño. Trabajó con él su hijo Arnau
Bassa, considerado por algunos como la cabeza principal de la pintura
gótica del XIV en Cataluña. Como obra principal tenemos el Retablo de San
Marcos, encargado por el gremio de zapateros de Barcelona y hoy en la Seo
de Manresa. Destaca el sentido narrativo, el color y la doble influencia de
Giotto y Siena, igual que en su padre. Ramón Destorrents (segunda mitad
XIV) es formado en el taller de los Bassa, mantiene la técnica del temple al
huevo e incorpora al rico colorido la insistencia en el blanco, que da un gran
luminosidad a sus composiciones.
La segunda mitad del siglo XIV en Cataluña está dominada por la familia Serra.
Tienen su taller en Barcelona e introducen la influencia de la escuela sienesa
del Trecento y la transmiten por toda la corona de Aragón. Realizan retablos
utilizando un sentido narrativo y tomando escenas sacadas de los evangelios
apócrifos, que acaban configurando una iconografía propia catalana. Tiene
especial importancia los temas relacionados con la Virgen María. No hay obras
claras que pertenezcan al mayor de los hermanos, Francesc, aunque se le
atribuye el retablo de Sixena. Jaume continúa al frente del
taller a la muerte de su hermano y es el autor del retablo de Gualter,
donde narra episodios de la vida de San Esteban. Podemos destacar la obra del
tercero de los hermanos, Pere, que realiza el retablo del Espíritu
Santo de Manresa. A caballo entre los dos siglos tenemos a Luis Borrasá
(1360-1426), formado en el taller de los Serra. Dentro del estilo internacional
cuida la expresión y el movimiento en obras como el retablo de San Pedro
en Tarrasa.
En el siglo XV podemos destacar a dos pintores catalanes: Martorell y Huguet. Bernat
Martorell (primera mitad del siglo XV) se forma con Borrassá en el gótico
internacional. Crea un importante taller de pintura y miniatura en Barcelona
que sigue activo después de su muerte. Obra suya es el famoso retablo de San
Jorge, donde destaca el cuidado dibujo, el escalonamiento de planos en
zig-zag, y una arquitectura llevada al fondo de manera forzada. En el retablo
de San Vicente, se nos revela un pintor que asimila novedades como las
matizaciones de luz y el intento de captar la psicología de los personajes.
Bartolomé Bermejo, aunque de origen cordobés , desarrolla su actividad
pictórica en la corona de Aragón, primero en Zaragoza y Valencia y al final de
su vida en Barcelona. Es el primer maestro de la escuela hispano-flamenca,
hasta el extremo de pensar que se formara en Flandes cerca de Bouts. Suyas son
dos obras capitales, Santo Domingo de Silos del Prado, donde el
espectador pierde la atención de la mirada fija del santo debido a la multitud
de detalles nimios que podemos encontrar, y la Piedad del arcediano Desplá
de la catedral de Barcelona, una de sus últimas obras, donde alcanza un gran
dramatismo. Jaume Huguet (1414-1492) es el broche de oro del mejor
momento de la pintura catalana. Tras la muerte de Martorell se convierte en el
más importante pintor de Barcelona durante cuatro décadas. Sufrió una serie
crisis productiva durante la guerra civil entre la Generalitat y el rey Juan
II, que provoca un parón en las actividades económicas catalanas entre 1462 y
1472. Su estilo es ecléctico entre el internacional, flamenco y las novedades
renacentistas que llegan en esos años. Continuando con la técnica del temple
realiza el retablo de San Jorge, así como el retablo de los Santos
Abdón y Cenen de la iglesia de Santa María de Tarrasa. Destaca la
monumentalidad de las figuras y el detalle con que realiza el suelo.
11. BIBLIOGRAFÍA
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Cátedra, 1990.
BLANCA PIQUERO, Mª A., Historia del Arte de la Baja
Edad Media, Barcelona, Planeta, 1994.
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siglos XIII-XIV, Historia visual del Arte, tomo 5, Barcelona,
Vicens-Vives, 1989.
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XV, Historia visual del Arte, tomo 6, Barcelona, Vicens-Vives, 1989.
GUDIOL, J., ALCOLEA I BLANCH, S., Pintura Gótica
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I, Madrid, editorial Gredos, 1986.
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Madrid, Espasa-Calpe, 2000.
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YARZA, J., La Edad Media, Historia del Arte
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YARZA, J., Baja Edad Media. Los siglos del Gótico,
Introducción al Arte Español, Madrid, Sílex, 1992.
YARZA, J., MELERO, M., Arte Medieval II, Conocer
el Arte, tomo 5, Madrid, Historia 16, 1997.
El tema es de Cris (con pequeñas aportaciones mías)
TEMA 59 EL ARTE GÓTICO
1. Presentación:
relación con otros temas.
2. Contexto
histórico.
3. Características
generales y fundamentos estéticos.
4. Arquitectura.
5. Escultura
6. Pintura
7. Conclusión
8. Bibliografía
1. Presentación:
relación con otros temas.
·
Continuación del tema El arte del Románico
·
Temas de Historia: La Baja Edad Media en
Europa y los Reinos peninsulares en los siglos XIV y XV.
·
Antesala tema del Arte del Renacimiento.
2. Contexto
histórico.
2.1. Cronología: Europa desde ½ s.
XII hasta primer tercio S. XVI. CUIDADO: cada país tiene su evolución.
Por ej. Italia s. XV ya es Renacimiento.
2.2. Término Gótico: Vasari, Italia, s.
XVI, peyorativo, arte bárbaro contrapuesto al Renacimiento.
1. Contexto
histórico:
a. Transformaciones
$ finales de la Edad Media. Desarrollo del comercio, gremios, burguesía
(capillas), importancia de las ciudades.
b. Nacimiento
de las Universidades, cuestionan el monopolio de la cultura de la Iglesia.
c. Monarquía
autoritaria (ya no feudal)
3.Características generales y fundamentos estéticos.
3.1. Evolución del pensamiento teológico y filosófico.
- S XII traducción de Aristóteles “Sensación prima
sobre abstracción”: la clave del conocimiento está en la experiencia. Arte más
real, más imitativo, no tan abstracto como el Románico.
- Pensamiento Escolástico (mejor representante Santo
Tomás de Aquino, s XIII): armonizar razón y fe.
3.2. S. XII. Reforma Cisterciense: San Bernardo,
suprimir la decoración. Esto impulsa el avance de los elementos estructurales.
3.3. S. XIII nuevas órdenes. Franciscanos y Dominicos. Cambio de
mentalidad ligada a corriente aristotélica: Belleza como obra de dios. Germen
del pensamiento humanista. Primer síntoma de secularización, se valora la
belleza humana, cierto antropocentrismo.
3.4. S XIV Crisis económica y demográfica. Tiene reflejo
en la espiritualidad religiosa: formas más dramáticas y mundanas.
4.Arquitectura.
4.1. Orígenes
-De forma paralela en dos puntos:
-Abad Suger, abad de San Denis en la región parisina
-Orden del Cister. (Ej Monasterio de Poblet o
Santa María de Huerta Soria)
4.2. Tipología de los edificios góticos.
-Arquitectura Civil
-Relación con el creci de la burguesía urbana:
gremios, aytos, palacios, lonjas
-Arquitectura religiosa: la catedral
-Símbolo de: $ de la ciudad, casa de Dios,
sede-cátedra del obispo
-Planta basilical o de salón, cabecera macrocéfala,
con una o dos girolas con corona de capillas radiales. Carece de crucero de
brazos salientes. Como mínimo, 3 naves de igual altura y, por consiguiente,
sistema de iluminación lateral.
-La planta se divide en tramos rectangulares o
cuadrados determinados por las columnas y arcos transversales. Desde mediados
del s. XIII abrir capillas, entre los contrafuertes, gremios o cofradías.
-Alzados evolucionan:
-Alzado cuatripartito: estructurado en cuatro niveles
es utilizado en el gótico inicial (catedral de Laon). Los 4 niveles son:[] 1er
piso: arcadas o arquerías, 2º piso: tribuna, 3º piso: triforio, 4º piso:
claristorio o ventanales
-Alzado tripartito, 3 niveles, desde fines del siglo
XII. Este modelo se distinguen dos variantes, una primera que presenta el
triforio ciego y una segunda con el triforio calado. Los niveles son: 1er piso:
arquería, 2º piso: triforio, 3º piso: claristorio o ventanales.
-Alzado bipartito: desde 1300 solo dos plantas: 1er
piso: arquerías, 2º piso: claristorio o ventanales.
-Tres fachas: a los pies y en los brazos del
transceptor.
-Portadas abocinadas, arcos apuntados, gabletes,
galerías y rosetón.
4.3. Estructura arquitectónica.
-Aportes técnicos que permiten edificios esbeltos,
verticales-ascensoriales, que impresionan, alturas hasta ahora
desconocidas, edificios atectónicos (difíciles de apreciar desde el exterior).
-Menos presión, se adelgazan los muros (vano sobre
muro), se abren vanos, más luz, rosetones y vidrieras: luz coloreada y
fragmentada.
En el interior tensión entre dos impulsos: el
vertical/ascendente y el longitudinal hacia la cabecera.
-Elementos sostenidos:
a. Arcos apuntados que evolucionan: alancelados,
rebajados, carpanel, conopial, etc. Descargan mejor las presiones:
contrafuertes con arbotantes, agujas-pináculos (decoración-contrapeso), más
altura, adelgazan los muros, permite elevar la altura de las naves laterales,
más luz.
b. Bóveda de crucería que evoluciona de cuatripartita
(formeros (los laterales) más fajones (los que marcan el ritmo)), bóveda
sexpartita, bóveda de terceletes, estrelladas y de abanico (S. XV Gótico
Perpendicular, Inglaterra). Florones de madera o metal decoran las claves.
-Elementos sustentantes: pilar fasciculado con
baquetones. (Capiteles poca importancia, motivos vegetales)
4.4. Repaso por países:
a-FRANCIA (4 etapas):
-Gótico inicial (2ª mitad del S XII)
-Cabecera de Saint Denis (Abad Suger, 1144) 1ª vez
-Notre Dame París, fachada en H, herencia Románico
lombardo.
-Gótico clásico (1ª mitad del XIII)
-Bóveda tripartita, tres alturas (arcadas, triforio,
claristorio). Catedrales de Chartres, Reims, Amiens
-Gótico radiante (2ª mitad del XIII)
-Los vanos ganan. Saint Chapelle París
-Gótico flamígero (S. XV)
-Multiplica la decoración. Fachada catedral de Rouen
b-ITALIA
-Gótico religioso
-Peso de la tradición clásica.
-Arcos medio punto, ventanas más peque, ausencia de
arbotantes, menos vertical, mármoles de colores, gabletes.
-Basílica san Francisco de Asís, catedrales de Siena,
Florencia, Milán.
-Gótico civil
-Palacios toscanos: fortaleza con una torre muy alta.
Palacio signoria de Florencia, palacio de Siena.
-Palacios venecianos: más lujosos. Palacio Dux Venecia
c-INGLATERRA
-Evoluciona hacia estilo muy decorativo: gótico
perpendicular (trompas en abanico colgante) Abadía de Westminster, Capilla
colegio real de Cambridge.
d-ALEMANIA: muy compacta.
Catedral de Colonia
e-PORTUGAL
S. XV gótico manuelino con elementos mudéjares,
exhuberancia decorativa. Monasterio de los Jerónimos de Belem (Motivo soga)
f-ESPAÑA (4 etapas)
-Tardorrománico (2ª mitad S. XII)
-Bóvedas de crucería en Catedral de Zamora o Ávila
-S XIII Castilla
-Grandes catedrales: Burgos, Toledo, León (imita
modelos franceses)
-S XIV Aragón
-Arqui religiosa:
-Predominio del Císter.
-Catedral de Mallorca
-Santa María del Mar, 1378, planta de salón,
(Capillas); Modelo Ad-cuadratum (3 naves igualadas en altura, contrapuesto al
modelo Ad-Triángulum: tres naves, la central más alta formando un triángulo,
propio de catedrales castellans influidas por Francia)
-Arqui civil:
-Burguesía emergente: castillo de Bellver, palacio
real de BCN, lonja de la seda de Valencia, lonja de Palma de Mallorca (bosque de
palmeras)
-S. XV Castilla
-1ª mitad s XV: catedral de Sevilla.
-2ª mitad s XV: estilo hispano
flamenco o estilo RRCC: horror vacui de tradición musulmana, fachadas como
retablos, motivos heráldicos, yugos y flechas, conchas, puntas de diamantes,
cadenas. 2 focos:
-Foco burgalés (Juan y Simón de
Colonia: capilla del Condestable en la catedral de Burgos y cartuja de
Miraflores)
-Foco toledano (Juan Guas - San Juan
de los Reyes) y Enrique Egas (Hospital de Santa Cruz de Toledo)
5. Escultura
5.1.Temas: se humanizan los
temas religiosos y se incorporan nuevos temas: escenas evangélicas, marianas,
hagiográficas retratos, introducción elementos profanos.
Formalmente: naturalismo, expresividad
5.2.Tipos:
a-Imagen devocional exenta:
-Cristo crucificado, 3 clavos, sinuoso, expresión
dramática.
-Virgen con niño (que lo parece). Comunicación, no
virgen trono.
b-Escultura monumental en portadas:
-Esculturas más liberadas del marco, aunque figuras
con dosel y ménsula, tímpano dividido en franjas.
-Francia (primer foco de la escultura) Amiens: virgen
dorada; Reims: ángel de la sonrisa.
-Alemania: tendencia expresionista: figuras de la
catedral de Bamberg
-Sepulcros: Claus Sluter (escultor corte de Borgoña)
Pozo de Moisés, sepulcro de Felipe el atrevido.
5.3. Escultura en España:
-s XIII Burgos (Portada de Sarmental); León (Virgen
Blanca del Parteluz)
-s XIV Toledo: Puerta del reloj
-s XV Gran importancia del retablo, tallas, doradas,
Gil de Siloé: Retablo de la Cartuja de Miraflores. Sepulcros con difunto como
vivo, arrodillado en posición orante, Gil de Siloé: Sepulcro Infante don
Alfonso; Sebastián de Almonacid: el doncel de Sigüenza.
6. Pintura
–Al desaparecer el muro nuevos soportes: vidrieras,
miniaturas, tabla (trípticos, polípticos). Técnica temple y óleo (primitivos
flamencos)
-Estilo (igual escultura), evolución de lo lineal
hacia el volumen, inicio de la perspectiva.
-Fases:
-Gótico lineal o franco gótico (s XIII) Vidrieras. En
España las vidrieras de León y las miniaturas de Alfonso X el sabio.
-Trecento (s XIV) 2 escuelas:
-Florencia: Giotto, discípulo de
Cimabúe. Sensación espacial, naturalismo, escenografía, unidad psicológica de
personajes, sensación de volumen. Inicia Renacimiento en Italia. Frescos San
Fran de Asís, Capilla Scrovegni. En España Retablo de Sancho de Rojas
-Siena: Más ligado al gótico,
más bizantinizante, más plano, dorados. Simone Martini (Anunciación). Hermanos
Lorenzetti, pintura de carácter social, didáctica y alegórica. (Buen y mal
gobierno). En Espala hermanos Serra.
-Gótico internacional (Finales del
XIV-1ª mitad del XV). En las cortes francesas de Borgoña y Berry: pintura
cortesana, refinada, influida por la escuela sienesa, muy decorativa. Hermanos
Limbour, miniaturistas: Las muy ricas horas del duque de Berry.
-(OPCIONAL-RENACIMIENTO) Primitivos flamencos (S XV),
Países Bajos, ciudades, burguesía, tablas pequeñas, óleos que permiten
veladuras, realistas, retratos, paisajes, mucho detalles, perspectivas con
líneas de fuga. 3 generaciones:
- (1º m XV): Van Eyck, Robert
Camping y Van Der Weyden.
- (2ª m XV): Hugo Van Der Goes
-(Inicios XVI): El Bosco, Patinir. En
España pintura hispano-flamenca (2º m s XVI): Cataluña, Luis Dalmau: La virgen
dels consellers; Aragón, Bartolomé Bermejo: santo Domingo de Silos; Castilla,
Fernando Gallego: la piedad.
(obra anónima: la virgen de los RRCC, reúne todas las
carac de los primitiv flamencos)
7. Conclusión.
-XIX: Durante el
Romanticismo, revalorización del gótico por el gusto por lo medieval.
(Neogótico)
- Pintura- Prerrafaelitas
8.Bibliografía
-Ripoll
-Azcárate
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